NUEVA VICTIMA

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Dia lluvioso en Forks, otro tan aburrido como de costumbre, transcurrieron las horas del dia; todos haciendo sus rutinas, no había nada nuevo por hacer u observar mas que la lluvia caer, en la gasolinera del lugar una dependienta joven de 18 años cabello castaño y piel morena, se apresuraba a rellenar las maquinas de refresco, antes de que su turno terminara, aun le faltaba rellenar la maquina de hotdogs y hacer su corte, antes de correr para alcanzar el ultimo transporte de la noche. Enfrascada en su labor no se percato que del automóvil Volkswagen aparcado en la lateral del la carretera un hombre la observaba.

Paso hora y media para cuando Gabriela Rodríguez salió de su turno, despidiéndose amablemente de Rosy su compañera; "Nos vemos mañana Rosy, que tengas lindo turno", salió y se coloco los audífonos, quedando absorta del mundo exterior, camino dos cuadras a la parada del transporte en plena oscuridad, solo las luces de las escasas lamparas le alumbraban el sendero, un hombre bajo del automóvil y siguió a la chica a una distancia prudencial, una vez en la parada, Gabriela tomo asiento sin darle mas importancia al hombre que un minuto después llego y tomo asiento cerca de ella.

Gabriela levanto la mirada, y le dedico una sonrisa dándole las buenas noches en el acto, ella quería ser amigable, pensaba que siendo asi evitaría que alguien pudiera hacerle daño.

De pronto el jovencito se acerco y le dijo;

-Hola Zorrita, tu te vienes conmigo te voy a enseñar lo que vales.-Inyectándole en el cuello una sustancia que de inmediato hizo que la chica se desmayara.

Al mismo tiempo el vehículo que se había acercado a la parada con las luces apagadas para no llamar la atención se estaciono, bajando del coche un hombre maduro  ayudando al joven con la chica, para llevarla al maletero.

-El abuelo estará contento, esta es de su gusto!

-Lo se, asi dejara de fastidiarnos un rato hasta que se canse de ella.

-Lo se, el es intenso padre!.-Papa no quiero que me obligue a matar a Peggy.

-Ya te he dicho que no te puedes apegar a tus juguetes, si lo haces nos desharemos de ella.

-No me apego a esa perra, pero es la madre de mi hija, y ella es muy pequeña, aun la necesita.- solo un poco mas papa... decía el adolescente con tristeza en su voz.

-Esta bien, hare lo que pueda, pero no te prometo nada, y no demuestres interés por que sabes lo que pasara.

-Lo se!.-Papa que pasara con mi hija? Ella también es mujer, crees que el abuelo quiera matarla como a estas perras?

-Noo, ella es una Wallace ella no será como estas mujerzuelas.- Lo dijo el hombre maduro en un tono no muy convencido.

-Es que el abuelo odia a todas las mujeres, aun no olvido como se decepciono de mi cuando nació la niña, me dijo que ni eso podía hacer bien.

-Tranquilo hijo, no le pasara nada a mi nieta.

Continuaron el camino en silencio hasta llegar a la mansión Wallace del otro lado de la montaña que colinda con las ciudades de FORKS-NEAH BAY-PORT ANGELS y vecina de TACOMA, se adentraron en el garaje y sacaron el cuerpo llevándolo al sótano y caminando el largo pasillo arrastrándola con el carrito que tenían con ese propósito.

Ingresaron a las instalaciones de tortura; 6 habitaciones 5 de ellas con ocupantes y llegaba la huésped numero 6, ellos capturaban mujeres y jugaban con ellas hasta que se cansaban y las cambian por otras nuevas, asi era el juego.

Tanto el Hombre maduro como el adolescente tenían a sus dos juguetes con ellos y ya tenían tiempo, las disfrutaban de verdad, sobre todo el adolescente quien había desarrollado un apego por la adolescente de la habitación numero 5 Peggy Beattie, tenia tiempo que las torturas a la chica ya no eran sádicas, trataba de lastimarla lo menos posible, y habían tenido una pequeña nena, que había heredado la tez blanca de su madre asi como sus ojos azules y el color castaño del pelo de su padre, la niña era un amor tenia solo 3 añitos y estaba siendo criada por tres asesinos y una madre cautiva, la niña parecía un animalito salvaje sucia y mal vestida y alimentada, era un milagro que no hubiera enfermado.

-Vaya hasta que llegaron, tardan demasiado! Es una pena que ya no pueda salir yo de cacería, este maldito cuerpo que ya me falla. Haber tu amárrala al potro.- decía mientras tomaba una pastilla acompañada del vaso de wisky que rara vez abandonaba su mano. - Esta vez trajeron algo bueno... vamos a ver de que estas hecha zorra asquerosa.- escupio el hombre.

Los otros dos se limitaron a hacer el ritual, amarraron a la mujer dejándola desnuda, le acercaron al anciano todos los objetos de sodomía que tenían y el viejo empezó a divertirse, primero azotando con una fusta el cuerpo de la mujer que ante el dolor y traumatismo que sufría su carne despertó en un sobresalto, solo para horrorizarse de lo que estaba pasándole. Sus ojos se llenaron de llanto, su mirada suplicaba por ayuda a los hombres que solo observaban mientras sus gemidos de dolor retumbaban en aquel horrible sótano, el viejo violo a la mujer con objetos denigrantes y flagelo su piel, cuando el medicamento hizo efecto se desabrocho el pantalón y penetro sin miramientos a la chica quien en ese momento se había rendido a su realidad, ella sabia lo que le esperaba y en su ultimo suspiro de dignidad dejo de quejarse, dejo se hacer ruido, se dio cuenta que su dolor excitaba al animal que tenia pegado a ella, y en su enorme valentía guardo silencio. Cuando el viejo animal se dio cuenta, y su lívido empezó a flaquear, golpeo a la mujer quien no grito, volvió a golpearla y ella le devolvió una mirada retadora y llena de odio, pero también de satisfacción, ese animal no conseguiría de ella lo que el quería, dominarla, sobajarla, humillarla...podría tomar su vida pero nunca su dignidad. Asi en sus desesperación y anhelando correrse por placer el hombre salió de ella, agachándose y tomando las bragas de la mujer, ingresándola en su boca, volvió a penetrarla con salvajismo y cerro sus ojos a la vez que con su mano apretaba la nariz y boca de Gabriela, esta mujer no seria un juguete, solo una victima mas, asi fue... mientras Gabriela dio su ultimo espasmos de vida, el asesinos desgraciado se derramaba dentro de su cuerpo ya sin vida.

-Llévense a esta perra de aquí, quiero que la entierres  el camino de Forks, quiero contemplar su tumba desde la ventada de la biblioteca. Toma dejaran este nota en el cuerpo, con su respectiva pieza de rompecabezas.

-Si padre!

Desataron a la chica, subieron su cuerpo al carrito y salieron de ahí con ella detrás del anciano que agotado se iba a descansar y dejando a una madre con su hija cantándole bajito al oído para que la criatura no escuchara los horrores que se vivían en ese sótano del infierno.

Subieron el cuerpo a la camioneta y salieron rumbo a la conocida montaña, una vez que enterraron el cuerpo lejos de su cementerio, ambos hombres voltearon al sur de la montaña solo para contemplar a lo lejos la silueta de la mansión, de donde una lampara encendió y apago en señal de satisfacción, desde esa ventana el anciano veía a sus socios terminar el trabajo que el por su edad ya no podía.

GREEN AND BLUEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora