16. Realmente no se lo que hago.

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Se que a lo mejor no es asunto mío, pero no pienso mirar a otro lado cuando puedo hacer algo, me he pasado toda la noche enfrente del ordenador y he descubierto muchas cosas y a pesar de ser domingo pienso hacer muchas cosas, son las ocho de la mañana y se que ellos dos están despiertos así que me ducho y me cambio de ropa, me pongo un vestido básico negro y las zapatillas converse, salgo de mi habitación y me dirijo a la cocina donde están desayunando sin mirarse a la cara, paso por detrás de Mark y me sirvo una buena taza de café y antes de decir buenos días o algo parecido empiezo con los planes que tengo para hoy.

-Haced las maletas nos espera un viaje de tres horas en coche, el avión nos recogerá allí y nos llevara al castillo- digo mientras que le doy pequeños sorbos al café, yo solo espero que Gabi no se lo tome muy mal.

-Yo me quedo aquí- dice Mark y se que me dolerá estar sin él pero yo se que él allí no es feliz y además tiene que estar con su familia, así que asiento y le dedico una sonrisa que siempre me causa.

-No la líes mucho sin mi- digo y me dirijo a mi habitación, hago al maleta y salgo de la habitación, Mark me arrasa en un abrazo nada más verme salir por la puerta -te voy ha echar mucho de menos- dije mientras que dos lagrimas caían por mi mejilla, aleja su cara de mi cuello después de haber estado hay unos minutos y me da un beso en la frente.

- Mi niña cualquier cosa solo llámame y en cinco horas me tienes hay- dice y eso hace que me aferre más a él.

- Oye, te prometo que nos veremos pronto pero ahora te tienes que ir o no llegaras a tu destino- y me guiña un ojo, eso me dice que sabe perfectamente a donde vamos así que sonrío y me dirijo hacia la puerta donde me espera Gabi con el móvil, tengo un nudo en el estomago al saber que no voy a ver a Mark durante un tiempo y eso hace que me arda el corazón.

-¿Nos vamos?- pregunta Gabi y yo solo asiento y cojo las llaves del Land Rover.

El camino se hace en silencio y con música una vez en el destino aparco y me aseguro de que la inmobiliaria esta detrás de nosotros, la casa de los padres biológicos de Gabi está a la vuelta de la esquina y se que sabe donde estamos.

-¿Por qué coño estamos aquí?¿Y para que es esa furgoneta?- pregunta muy serio y con un poco de rabia en la voz.

-Ayer me prometiste que no te enfadarías- dije cogiendo una de las salidas que tengo.

-¿Estas haciendo todo esto para reírte de mi?- pregunta lo más serio posible y juro que no lo he visto así de serio nunca.

-¿Qué?¿por qué mierda de persona me tomas ?- pregunte con rabia, joder de todas las relaciones que me imaginaba esta era la peor -lo único que intento es ayudar a la gente, a tu familia ¿y así me das las gracias ?- digo.

-No te he pedido nada y no quiero tu limosna que por si no lo sabes ellos son personas que me abandonaron, no me quieren- dice alzando mucho la voz.

-¿Tan ciego estas? Te abandonaron porque no tenían ni para comer, pero cuando tuvieron un trabajo, lucharon por ti, denunciaron a los reyes y estos los callaron quitándoles la casa y despidiéndolos de sus respectivos trabajos- dije con la voz más alta que él -pero claro a ti te importa una mierda todo, y si te quieres ir te coges un puto taxi y te vas a la mierda porque te guste o no yo voy a ir allí y le voy a regalar todo lo que he estado preparando esta noche- y así sin más, salgo de coche.

Me dirijo a la que se supone que es la casa, es muy pequeña y casi caída, con varias macetas, toco a la puerta de madera y después de unos minutos una niña de unos seis años, lleva puesto una camiseta rosa con un muñeco y unos pantalones azules.

-¿Peque vive aquí Carmen?- le digo una vez en cuclillas para ponerme más o menos a su altura.

-Tu eres la princesa perdida, mami esta aquí la princesa- dice la pequeña chillando, y después de unos treinta segundos aparece una mujer de unos cuarenta y algo años pero parece mayor ya que esta muy desgastada y arrugada, tiene el pelo negro pero con algunas canas y los ojos azules como Gabi definitivamente son familia.

-¿Le a pasado algo a Gabriel?- pregunta muy preocupada, y eso hace que se me rompa el corazón.

-No señora sólo quería hablar con usted y su familia- digo y ella me indica con la cabeza para que pase, la casa esta igual de mal por dentro que por fuera, huele a moho.

-Por favor siéntese aunque no se si este sofá es suficiente para usted- dice y se que no lo dice para reírse de mi.

-Tranquila yo no me he criado en el castillo, estoy un poco acostumbrada a ver casas parecidas, pero voy a ir al grano, se que apenas tenéis dinero para comer y menos para pagar las pastillas y colegio de los niños y tu marido- ella asiente no muy cómoda con lo que he dicho pero es verdad -así que te propongo una oferta- le tiendo una tarjeta de mi empresa de informática y unas fotos de la nueva casa que les he comprado -en esa tarjeta solo tienes que llamar y tendrás un buen empleo de secretaria, también tiene un año pagado para el nuevo colegio de sus hijos, la casa pagada con bastantes habitaciones para todos, amueblada y con ropa que llegara mañana, afuera tengo a una furgoneta para que se ocupe de la mudanza y lo que es más importante un año pagado del mejor hospital que hay en la ciudad- digo con toda la esperanza de que acepte.

-Princesa se que es muy buena la oferta pero no quiero seguir sin saber si mi hijo esta bien o mal, yo quiero hablar con el- dijo con las lagrimas en los ojos.

- No no, yo no quiero eso, su hijo esta en el coche pero él no sabia nada de lo que paso y necesita tiempo, pero si viene a ver la casa por lo menos podrá verlo y es una oportunidad increíble para usted y para su familia- digo ya que es verdad.

-¿Qué quieres a cambio?- preguntó un hombre que supuse que era el padre, llevaba una camiseta vieja y unos pantalones con algunos agujeros, tose muy a menudo.

-Simplemente que llaméis a Gabi mínimamente cinco veces a la semana- digo ya que se me rompe el corazón al saber que por dentro se mueren por abrazarse y contarse todo lo que a pasado en estos años, el hombre que si no recuerdo mal se llamaba Javier se acerca y ve las fotos y la tarjeta de trabajo- cuando se ponga bien si quiere también puede trabajar en esa empresa- digo.

-¿Es tuya esta empresa?- simplemente asiento -¿Sabes que no vamos poder devolverte todo este dinero?- dice y yo solamente sonrío porque no pretendía que me devolviese nada.

- ¿Por qué no dejamos trabajar a los hombres de la inmobiliaria y nos subimos al coche para ver la casa?- digo con una sonrisa antes de dirigirme a la puerta y abrirla y encontrarme a Gabi tembloroso y muy nervioso, la verdad que las pocas veces que lo he visto nunca lo he visto nervioso, antes de que pueda llegar hasta él siento como en mis piernas se aferran unos pequeños brazos así que bajo la mirada y la niña pequeña que tiene unas lagrimas en los ojos, sin pensarlo dos veces la cojo en brazos y ella se aferra a mi cuello -oye¿qué pasa?- pregunto con el ceño fruncido.

-Gracias, eres muy buena- dice sacando su pequeña carita de mi cuello -y hueles muy bien- dice y eso hace que me ría y le hago cosquillas en las costillas haciendo que ella se ría también, los padres de Gabi junto a su hermano aparecen por la puerta mientras que los hombres de la mudanza le piden permiso para entrar, cuando están delante de Gabi todos corren hacia él y se dan un abrazo de cinco que hace que mi corazón se ablandase un poco.

La hija misteriosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora