Capítulo 11

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El chillido los puso a todos alerta, Takemichi estaba protegido por los cuerpos de todos ellos, pero no se sentía seguro.

Mikey vio a lo lejos la acción de Takemichi y curioso se acercó, Angry tenía abrazado a la sirena mientras Kazutora y Baji estaban delante de ellos en modo de defensa y ala par Draken y Hanma También.

Curioso se acercó —¿Que está pasando? — pregunto Mikey

Takemichi estaba temblando del miedo, sabía que ellos no podían ayudarlo, escuchar la voz de Mikey le dió seguridad y lo busco con la mirada detrás de Kisaki quien se encogió de hombros ante la pregunta.

—No lo sé — se hizo el desentendido el Tetta

Takemichi salió de los brazos de Angry buscando la seguridad en el rubio de ojos negros, el había besado su alma, y si lo hizo fue porque lo quería, o eso era en la mente de Takemichi.

Cerró los ojos para pasar por un lado de Kisaki, enfrentó el miedo que representaba Kisaki para poder abrazar al Sano y esconderse en su pecho temblando de miedo.

Mikey no negaría que eso le sorprendió de sobre manera, la nariz de Takemichi busco el olor corporal de Mikey, para intentar calmar la angustia, olfateo el pecho llegando al cuello dónde dejo descansar su cabeza enterrando su nariz.

Mikey estaba sonrojado la acción lo tomo desprevenido y los chicos lo miraban celosos de no ser ellos quienes tuvieran a Takemichi abrazándolo con tanta fuerza.

Mikey miro alrededor buscando una respuesta que no obtuvo, más que la sonrisa del Tetta, quien creyó que el líder de la toman había caído en el encanto de la sirena.

Jalo a Hanma para marcharse, estaba satisfecho con los resultados, aunque había alguien que no le hizo ni puta gracia la situación.

—Ese pajarillo no podía tocar a su jefe de esa manera, cuando ni el que era su perro más leal podía.

Mikey poso sus manos en el cabello negro dando palmaditas pero Takemichi se negaba a soltarlo, seguía con miedo y el Sano le daba seguridad.

Así que Mikey se llevó a Takemichi a su oficina dónde hizo sus actividades diarias con el pajarillo en su regaso.

Cuando la junta comenzó, el silencio empezó se miraron todos los ejecutivos entre ellos, pero ninguno hablo de la garrapata que tenía Mikey.

Takemichi estaba abrazo al Sano del cuello y sus piernas de la cintura, mientras su rostro seguía en el cuello.

Mikey se dejó caer en una de las sillas mientras escuchaba a sus subordinados hablar, Takemichi se acomodo en el pecho de Mikey cuando se sentó de forma más cómoda para el pero no despegó su rostro del cuello y siguió aspirando el dulce olor.

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El día había Sido interesante para Mikey, de pasar a ser temido, paso a ser refugio de Takemichi.

Ahora el pajarillo se encontraba en su habitación sin querer despegarse

—Takemichi me tengo que ir — hablo Mikey tocando suavemente los hombros del de cabellos negros —Los chicos estarán aquí contigo — informo

Takemichi tenía miedo, la sensación de seguridad que había forjado en esos días desapareció al ver al Tetta —¿Puedo quedarme aquí?— pregunto

Mikey no sabía que pasaba por la cabeza del Hanagaki pero acepto, se adentro al baño para darse una ducha.

Takemichi busco el lugar donde el olor de Mikey se concentraba más, que era la enorme cama, pero no era suficiente busco las prendas que había usado en el día, pero esas se mezclaron con su propio olor, mordió sus labios tenía miedo y quería seguridad.

Encontró un cajon con ropa de Manjiro, la tomo toda y la regó en la cama, se acomo entre las prendas haciendo que estás lo abrigaran y empapará con el olor que ahora era seguridad para el.

Mikey seco su cabello con la toalla —Si tienes hambre puedes decirle a....— la imagen que se presentó ante el fue irreal.

Takemichi estaba en su cama con todas sus camisas regadas por la cama parecía las mismas prendas lo abrazaban y envolvían.

No sabía que sentir al respecto ni tampoco el porque lo asia, pero el pajarillo ahora estaba dormido algunas plumas estaban sobre la ropa pero eran muy pocas.


Sonrió al menos ya estaba tranquilo, Kazutora y Baji custodiaban su puerta en lo que él iba con Draken a ver el nuevo bar.

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S

u rey había salido así que esto le daba la oportunidad de deshacerse de la nueva perra, entro con sigilo por la ventana, encontrando a la pequeña puta en la cama entre un montón de ropa.

Los pájaros-sirena tenían un sentido que les indicaba si estaban en peligro, en cuando Sanzu entro por la ventana, el pajarillo abrió los ojos, se acurrucó en la ropa.

El silbido fue tenue muy bajo, apenas susceptible para el oído humano, aumentando de a poco.

Takemichi no sabía si alguien custodiaba su puerta por lo cual tenía que hechizar al intruso.

El canto fue subiendo de apoco, la melodía se colo en los oídos del pelirosa que volteo asustado buscando de dónde venía el sonido.

La cana en sus manos se balanceo, Sanzu estaba seguro que no estaba tan drogado para comenzar a alucinar.

El canto se hizo más alto, llenando al pelirosa de un sentimiento que no sabía que era, pero ahora podía saber de dónde venía, miro la cama la cual se  empezó a bañar de plumas.

El cuerpo recostado se incorporó y los ojos azules lo miraron, y Sanzu miro la cosa más hermosa y preciosa del mundo, las sensaciones que esa voz le daban eran mejor que cualquier puta droga y sonrió desquiciado, ahora solo quería poseerla.

Takemichi tembló del miedo que la mirada del pelirrosa le mando, ahora sentía que sería devorado chillo tan alto cuando quedó debajo de Sanzu.

La puerta se abrió de una patada armados estaban Kazutora y Baji, el de cabellos largos no pregunto simplemente apunto y disparo en el hombro del kricoso pero eso no le importo al pelirrosa que escondió su cara en el cuello de Takemichi.

Si Sanzu tuviera cola y orejas de perro se parecería a esos cachorros amenazadores que solo quieren mimos y nadie se los da por lo aterradores que son.

Cuando Takemichi se dió cuenta que no sería lastimado, hablo —No le hagan daño— pidió

Sanzu aún estaba sobre el pajarillo restregando su cara en el cuello de Takemichi, el cual le dió palmaditas.

Sintió su mano húmeda, la miro aunque por la oscuridad no distinguía el olor a metal se sintió.

—Sangre, estás sangrando — dijo empujando ligeramente al hombre para sentarlo, tomo una de sus plumas susurró unas estrofas y beso el hombro de Sanzu

Aún con sus labios en el hombro miro los ojos del pelirrosa el cual estaba sonrojado —Ahora estás bien— murmuró con una tierna sonrisa

El disparo se escuchó de nuevo Takemichi volteo asustado para ver Baji con la pistola en su hombro.

Sonriendo como estúpido —Tora no lo hagas — estiró su mano evitando que se hicieran daño

—Yo también quiero amor de Michi— se quejo el Hanemiya

Exótico (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora