6) La Coalición se reúne por primera vez

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El restablecimiento de la Coalición liberó a Nuanliang de la gran carga que había estado abrumándola los últimos días, aunque las comunicaciones no se habían recuperado por completo. Todavía no había vuelto el suministro eléctrico, así que únicamente se había invertido energía en revivir las comunicaciones de la Coalición. La mayor de los Song coincidía con Wu Hinata y Wang Aijing: la ausencia de los Liu era una muy mala señal. Habían acordado un repartimiento más o menos igualitario de las cosas que había que hacer: los Wu seguirían indagando en la crisis energética e incorporarían a las Wang a la conversación mientras los Song intentaban contactar con los Liu. Nuanliang lo había intentado de todas las formas posibles, pero era como si Xanha entera hubiese desaparecido de la faz de Mercurio. Otra preocupación añadida era el hecho de que ninguno de sus hermanos estaba respondiendo a su llamada, ninguno cumplía con sus responsabilidades. A pesar de no ser el momento indicado, Nuanliang comenzaba a plantearse si su familia tenía algún futuro como el clan más poderoso de la plutocracia mercúrica.

Justo cuando se levantaba de su escritorio para ir a buscar a Haiying, la puerta cedió y su hermano apareció extremadamente serio. Por el sudor en su frente y la forma en la que movía el cuello supo que ocultaba algo que lo hacía sentir incómodo, pero no era tan importante como dar con los Liu. Le enseñó los datos que los Wu habían facilitado, las informaciones más recientes que se tenían sobre los Liu o sobre Xanha. Nada nuevo desde que Mercurio había perdido el suministro eléctrico, las esperanzas de tener buenas noticias rozaban lo imposible. Haiying suspiró al llevarse las manos a la nuca.

—¿Te encuentras bien?

—Sólo estoy nervioso, ya sabes cómo soy.

—Lo digo por la sangre, xieyi —dijo señalando la manga de su camisa—. ¿Qué te ha pasado? ¿Estás bien?

Haiying se miró la manga y se la sacudió contrariado. Nuanliang se sintió tremendamente incómoda, no le gustó en absoluto la expresión macabra que había visto en el rostro de su hermano, había algo que ella no podía comprender pero que le resultaba repugnantemente retorcido en él. No tenía ninguna herida, no había sido consciente de que iba manchado de sangre hasta que ella se lo había dicho. Algo le daba mala espina.

—¿¡Qué es lo que estás mirando!? —vociferó él con el rostro desencajado.

—La sangre, Hai. No hace falta que me grites.

Haiying cerró los ojos y respiró profundamente, intentando calmar su ansiedad. Cuando Nuanliang se propuso seguir preguntando, la xanshanna se iluminó. Wang Aijing estaba haciendo una llamada que Nuanliang no dudó en responder al momento, olvidando casi al instante lo incómodo que había sido aquel último minuto con su hermano.

El aspecto de Aijing era el de una chica que estaba esforzándose demasiado, a pesar de que los Wu probablemente estaban cuidándola debidamente. Aijing compartió con ella y Haiying unos códigos que había recuperado del heliopuerto de Xanha, al que había podido acceder desde el heliopuerto de Nosaka. Analizarlos llevaría su tiempo, pero con un poco de suerte arrojarían algún dato sobre el destino de aquella ciudad y de los Liu. Otra noticia importante que Aijing tenía ganas de desvelar era que las Wang ya habían restaurado sus comunicaciones con la Coalición y se produciría así una primera reunión oficial en cuestión de horas. Con toda probabilidad no daría tiempo a analizar los códigos, pero Nuanliang quería intentarlo, quizá así la primera reunión oficial de la Coalición desde el inicio de la crisis contaría con la presencia de las cuatro ciudades mercúricas. Tras colgar la llamada, Haiying copió los códigos en su huwa y abandonó el despacho de su hermana lo más rápido que pudo con tal de evitar más miradas inquisitivas, dejando a Nuanliang sola para que recibiese a alguien que llevaba ya tiempo esperando reunirse con ella.

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