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Ahí estaba Tengen, de nuevo, caminando al parque. Al área de niños en específico.

Llevaba llendo a ese lugar desde hace dos semanas. Y lo sentía tan necesario antes de llegar a su hogar.

El día que le entrego a su padre la boleta pensó que se pondría como la fiera salvaje y carnívora que era. Pero por suerte solo le dió un asentimiento afirmativo y una felicitación. Pues había pasado de 7 (7.3 en realidad) a 9 (9.5).

Recordaba lo que decía sobre las personas verdes con antenas sobre su cabeza. Y ahora creía que uno de esos alienígenas había cambiado lugar con su padre. O simplemente no le importo su esfuerzo y le dió por su lado.

¿Lo había dado por perdido y tenía más esperanzas en sus otros hermanos?

Podría ser.

Llegó a sentarse en la banca de siempre. Con el niño rubio sentado ahí como los últimos días.

-¿De nuevo solo...?-

El rubio volteo a verlo mientras sonreía.

-¡Uzui-san!-

-¿No jugaras hoy tampoco?-

-Ah...-Bajo la mirada a sus rodillas.-Es que...-

El albino hizo o mismo, se veían varias curitas unas en cima de otras.

-¿Que paso está vez?-

El rubio escondió su cara entre sus cabellos debido a que bajo más el rostro. Para evitar ver al albino a la cara.

-Uzui-san...¿Usted... Usted piensa que me veo como un inútil?-

-¿Ah?... ¿Que quieres decir?-

-No... No... Na... Nada... Mi hermano dice que tengo dos pies izquierdos... Entonces siempre estoy tropezando...- Sonrió, de forma forzada.

Los niños no saben mentir, el lo sabía bien pero no era de su incumbencia. No indagaría demás.

-¿Quieres una paleta? Hace calor y yo si quiero una...-

-¡Si! De frutas rojas...-Sonrió.

Sus dientes aniñados parecían pequeñas cuentas, blancas y brillantes.

-Es extraño que tengas los dientes cuidados, a tu edad los míos eran un desastre por los dulces que comía...-

El mayor se levantó e hizo una seña con la mano para que el rubio lo siguiera.

-Ni-san dice que si no cuido mis dientes iré a ver a Iguro-San... Y no quiero...-

-¿Iguro?...- Le sonaba bastante familiar.

-Si, da miedo y prefiero no ir con el...-

-"¿Iguro?"- Pensó.

-Y una amiga de mi hermano dice que las personas bonitas deben tener los dientes bonitos... Me ayuda a cuidar de mis dientes... Además... Solo así el hada de los dientes me dejara más monedas por lo blancos que son...-

-¿Una amiga, eh?-

-Ume-chan... Ella es bonita y espectacular... De seguro tendrá muchos novios... Ella huele a fresas, Uzui-san...-

-Ya veo... ¿Y yo?-

-¿Usted?-

-¿A qué huelo?-

-A colores...-

-¿Ah? ¿Que clase de respuesta es esa?-

-Es que, a veces huele a pintura... Y eso es oler a colores... Pero otras veces huele a caramelo de café...-

Diez añosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora