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| Rata |


Todos los sirvientes fueron reunidos al pequeño salón donde se posicionaba un hermoso trono de oro puro con grabados de dragones en los lados, al igual que algunas flores que se mantenían en su estado puro gracias a magia de preservación, en el cual reposaba tranquilamente.

Mantenían sus cabezas ligeramente inclinadas hacia abajo, demostrando sumisión hacia su persona, mientras que jugaba con un anillo de gema violácea en el dedo anular de su mano derecha, regalo de su madre antes del accidente.

Accidente donde se perdieron muchas vidas del palacio Rubí, al igual que la vida de su madre; la candidata a emperatriz que provenía de Atlanta.

Ellos eran los que se encargaron de velar por su bienestar y educación cuando perdió todo lo que amaba, por ello era más considerado cuando estos cometían errores, aun así, debía imponerles castigos en ocasiones.

La mujer que lo trajo al mundo le dijo que siempre fuera gentil con las personas que se lo merecieran, así que hizo caso.

Dejo de hacer eso para apoyar sus brazos en los costados del trono para golpearlo con el dedo índice, pudo notar como algunos temblaban algo asustados por lo que fuera a hacer u ordenara.

No era ni un solo secreto el odio que tenía en contra de su progenitor y aquella mocosa que residía en el palacio Rubí.

— Así que... la hija de esa odiosa meretriz amada por el emperador se volvió una princesa imperial... —soltó al aire con aburrimiento. — ¿Alguien sabe cómo paso todo?

No soltaron ni una sola palabra, solo dieron una profunda reverencia antes de que un caballero de mirada rojiza ingresara portando un traje que solo pertenecía a los que estaban bajo su mando.

— Su alteza, príncipe Orión.

— Oh, Ash-a —sonrió apoyando su mejilla contra su mano con diversión por el modo en que se arrodilló ante su trono. — Al fin llegaste.

— Vengo a informarle todas las cosas que se sobre la noticia que está en boca de todos los Obelianos.

— ¿Uhm? Adelante.

Se levantó del suelo para cruzar sus brazos tras su espalda, manteniendo una expresión seria en todo momento, al igual que una posición firme.

— Los de la servidumbre están comentando que el emperador la nombre a la niña del palacio Rubí luego de tener un encuentro inesperado en uno de los jardines privados de su majestad.

— ¿Sorpresivo? —pregunto confundido. — ¿Solo por eso?

— Algunos dicen... que el emperador está curioso sobre ella.

Sangre dorada | Who made me a princessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora