- Puedes porfavor dejar de lado tu odio y ver mas allá, verme a mi.
- No se quien esta mas jodido soldado, tu que traicionas a tu gente, o yo olvidandome a que vine. Lo siento, pero me quitaron algo importante, debo devolverles la moneda.
- Puedes...
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Habían pasado solo cuatro días y cada vez llegaban más neófitos al escondite, esto no era un simple grupo como antes se veía, era un batallón de neófitos. Riley les daba un discurso de que se preparasen para la batalla y repartiendo la blusa de la humana a todos, Riley había hablado con todos los neófitos explicándole el peligro que había fuera y que unos vampiros iban a por todos ellos para asesinarlos, explico que ellos tenían dones que manipulaban a la gente y que debían proteger sus mentes.
Riley convenció a todos de combatir contra el clan que quería la extinción de todos. Mintiéndoles, engañándolos.
—Han atraído demasiado la atención.
Demetri miro a Jane.
—Igual que nuestra inacción. Temo que pueda cuestionarse la efectividad de los Vulturi .
—Dejalos.
Ordeno Jane sonriendo en dirección a los neófitos. Félix se giro. —Quizás deberíamos consultarlo con Aro —el cuerpo de Félix se retorció sintiendo el don de Jane en el. La rubia hizo una mueca viendolo.
—Sus decisiones han sido vistas—Dejo de usar su don en Felix que cayo al suelo adolorido. —Yo voy a decidirlo.
—Decide entonces, hermana. Es hora
Alec miro a su hermana que se giraba hacia los neófitos.
—Asi es. —Sonrió —O dejamos que hagan eso para lo cual fueron creados, o acabamos con ellos. Decisiones, Decisiones.
Riley fruncio el ceño y se giro viendo hacia el edificio que estaba aun lado extrañado.
Aunque el enfrentamiento estaba cerca Edith no pensaba en ello. Desde que vio nuevamente al rubio no pudo detener esos sentimientos, no había un segundo en que no pensara en ese vampiro, y como lo odiaba porque ese sentimiento dentro de ella era algo extraño, algo que no se sentia bien, porque nunca antes lo había sentido y no le encontraba explicación a ello, era ajeno a ella, era incomodo, era invasivo, se sentía raro porque no se sentía propio, como si le hubieran implantado eso en su pecho a la fuerza.
— ¿Todo bien?
Edith se giro viendo a Victoria.
— Si.
— Pues no lo parece.— La mayor camino hacia ella de brazos cruzados— Has estado actuando rara estos últimos días.
— No es nada.
Victoria no le creyo pero no quiso seguir interrogandola. Solo se acerco mas a ella tomando su mano.
