Capítulo 2

8 4 0
                                    

      Briant entra detrás de la rectora a la oficina. La rectora toma asiento e invita a Briant a que haga lo mismo, él la obedece.
      - ¿Por qué haces esto? –pregunta la rectora refiriéndose, obviamente, a lo que estaba ocurriendo.
      - Doña Beatriz –es el nombre de la rectora-, lo que usted encontró no es mio. Alguien esta tratando de culparme de la venta de droga en este colegio, y veo que lo esta logrando. Yo le juro…
      - No me jures nada. Las evidencias apuntan a que tú eres el que esta expendiendo drogas a los estudiantes de esta institución y no puedo permitir que esta situación continúe. Es por eso que me veo en la obligación de tomar esta decisión. Estas expulsado.
      - ¿Qué? Usted no puede hacerme esto.
      - Si puedo hacerlo. Deberías estar agradecido por no llevar este caso a la policía, porque eso es justo lo que debería hacer. No lo hago porque te tengo gran estima. Además durante el tiempo que estuviste aquí, fuiste un gran estudiante, y bueno, tú también eres humano y como todos, cometiste un error. Pero todo el mundo tiene derecho a las segundas oportunidades y yo te quiero dar una nueva oportunidad para que hagas las cosas bien. Yo sé que tu no tienes la mejor situación económica pero existen otras maneras de conseguir dinero y legalmente.
      - ¿Usted me esta juzgando por mi clase social? –Reprocha indignado- ¿Usted cree que el hecho de que yo no sea multimillonario, me va a llevar a cometer actos delictivos? Yo podre no tener dinero como todos los demás que están en este colegio, pero tendría yo que estar muy lleno de problemas para hacer algo así.
      - No quise que te sintieras ofendido.
      - Entonces debería pensar muy bien lo que va a decir para no ofender a las otras personas. Yo agradezco todas las enseñanzas que me brindaron durante el tiempo que estuve aquí, pero me tengo que ir ¿no? Estoy expulsado.
      - Por favor entiende que yo debo…
      - No tiene que darme explicaciones, pero tenga en cuenta que con mi salida del colegio, las cosas no van a cambiar porque el verdadero criminal sigue aquí dentro.
      - Si es así ¿Quién es?
      - Es… -se detiene a pensar si debería contar lo que sabe sobre Jorge o si debería callárselo- Que importa quien sea. Usted no podría hacer nada contra él, porque él siempre hace lo que quiere, donde quiere y cuando quiere sin tener consecuencias. Ya no le quito más su tiempo, me retiro.
      Dicho esto toma su bolso y sale de allí. En su recorrido hacia la puerta de salida, observa todo a su alrededor y no puede evitar sentir una gran tristeza. Lo que tanto le había costado conseguir, le era arrebatado en solo un momento, y todo por culpa de un engreído que no podía aceptar que alguien “inferior” a él, fuera mejor en las cosas que hacia. Siguió caminando y observaba cada lugar, cada detalle del colegio en donde vivió una o más experiencias bonitas. Cuando pasaba por el salón de música, se detuvo a observarlo a través de la ventana. Las clases de música era una de sus favoritas. A esa hora, lo normal es que este salón se encontrara vacío, pero allí dentro se encontraba una pareja de jóvenes que se besaban muy apasionadamente. Briant pudo haber continuado sin darle importancia a lo que había visto, pero lo que veía si era importante para él. No podía creer lo que sus ojos estaban presenciando, uno de esos jóvenes era Jorge y la chica con la cual se besaba era Claudia. Su mundo se derrumbo por completo. Nunca pensó que Claudia fuera capaz de engañarlo. Quiso correr y alejarse de ese lugar pero decidió entrar y enfrentar a Claudia. Quería que le diera una explicación, quería que ella le dijera que todo era un malentendido, que Jorge la obligaba a estar con él pero Briant en el fondo sabia que eso no era más que vanas ilusiones. Él sabía perfectamente que Claudia estaba con Jorge porque quería.
      - ¿Qué carajo? –exclamó Jorge al sentir que alguien entraba al salón. Al ver que era Briant su expresión de sorpresa cambio a una risa burlesca- Pero miren nada más a quien tenemos aquí, al mismísimo Briant.
      - Claudia –habla Briant mientras observa el rostro sorprendido de ella- ¿Qué estas haciendo?
      - No es lo que estas pensan… -comienza a hablar Claudia pero es interrumpida por la voz furiosa de Briant.
      - ¿Qué no es lo que estoy pensando? No seas cínica, esta más que claro que tú me has estado engañando. Y lo peor de todo, ¡CON JORGE!
      - Por favor, déjame explicarte…
      - ¡Aquí no hay nada que explicar porque todo esta muy claro! Yo no creí que tú fueras así. Me decepcionas. 
Briant camina con rapidez con la intención de salir de ahí lo más pronto posible mientras las lágrimas comienzan a rodar por sus mejillas. Pero se detiene al oír las palabras de Claudia.
      - ¿Qué yo te decepciono? Tú eres quien me ha decepcionado. Tanto que acusabas a Jorge de ser lo peor que hay en el mundo, diciendo que era un engreído y un criminal, y quien resulto ser todo eso fuiste tú ¿Crees que no me entere de lo que sucedió? Que falso fuiste todo este tiempo.
      - A mi me estas juzgando por lo primero que escuchas decir y me parece que es muy injusto, porque a quien realmente deberías juzgar es a él –señala a Jorge-. Deberías tener mas cuidado y analizar mejor a las personas con las que te involucras, porque él no es quien aparentar ser. Espero que algún día descubras la verdad y para cuando llegue ese momento, yo solo espero que no sea demasiado tarde.
      Sin decir nada más, Briant sale rápidamente de allí y en cuestión de segundos ya esta afuera del colegio. Corre por las calles sin prestar atención a los reproches de las personas con las que choca. De sus ojos brotan lágrimas que recorren sus mejillas. Su corazón partido en mil pedazos. Ha tenido un día terrible. Piensa que su día no podría empeorar, pero realmente si. A las afueras de su casa lo esperan dos hombres altos y fornidos, cada uno lleva tatuado en su brazo derecho la figura de un cráneo humano. Estas personas no son desconocidas para Briant. Ya las ha visto –Braulio y Adrián son sus nombres-, y en varias ocasiones lo habían ido a buscar para cobrarle una deuda que meses atrás había adquirido en un momento bastante difícil y no le había quedado más remedio que acudir a esta gente. Era la única opción que tenia en ese momento, ya que la tienda en la que trabajaba, últimamente no había generado muchas ganancias, y en un banco no le realizarían el préstamo.
      - Parece que no has tenido un buen día –habló Braulio-. ¿Puedo saber lo que le pasa?
      - Eso a usted no le importa. –responde Briant de mal humor.
      - Uno trata de ser amable y los clientes se ponen agresivos.
      - ¿Qué es lo que quieren?
      - Tú ya sabes. Queremos el dinero que nos debes.
      - No tengo el dinero. –trata de pasar a su casa pero Adrián se pone frente a él, evitando que pase.
      - El jefe ya se esta cansando de oír siempre la misma respuesta. Así que desde ahora las cosas van a cambiar. Nos pagas el dinero o tu pequeña hermana va a sufrir las consecuencias.
      - Si le llegas a hacer algo, te juro que…
      - ¿Qué vas a hacer? ¿Golpearme, matarme? –Saca el arma y la pone en la frente de Briant- ¿Qué vas a hacer? Dime –al no recibir ningún reproche, baja el arma y la guarda-. Un mes. Solo un mes para que consigas el dinero y es la última oportunidad.
      Braulio y Adrián, se van dejando solo a Briant, con más problemas de los que ya tenía.  Ingresa a su casa, entrando directamente a su cuarto. La casa es pequeña. Contiene dos habitaciones, un baño y la cocina. En la pequeña sala se ubica una mesa que sirve de comedor, con dos sillas a sus costados. Cuando Briant entra a la casa, la encuentra sola. Su hermana a esas horas tiene clases. Estando en su cuarto, tira su bolso a una esquina. Llora sin consuelo preguntándose repetidamente “¿Qué he hecho para merecer esto?”

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 24, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Legión Anónima ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora