- Puedes porfavor dejar de lado tu odio y ver mas allá, verme a mi.
- No se quien esta mas jodido soldado, tu que traicionas a tu gente, o yo olvidandome a que vine. Lo siento, pero me quitaron algo importante, debo devolverles la moneda.
- Puedes...
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— Por favor Cuídate.
— Soldado, solo voy por unas cuantas horas
— Ya lo se
Jasper beso su frente y dio una última caricia en su mejilla, Edith le sonrio para aliviar su preocupación y luego se inclinó hacia el besando sus labios tomandose su tiempo antes de girarse y irse.
— Estara bien Jas, Eleazar le dijo a Carlisle que le avisara cuando llegue y que la cuidara.
— Lo se, Solo.. me es imposible sentirme preocupado de que no regrese.
— Edith no te haría eso.
Aseguro Alice en regaño a su hermano por su pensamiento, Jasper sonrio al ver como su hermana defendía a su pareja.
— Tienes razón
— Claro que la tengo, ya deja de exagerar solo fue a visitar a Irina
Jasper sonrio asintiendo levemente. Edith corrio todo el camino hacia donde estaba la residencia de los Denali, recordaba el camino, era el mismo camino que recorrió cuando fue en busca de Laurent. Se detuvo a unos metros en la nieve cuando vio esa hermosa casa similar a la de los Cullen, la puerta de esta fue rápidamente abierta y en un segundo tenia a Irina frente de ella con una sonrisa alegre.
Cuando Edith pregunto por Irina a los Cullen estos le dijeron que la Denali era alguien fuerte que era una mujer con una mirada potente y poderosa. Pero Edith nunca vio en Irina aquella mujer descrita, esos ojos potentes y serios nunca se mostraron ante ella, al contrario, Irina siempre le sonreía con alegría y en sus ojos se reflejaba cariño.
Edith lo sabia, sabia que ese cariño hacia ella era la necesidad de aferrarse a lo unico que le recordaba de Laurent. Y lo entendía a la perfección, tanto, que no deseaba quitárselo, porque de tener algo a lo que aferrarse que le recordase a sus hermanas lo haria.
— No sabes cuanto me alegra que hayas venido.
Irina la abrazo con suavidad, Edith suspiro y devolvió el abrazo que se prolongo mas tiempo, Ambas chicas estaban sufriendo un luto, aun con el tiempo seguian sufriendolo, porque perdieron algo importante, y aunque no lo hablasen, se consolaban la una a la otra con su sola presencia.
Para Irina, Edith le hacia recordar a Laurent con su presencia, y Irina era la viva imagen de Anne para Edith.
— Ven, te quiero presentar a mis hermanas correctamente.
La pelirroja asintio y Irina sonrio alegre. Ambas chicas entraron en la casa bien decorada y prolijamente ordenada, dentro esperaban aquellas dos mujeres similares a Irina en cabello y belleza con el caracteristico color de ojos, en compañía de una mujer castaña de piel oliva, y un hombre alto de cabello marron oscuro, los Denali le observaban con media sonrisa amables y educados.
