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El ruido de la puerta hizo eco al ser abierta, una cabellera grisácea se asomó con curiosidad, observado el lugar hasta detenerse en la inmensa piscina bajo techo, donde el chapoteo del agua retumbaba fuertemente

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El ruido de la puerta hizo eco al ser abierta, una cabellera grisácea se asomó con curiosidad, observado el lugar hasta detenerse en la inmensa piscina bajo techo, donde el chapoteo del agua retumbaba fuertemente. Se adentró junto a otro chico, caminando a paso tranquilo para detenerse cerca de la orilla y esperar a que el muchacho que se encontraba nadando decidiera detenerse, observándole acercarse hasta que un par de dedos largos se sostuvieron de la orilla unos segundos, salpicando un poco.

Cuando Yeonjun emergió del agua lo primero que vio fueron los zapatos de sus amigos antes de subir la vista hasta sus rostros. Quitándose las gafas protectoras pasó una mano por su cara deshaciéndose así del exceso de agua, luego teniendo cuidado se cruzó de brazos en la orilla para sostenerse, moviendo los pies desinteresadamente bajo el agua. Apartó el gorro de látex de su cabeza y pasó una mano por sus largos cabellos claros, sentía las gotas todavía recorrer su torso y brazos desnudos mojando parte del piso fuera de la piscina, donde sus amigos se encontraban. Ambos tenían expresiones curiosas, escaneándolo como si pudieran averiguar lo que pasaba por su cabeza en esos momentos.

—¿Qué hora es?—

—Tarde.— Seo Changbin contestó cruzándose de brazos, su voz haciendo eco por el lugar. —Todos ya se han ido. Has estado dentro del agua mucho tiempo, ¿no has pensado salir e irte a casa?—

—Te convertirás en una pasa, hyung.— Jung Wooyoung se acercó con una pequeña toalla, extendiéndosela cuando Yeonjun se impulsó para salir y así sentarse en la orilla.

La usó para secar su rostro y después la dejó descansar alrededor de su nuca. Era cierto, había estado nadando un buen rato incluso cuando las prácticas habían terminado, pero él no podía evitarlo, se sentía frustrado y nadar le ayudaba a relajarse y olvidar los problemas por unos momentos, dejándole sin muchas preocupaciones. Bajo el agua nada estaba mal, el podía moverse libremente, casi imaginándose estar en el amplio e infinito mar abierto, hasta que los límites de las paredes de la piscina le obligaban a retroceder y regresarlo a la realidad en la que vivía. No podía dejar de pensar en esa noche, incluso cuando no volvió a toparse con Lee Soobin, él seguía recordándolo, estaba fresco en su memoria, como si hubiese pasado solo ayer y no hace casi dos semanas.

En serio, ¿qué estaba pensando cuando aceptó ir con sus amigos a ese bar-hotel y beber hasta embriagarse por completo? Quizá ni siquiera debió de escuchar a ese hyung enano, Lee Minho pudo haber tenido una buena idea al sugerir salir a divertirse y relajarse un buen rato, pero él era el capitán y debió poner un alto cuando las cosas comenzaron a salirse de control. De hecho, había sido un completo caos, estando tan ebrios ni siquiera les importó que el cielo comenzara a caerse a cántaros de lluvia y con ello se provocara un apagón, solo se dedicaron a seguir con la fiesta a oscuras.

Y él siguió coqueteando con Lee Soobin incluso sabiendo que se trataba de él, ni siquiera sabía qué tan borracho estaba el más alto, pero supuso que lo suficiente como para seguirle el hilo de la conversación sugerente hasta una de las habitaciones del lugar y luego follar como si el mundo terminara después, ¿lo peor de esto? Qué perfectamente podía recordarlo, no había ningún borrón en su memoria, estaba ahí como una película que se reproducía una y otra vez sin parar. O quizás, lo peor es que había sido que en realidad fue la mejor maldita follada que había tenido en toda su vida.

kmlnw | yeonbin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora