- Puedes porfavor dejar de lado tu odio y ver mas allá, verme a mi.
- No se quien esta mas jodido soldado, tu que traicionas a tu gente, o yo olvidandome a que vine. Lo siento, pero me quitaron algo importante, debo devolverles la moneda.
- Puedes...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
🔥
Tenia dieciséis años cuando le pidió a Hilda convertirla como a su hermana Anne. Sus hermanas querían esperar un poco mas, Edith aun era muy joven, y Hilda pensaba que tener una apariencia tan juvenil no ayudaría a Edith en un futuro, ser joven mucho tiempo llamaría mucho la atención.
La juventud era lo que mas se había potenciado luego de su transformación, su rostro hermoso había llamado tanto la atención para todo hombre, Edith era hermosa, sus hebras rojizas resaltaban su pálido rostro y sus enormes ojos rojos hacían parecer como dos hermosos rubís, era una muñeca.
En su mejor época Edith logro asesinar a cientos de hombres que se sintieron atraídos por su belleza. Cuando se aburría ella iba a los burdeles de las ciudades y fingía ser una hija de alguna prostituta, su apariencia joven atrajo a muchos hombres que luego se lamentaron. Mato a muchos, demasiados, nunca lo dijo en voz alta pero esa época roja como ella le llamo era una venganza, un desahogo para aquel padre que nunca le quiso, y aquellos hombres que lastimaron a sus hermanas. Sentía un odio al genero masculino sin darse cuenta.
Pero existio una vez, una sola vez que ese odio por un instante desapareció y tuvo misericordia, solo una vez.
Era 1610, en un pueblo pequeño en inglaterra, Hilda habia ido a cazar fuera de la zona, Anne y Victoria por su parte estaban cazando en el pueblo siguiente. Edith habia encontrado un burdel no muy lejos del centro del pueblo y bajo la oscuridad de la noche y el gran gentio dentro del burdel logro hacerse pasar por una Prostituta. Su apetito esa noche era poca, realmente nunca tuvo un apetito voraz a comparación de Victoria, no recuerda cuando fue que comenzo a solo alimentarse de personas con un aroma mas atrayente pero lo hizo, un mal habito, lo había llamado Anne a su peculiar alimentación.
Recuerda ver a varios hombres borrachos y a mujeres fingiendo una sonrisa aunque sabia que cada una de ellas prefería morir a atender a esos asquerosos hombres. Sus ojos recorriendo el salon inundado en tabaco, alcohol y sudor, un asqueroso aroma a sangre contaminada como ella le llamaba a los que bebían alcohol y arruinaban su sangre. Su cabello estaba bien peinado y brillante, era como un foco entre tantas damas, y su vestido inflado verdoso con joyas en su cuello y muñecas, se le habían acercado varios hombres deseosos pero esa noche ella buscaba alguien especial para alimentarse.
Nunca pensó encontrar mas que eso. Pero lo hizo, en un mundo donde solo existía la maldad para ella apareció una pizca de luz que hace muchos años no veía.
— Oye tu, la de verde — Se giro elegantemente viendo a dos hombres, uno mas anciano, tenia la cara roja posiblemente por lo borracho que estaba, su ropa un desastre y en sus manos una pequeña bolsa que agitaba haciéndole saber que tenia monedas— Ve y divierte a mi amigo.
Golpeo la espalda del otro hombre, mas joven que el, con barba y cabello castaño, y unos ojos marrones. Este se negaba una y otra vez pero bajo las insistencias del anciano termino aceptando, Edith sonrió en cuanto sintió el aroma del hombre cuando se movió hacia ella y se lo llevo a las habitaciones privadas.
