Naz

Parte unica

Jin Ling gimió bajo, el sonido apenas amortiguado por sus manos sucias y temblorosas. Los restos de su propia corrida mancharon sus labios y el sabor amargo del semen le lleno la boca. Jiang Cheng había tirado de su cabello con demasiada fuerza y la sensación del tirón fue directo a su polla enrojecida y maltratada por las corridas anteriores.

Le gustaba la manera en la que su tío era duro con él, le gustaba sentirlo empujar con fuerza dentro y fuera hasta que se le agotaban las fuerza y terminaba siendo un cuerpo casi sin conciencia, sudoroso y demasiado agotado al grado en que apenas y podía mover un dedo por si mismo.

Sin embargo, él sabia que eso a Jiang Cheng también le gustaba. Le gustaba intimidar a su sobrino hasta tenerlo llorando, rogando por más o por piedad, en cualquier superficie a su alcance sin tener ningún remordimiento al respecto. De todas formas, Jin Ling le pertenecía y el chiquillo no tenia ningún problema en admitirlo y darle la razón. Le pertenecía desde el primer momento en que se habían mirado a los ojos. Habían sido tantos años de negar los sentimientos hasta que estos estallaron justo en su cara y terminó sometiendo al joven muchacho contra un árbol, los recuerdos de aquella vez todavía le torturaban algunas noches cuando no tenia al muchacho en su regazo saltando una y otra vez sobre su polla. La imagen del Jin Ling que pedía que fuera más rápido y más profundo mataba la imagen del que lloraba contra la corteza de un árbol mientras Zidian le ataba las manos y Jiang Cheng lo jodia por detrás.

El chico del punto bermellón se arqueó una vez más, presionado sus caderas hacia abajo encontrando en el camino la polla dura y caliente que lo atravesaba sin piedad y rebotó una y otra vez mientras sus piernas tensas y cansadas se quemaban por el increíble esfuerzo de subir y bajar por quién sabe cuanto tiempo. Las lagrimas rodaron por sus mejillas una vez más cuando la estimulación fue tanta que estuvo a punto de correrse, pero entonces Zidian se apretó a su alrededor y le impidió hacerlo como quería.

"Jiujiu"

Se quejó y Jiang Cheng se burló despiadadamente, sujetando sus caderas para mantenerlo ensartado hasta su base. Sabia que Jin Ling podía sentirlo contra su próstata en todo momento y solo lo confirmo cuando se estremeció y clavo sus uñas en los muslos de Jiang Cheng intentando en todo momento ser obediente y no tocarse para no ser castigado una vez mas. Sabia que Jiang Cheng se estaba conteniendo también así que lloriqueo un poco, después de todo a su tío le gustaba verlo siendo miserable y ahora podía ser y hacer todo lo que él quisiera y sería complacido siempre y cuando no fuera desobediente.

Y ya había sido desobediente.

"Por favor..."

"No"

Jiang Cheng resopló con la voz ahogada y se inclinó para morder el cuello amoratado del Jin arrancando un gemido tanto de dolor como de placer y el miembro anormalmente rojo entre los dos se sacudió ligeramente, las manos en sus caderas se apretaron, marcando sus dedos en la piel blanca, entre más marcas de mordidas y besos tan nuevos que todavía dolían y tan viejos que casi se habían desvanecido.

"Dijiste que ibas a ser obediente"

La voz contra su piel se sintió como agua hirviendo arrojada sobre su espalda y ante la sensación de hormigueo que provocaron sus labios, Jin Ling tembló incontrolablemente. El lo recordaba, la segunda vez que se enredó con Jiang Cheng prometió que sería obediente. Se abriría a si mismo cuando se lo pidieran y se detendría a la señal del mayor. Esa era la regla y había sido obediente la mayoría de las veces. Pero en ocasiones las emociones eran tan grandes y las sensaciones tan intensas que no podía obligar a su pecho a callarlas y su cuerpo las gritaba una tras otra, como si tuviera miedo de que no fueran escuchadas, eso sucedió esta noche cuando el clímax lo alcanzó antes de siquiera poder reaccionar y terminó siendo atado por Zidian.