Parte 7.4: Aprendiz de Kurogiri

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Viernes. 10:30 de la noche. El silencio inunda la pequeña habitación el la que te encuentras. La luz no está encendida. La única fuente de iluminación que tienes viene de la puerta que hay detrás tuya y que lleva al bar de Kurogiri. De hecho, en algunos momentos puedes ver de reojo su sombra, moviéndose de izquierda a derecha. No hay clientela, como de costumbre. Tú, por tu parte, te encargas de limpiar los platos, los vasos y las jarras que habéis usado durante todo el día. Habréis tenido unos 20 o 25 clientes. Ya te has acostumbrado a ellos. Al principio, les mirabas a la cara, intentando descifrar cosas sobre ellos ¿Son fuertes? ¿Son honrados? ¿Podrían sacarte de aquí? Te preguntabas todo eso mientras intentabas disimular para que Kurogiri no se diera cuenta de tus intenciones. Pero ya no. Ahora simplemente eres servicial con ellos e intentas no hablar mucho. Sabes que las cosas podrían ir muy mal; al fin y al cabo, este sitio es la propia guarida de la Liga de Villanos. La puerta que lleva al exterior es como un castigo para ti. La ves constantemente, pero el solo hecho de pensar en cruzarla te puede traer problemas.

Casi sin darte cuenta, terminas de fregar todo la pila de cosas sucias que había. Decides volver a la barra con Kurogiri.

- Ya he terminado, está todo limpio...

- Perfecto... - Kurogiri se gira para observarte - Oh, espera, te has manchado un poco en la manga... 

El camarero saca un trapo de su bolsillo delantero y se acerca a ti

- Oh, vaya, no la había visto... 

En efecto, tienes una pequeña mancha de aceite en la manga derecha del uniforme. Kurogiri coge con cuidado tu muñeca y la sube para ver mejor la mancha, y empieza a limpiarla poco a poco con el trapo.

- A-Au, no tan fuerte... - Dices al sentir como aprieta sobre la mancha para esclarecerla

- No sé cuantas veces te he dicho que ir tanto al gimnasio te dará más agujetas... ¿No haces otra cosa? Siempre que te veo en tu tiempo libre, estás allí...

- No eres mi padre... - Dices algo seco

- Eso no quita que no me pueda preocupar por ti... 

Abre un poco su mano para ver mejor tu muñeca, apreciando el pequeño diamante de color gris que tienes incrustado en esta 

- Nunca me has hablado sobre tu quirk... ¿Cómo funciona, exactamente?

Miras hacia otro lado

- Tengo otro diamante igual en mi otra muñeca... Representan mis emociones. Cada emoción me da también algún beneficio concreto, aunque no los conozco todos...

Kurogiri coge tu otra muñeca y la observa. El rombo de esta brilla de color azul.

- ¿Cómo por ejemplo?

- El morado es inseguridad, por ejemplo. Agudiza mis sentidos. El rojo, ira, y me da más fuerza...

- Veo que se pueden mezclar...

- Cada muñeca va a su bola, yo no lo controlo. Cuando el sentimiento es muy grande, las dos se vuelven del mismo color, nada más...

Kurogiri suelta tu mano

- Y... ¿Qué sentimientos son el azul y el gris?

Te quedas callado sin decir nada

- Oh, venga, puedes hablarlo conmigo, sabes que no te diré nada...

No contestas

- Entiendo que el azul es tristeza. Ese he podido verlo alguna vez desde que llegaste aquí... - Suspira- Sé que es difícil, T/n, lo siento...

- Si de verdad lo sintieras, me dejarías marcharme...

Kurogiri niega

- No puedo estar más en desacuerdo... - Dice mientras se acerca a la puerta de salida y poner el cartel de cierre.

Escala de grises (Villian! Deku x Male Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora