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El celular seguía sonando en el mueble a un lado de la cama de Soobin, pero Yeonjun estaba mucho más enfocado en besar la boca del menor con profundidad como para preocuparse en contestar

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El celular seguía sonando en el mueble a un lado de la cama de Soobin, pero Yeonjun estaba mucho más enfocado en besar la boca del menor con profundidad como para preocuparse en contestar.

-Deberías atender.- Soobin le repitió en un susurro, en medio de gemidos suaves y las cejas fruncidas del placer. -P-podría... podría ser importante.-

-Tú eres importante ahora.- le respondió del mismo modo, apretando la piel expuesta de sus caderas para alentar a que siguiera moviéndose encima de él, Soobin gimió cuando tuvo la mano de Yeonjun envolviendo su miembro sensible, acariciando suave. Gruñó cuando el menor volvió a besarlo con fuerza, apasionado, enredando los delicados y largos dedos en sus cabellos claros y apretando, abriendo la boca después porque Yeonjun había tocado un punto sensible en medio de sus embestidas lentas. Estaba extasiado, porque apenas era temprano por la noche cuando ya había tenido dos de los mejores orgasmos de su vida, pero incluso así se sentía suficientemente necesitado como para no parar, pidiéndole al mayor que siguiera mimándolo de esa forma tan suya.

Amaba la manera en que sus manos se aferraban a su cintura y lo mantenían firma contra él, alentándolo a continuar al girar sus caderas, a subir y bajar para tomarlo todo, amando la forma en que se sentía tan lleno de él, en cómo era fácil para Yeonjun alcanzar partes sensibles que lograban hacerlo delirar y rogar por más en medio de susurros agitados. Se derretía en él, sintiéndose vulnerable y de cierta forma pequeño porque la forma tan intensa que los ojos de Choi lo miraban podía bajarle todas las defensas y lo hacía temblar. Se sentía deseado, se sentía bonito y, sobre todo, se sentía amado.

Tan amado que en medio de las embestidas que habían aumentado el ritmo se aferró a la nuca de Yeonjun con una mano, mientras la otra apretaba la muñeca de la mano que seguía masturbándolo, solo dejando su boca abierta para dejar salir lloriqueos sin aliento, su cabello agitándose por el movimiento. Pegó su frente con la ajena, arqueando un poco la espalda, gruñendo porque ese conocido calor comenzó a instalarse en su vientre de nuevo y sus piernas se sintieron débiles. Tan débiles como para seguir saltando, como para seguir montando a Yeonjun. Así que al final solo lo dejaba ser, solo permitía que Yeonjun dominara su cuerpo con facilidad, hasta que su cintura fue apresada en un apretado abrazo y tuvo a su novio enterrando la nariz en su cuello, jadeando porque no tardó mucho en vernise en el condón.

Odiaba que esa barrera delgada no lo dejara disfrutar de la corrida que estaría escurriéndose entre sus muslos internos si no fuera por ella.

Pero no importaba, ya que al final terminaría olvidando todo el odio momentáneo hacia la protección porque con tan solo escuchar la maldición ronca y jodidamente profunda de la voz de Yeonjun cargada de erotismo podía hacerlo correrse segundos después. Apretando alrededor de Yeonjun, haciéndolo jadear por sentirse todavía más encerrado. Sintiendo los dedos seguir masajeando la piel blandita de sus muslos, acariciar hacia arriba con tal de sostenerlo de las nalgas, alejando la cabeza de su cuello y mirar sus ojos.

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