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Y para la siguiente semana del primer mamá, ambos esperaron el "pa-pá" ansiosamente. —Oh, ¿Dónde está James?—Steve se movió hacia un lado del espejo del baño, y saltó nuevamente frente a él con el niño en brazos—¡Ahí está!—el pequeño soltó una carcajada y Natasha sonrió desde su dormitorio mientras escuchaba aquello, así que caminó para colocarse en el marco de la puerta y ver eso.

Si hacía medio año le hubieran dicho que iba a terminar con Steve Rogers, en un motor-home, siendo ambos padre de un niño, posiblemente hubiera ignorado tal cosa, pero ahora se sentía tan vacío pensar que podía dejar de tenerlo en algún momento. Se sentía muy feliz con ambos chicos, y definitivamente Steve había traído sonrisas en ambos.

—Ahora que mamá está lista, podemos ir a pasear.

—Solo si no salen corriendo—advirtió señalando a Steve, pero solo le regaló una pura sonrisa que Nat evitó mirar por mucho tiempo. Salieron caminando, y como usualmente, el camino fue en silencio de no ser porque Steve amaba hablarle al pequeño.

(...)

Natasha se encontraba golpeando a Steve, y no de forma figurativa ni metafórica, si no literal. Estaban fuera en el campo, y el pequeño James dormía sobre mantas cubierto por el frío.

—Bien, basta—Steve se dejó caer al piso al enredarse con las piernas de Natasha mientras practicaban, para no perder la práctica.

—Asustado.

Steve alzó una ceja divertido y Nat tomó un vaso de agua, para rellenarlo y tendérselo a él quien le dio un leve sorbo.—Sigue durmiendo—movió su cabeza en dirección a James.

—Así debe ser. Sabes que esa verdura que he traído al parecer le cayó mal—hizo una mueca mientras dejaba caer sus hombros y continuaba observándolo.—¿Crees que sea alérgico a algo?

Steve supo lo que esos pensamientos significaban—Nat, James es un bebé muy sano, lo tiene todo. Está bien, solo le ha dolido el estómago y está durmiendo.

—Me importa mucho—confesó en un murmuro.

—Lo sé, a mi también.

Nat se giró para mirarlo—¿A veces deseas irte nuevamente?—aquella pregunta lo tomó por desprevenido a Steve.

—Estoy muy agradecido de haberme quedado y que me hayas dado un lugar en todo—Steve sonrió hacia ella, pero hacía días que notaba como Nat no sostenía demasiado la mirada en sus ojos. ¿Había dicho algo que no debía?

—Da igual, eres el mejor padre—la pelirroja movió sus cabellos sueltos.—Iré por una ducha—aseguró colocando su mano en el hombro de Steve para volver a entrar. Él solamente caminó junto al pequeño dormido y se sentó a su lado.

Peace // RomanogerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora