· · · · · · · · · · · · · · ·
Los menos diez grados celsuis que indicaba el reloj vintage hacía que se retorciera en las sábanas del sofá mientras observaba de reojo al bebé que dormía plácidamente entre almohadas a su lado. Cada noche, se repetía la locura de sus decisiones pero cuando veía el pecho del pequeño subir y bajar, su anhelo la inundaba nuevamente con algo que sabía que ella no iba a poder tener nunca.
Se inclinó y aprovechando que el bebé dormía, encendió el encendedor que había dejado sobre la mesa junto al postre individual. Encendió la vela que había comprado en la última salida y la colocó sobre el postre para encenderla. Se dejó unos segundos iluminar por la luz y el calor de la pequeña llama, observó al bebé de reojo por unos segundos antes de soplar aquella vela en honor a su cumpleaños número treinta y dos. Retiró la vela y con una sonrisa leve, se llevó el postre a su boca y miró nuevamente al bebé.
—Gracias por no dejarme sola—soltó con su boca ocupada mientras abrazaba sus piernas. Ese comentario fue estúpido, ella lo sabía, pero también sabía que con esa pequeña criatura no se sentía tan vacía.
A veces se sentía mal por tenerlo así, lejos de todo, sin cuidados como debería tener un bebé, pero también recordó la realidad del mundo en el cual vivía y, especialmente, la crueldad hacia los niños huérfanos. Ella podía no ser la mejor, inclusive en algún momento seguramente tendría que dejarlo en mejores manos, pero ahora podía cuidarlo.
Se levantó y a puntas de pie, caminó hasta el complemento para hacerle su leche sabiendo que pronto se despertaría para comer, eructar y volver a dormir, solo que esta vez, con ella en la cama como cada noche. Esa vez, el bebé no se despertó hasta que estuvo en los brazos de Natasha.—Vamos pequeño, es momento que te comas—no era mentira, se ponía siempre nerviosa y tensa con miedo de que no quiera hacerlo, con miedo que le ocurriera algo. El niño se removió mientras la pelirroja se acostaba entre sus almohadones de su cama y lo acomodaba en su pecho mientras este aferraba sus suaves y pálidas manos sobre la remera de ella. Natasha sintió el corazón palpitar en sus oídos mientras colocaba el biberón sobre los labios del niño. Observaba los pequeños labios succionar y con los ojos abiertos, movía sus dedos sobre la tela de la blusa, escuchando a Natasha tararear:—Twinkle, twinkle, little star. How I wonder what you are. Up above the world so high, like a diamond in the sky. Twinkle, twinle, little star, How I wonder what you are!—y finalizó aquella canción pasando sus dedos de arriba y abajo por el estomago redondo del bebé, quien sonrió desaferrándose de ella y estirando su pequeño brazo como si fuera capaz de llegar a su rostro. Natasha tomó aquella mano y dejó que el niño se aferrara a su dedo mientras ella depositaba un dulce beso.
Ese bebé había estado con ella los cuatro meses anteriores, y por esos momentos, deseaba quedarse prófuga y aislada con él en aquél lugar.—¿Cómo podré dejarte a ti?—y no podía, porque en su conciencia se repetía que ella era lo único que ese bebé conocía y le impedía pensar en algo que no fuera con él. No podía irse, no podía alejarse ni dejarlo, porque aquellos pensamientos le daban ganas de vomitar. ¿Así se sentía ser madre?.
ESTÁS LEYENDO
Peace // Romanoger
FanfictionPeace // " I'm a fire and I'll keep your brittle heart warm" Nadie debía salir herido, todos ellos lo hicieron en perfectas condiciones. Cuando terminó la guerra civil, Natasha escapó tras aquella amenaza de Tony Stark y residió muy bien a escondida...