11) La hegemonía de los Song se diluye en Notokyo

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La gente había resultado ser mucho más simpática de lo que habría cabido esperar inicialmente y eso mantenía a Zhang Fu de buen humor, al menos parcialmente. Vivir en el subsuelo de Mercurio era algo complejo para cualquiera y en cualquier condición, allí no funcionaban por completo los sistemas de regulación térmica que el Pentágono implantaba en las ciudades, pero vivir en el subsuelo con todo un enjambre de revolucionarios era probablemente peor. Ying Jie había resultado ser cercana y amable, incluso divertida, probablemente porque ahora no tenía que encargarse de mantenerla cautiva a todas horas. Zhang Fu ya no estaba allí a la expectativa, era una más y así se la trataba, aunque muchas personas la observaban con cierta distancia. Al parecer era cierto que Lee Zhang Fu tenía cierta fama entre los miembros de aquella organización, aunque ella no acababa de acostumbrarse a que eso implicase que se le concedieran privilegios.

Katsumi no había soltado apenas información, pero Zhang Fu había visto que se estaba preparando para llevar algo a cabo. Llevaba allí ya unos días, había podido observar lo suficiente como para aprender cómo funcionaban las cosas y las personas en aquella ratonera. Katsumi había cambiado bastante, saltaba a la vista, su irascibilidad estaba en boca de todos. Zhang Fu apenas la conocía y también se había percatado, estaba visiblemente nerviosa e irritada, nadie quería dirigirle la palabra porque se convertía automáticamente en el blanco de su furia. En ese contexto Zhang Fu había descubierto que si bien se le concedían privilegios por ser el rostro público del descontento social que había en el planeta, también tenía ciertos límites. Al principio había intentado ignorarlo, no quería inmiscuirse en los asuntos del XTPS, pero después de pasar más tiempo con ellos le había resultado imposible no sentir la curiosidad y también la molestia por no poder preguntar sin recibir un grito o un insulto por respuesta.

El tiempo allí abajo fluía de forma distinta, probablemente porque las condiciones de vida que el subsuelo podía ofrecer no tenían nada que ver con las que podían disfrutarse en la superficie, claro que la libertad que tenían allí no la conocerían jamás arriba. Para cuando Zhang Fu fue consciente de que llevaba una semana allí abajo y de que el atentado en el Parque del Yaxo era ya agua pasada, su mente estaba completamente orientada hacia la voluntad de participar junto al resto en su lucha por derribar el régimen plutocrático que, efectivo o no, impedía una equidad real entre la ciudadanía de Mercurio. Su intención era formar parte de su itinerario, ser una más y trabajar para que la organización fuese más importante y tuviese más impacto social, sólo así conseguirían lograr un cambio real. No obstante, se había topado con la reticencia de Katsumi a su actitud participativa y eso la molestaba, no conseguía comprender qué planteamiento podría llevar a aquella mujer a comportarse casi como si fuese una amenaza. Estaban juntas en el subsuelo, escondiéndose de las autoridades y trabajando por un objetivo común, pero Katsumi se resistía a permitir que Zhangfu pudiese formar parte de todos los planes, se guardaba informaciones que sólo compartía con el resto cuando ella no estaba delante y había pasado a evitarla y a no disimular su desagrado por ella. Su personalidad la alejaba de cualquier discusión, Zhangfu no discutiría con nadie porque le hiciese feos constantemente o porque tuviese mala opinión de ella, se consideraba una persona demasiado segura y ocupada como para emplear su tiempo en lo que el resto tuviese que decir de ella. Sin embargo, había algo distinto en todo aquello, no parecía que Katsumi tuviese problemas personales con ella, más bien la esquivaba como si quisiera ocultarle algo, temiendo su reacción. Ying Jie le había asegurado que Katsumi tenía un carácter peculiar, que parecía enfadada en muchas ocasiones únicamente por su expresión facial pero que no lo estaba realmente, la había intentado excusar con más argumentos de los que era capaz de inventar. Zhang Fu no se creía ni una palabra, estaba convencida de que Katsumi ocultaba algo y lo que sentía no era desprecio ni envidia, si no inseguridad y miedo a que pudiese saberse lo que tramaba.

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