- Puedes porfavor dejar de lado tu odio y ver mas allá, verme a mi.
- No se quien esta mas jodido soldado, tu que traicionas a tu gente, o yo olvidandome a que vine. Lo siento, pero me quitaron algo importante, debo devolverles la moneda.
- Puedes...
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Admiro en completo silencio el paisaje frente a ella, la lluvia caia con fuerza en aquella tormenta furiosa, escuchaba las gotas caer contra la tierra húmeda. Llevaba mucho tiempo ahí, quieta, tal vez petrificada.
— Edith cielo, estas muy tensa.— Cerro sus ojos al escuchar la voz de Hilda en su mente. — ¿Que te tiene tan pensativa cielo?
— ¿Es correcto hacer esto Hilda?
Ella se giro a la mujer que consideraba como su madre, esta la miro sin saber a que se refería, entonces Edith apunto con su mano donde estaban sus hermanas y las demas chicas alimentandose de aquella pequeña aldea qué encontraron.
— ¿Piensas que no es correcto?— Hilda la miro esperando su respuesta. Edith suspiro mirando a sus hermanassin saber que responder, la verdad estaba confundida, con todo, su naturalidad, sus acciones, todo se lo cuestionaba— Es nuestra naturaleza, asi como los animales carnívoros comen a sus presas, o como las arañas atrapan a las moscas, como los mismos humanos cazan animales, es lo que somos. Somos monstruos Edith, es nuestra naturaleza dañar, lastimar, matar.
—¿Solo somos eso?
Edith abrio sus ojos volviendo a su realidad. la palabra se repetia en su cabeza una y otra vez, no entendia porque es que ahora le comenzaba a atormentar aquello, hace siglos habia aceptado su naturaleza, y nunca le molesto. Pero cada vez que intentaba alimentarse su rostro se le venia a la mente. Sus ojos dorados que transmitían tanta calma le ayudaban a calmar su sed.
Los días seguían pasando, como si el tiempo nunca se detuviese pero ella seguía estancada. Siguió contando los días, cada salida de sol, cada amanecer, cada noche. En soledad, pensativa, absorta en sus recuerdos, en su pasado, en su antigua vida y en el presente, en sus hermanas, y por sobre todo en él, con cada salida del sol, ella poco a poco pensaba mas en él, aquel soldado que tanto le confundía, cada día pensaba menos en Victoria, en Anne, en su pasado, y cada día el venia a su mente, su rostro, su voz suave, su voz calmada, sus ojos dorados observándole con anhelo.
Estaba deseando estar con el, necesitaba verlo otra vez.
— Así que esto es tener un compañero...
Murmuro viendo como la lluvia poco a poco se calmaba y salía el sol provocando que su piel comenzase a brillar con intensidad.
Bella respiro tan profundo que su pecho se inflo por completo tratando de que así calmaría sus nervios. Sus ojos fueron al centro donde todos esperaban su entrada, sus manos temblaron por los nervios, la ansiedad.
—¿Estas Lista?
Charlie miro a su hija, bella soltó un suspiro, dio un ultimo respiro largo y asintió hacia su padre.
