Fin

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Jimin, yo quería que me veas.

Quería existir para ti.

Porque te amaba.

Y cuando amamos a alguien, queremos existir para esa persona, ser vistos.

Todos queremos ser vistos, que nuestra existencia tenga relevancia en esta vida ¿Y por qué? Porque queremos que nos amen. Todos queremos ser amados en alguna medida.

Es bueno tener amor propio, pero al ser seres sociales siempre vamos a querer que nos amen terceros porque eso nos da sentido también. Nos hace existir, nos ayuda a saber que estamos aquí, que no somos una ilusión, somos palpables, visibles... Somos reales y estamos vivos... Todavía estamos vivos.

Pero tú... Tú renunciaste a todo eso, Jimin. Renunciaste a tu humanidad, y ya no sé ni lo que eres.

Y yo no quiero ser como tú.

Lo lamento pero ya no voy a seguir corriendo sin sentido detrás de alguien sin rumbo como tú.

Y en realidad yo no soy alguien que esté calificado para ayudarte. No estoy capacitado para ayudarte con tu enfermedad. Fue arriesgado creer que lo era y por eso casi hecho a perder mi vida.

Pasaron muchas cosas estos últimos cuatro años. Mi mamá falleció, como era de esperarse, y te parecerá ridículo pero hasta el final creí que iba a ocurrir un milagro y que ella iba seguir viviendo y se iba a quedar aquí, conmigo... Supongo que uno es muy ingenuo cuando nunca antes afrontó la muerte de un ser querido. Y hasta el día de hoy me pregunto ¿Por qué tuvo que ser mi mamá? Yo la necesitaba mucho todavía, y no llegué a devolverle ni una infinita parte de todo lo que me dió. La vida es tan injusta.

Luego de todo lo que sufrí, entendí por qué todo lo que te decía te hacía enojar, y es que sólo alguien que vivió lo suficiente para desarrollar el desprecio por la vida entiende. Yo lo entendí en su momento, pero no quise resignarme a que eso fuera todo lo que quedara, no quería que todo lo que te dije fuera mentira. Y aunque los años pasen y el dolor no disminuye, aprendes a soportar, y entiendes que si bien no estás en este mundo para ser feliz, al menos estás aquí para existir esperando que valga la pena el tránsito al menos. Y si nunca lo valió ¿Qué importa, no? No tenía sentido antes ¿Por qué iba tenerlo ahora? Pero al menos la Luna se ve muy bonita esta noche.

Decidí que haría un último intento por ayudarte. Aunque sabía que era peligroso, pero es por eso que vine hoy a verte por última vez. Ahora tengo la fortaleza, la experiencia y el conocimiento que en su momento no tuve, y vengo a darte la ayuda que debí darte en aquella ocasión, aunque tristemente sé que ya es muy tarde, pero nada pierdo con intentarlo.

Después de todo... No se puede romper algo que ya estaba roto.

Un corazón roto no se puede volver a romper.

Y no puedo perderte si nunca te tuve.

—¿Qué es esto?

Me preguntó Jimin al ver los folletos que le llevé.

—Son instituciones que pueden ayudarte con tu problema de adicción a las drogas. —Le expliqué —Son muy buenos en lo que hacen, tienen un cuerpo disciplinario amplio, tienen médicos, psicólogos y psiquiatras que están capacitados en casos como estos, también tienen asistencia social y centros de contención para menores con problemas familiares. Me han ayudado mucho.

No quería seguir siendo ese niño ingenuo de siempre, pero lo cierto es que lo sigo siendo. Y por eso vine hoy y le conté todo lo que me pasó a Jimin, y cómo yo sentía que ahora que había sufrido y salido adelante, creía tener otra alternativa para ayudarlo a salir de ese pozo. Me hubiera gustado decirle más cosas, hablar de la vida con él, ahora que tenía más experiencia con el dolor. Pero Jimin no había cambiado nada en estos años, porque en un abrir y cerrar de ojos me manoteó el folleto y lo rompió en mi cara con simpleza, dándome a entender que no le importaba en lo más mínimo lo que yo tenía para decir.

Quise ofenderme por su actitud, como solía hacer en esos tiempos que trataba de salvarlo, pero al verlo a los ojos tuve la última realización que me faltaba para cerrar este capítulo en mi vida.

En sus ojos no había nada ni nadie.

Yo estaba frente a algo que carecía de sentido y que estaba muy lejos de mi alcance.

—Jimin, es todo, me rindo.

Y esta vez pude vislumbrar una chispa de interés en él. Pero estaba tan molesto por su apatía que simplemente no le di importancia. Pasé mucho tiempo queriendo encontrar una reacción, una pista de cómo llegar a Jimin. Nunca pude ver nada. Y justo ahora que por fin lo había conseguido... No me podía importar menos.

—¿Que? —Me preguntó Jimin, tratando de permanecer estoico aún.

—Estoy cansado de perseguirte hacia ningún lado. —Le dije sin más algo que en esos tiempos en los que jugaba a ser un héroe jamás se me habría ocurrido tener en consideración decir.

Jimin soltó una pequeña risa que pretendía hacer que me sintiera avergonzado y callara, pero no tuvo el efecto deseado.

—Hay cosas más importantes en la vida que pasarsela jodiendo y perdiéndose en vicios. —Lo regañe con seriedad —El mundo real nos llama ¿qué no lo ves? Tenemos que hacer cosas antes de que la vida nos coma vivos y ya no podamos con ella. Tenemos que seguir adelante, luchar por ser felices. Lo que tú haces no es disfrutar tu vida, sólo estás hundido en un pozo del que no quieres salir y ya no puedo seguir más aquí contigo. Quiero estar en el mundo real, no evadirlo como haces tú.

Jimin me miró serio con esos ojos vacíos que no transmitían nada.

—Sólo cuando llegas a un punto en el que ser feliz no es tu prioridad en la vida, es que terminas así como yo.

—Entonces púdrete siendo infeliz, Jimin. Yo me voy.

Le dije claramente harto y me fuí.

Y no lo supe en ese momento, pero quizás le dije a Jimin el mejor cumplido de su vida esa noche.

Jimin no está disfrutando su vida, no busca ser feliz. Jimin no vive. Esa es la triste realidad. Él sólo está esperando a que llegue el momento en el que deba partir y así dejar de existir para siempre.

Jimin no sólo no quería vivir, Jimin no quería existir.

Nunca me di cuenta, ahora lo sé y no siento nada respecto a él. Y no siento ni una pizca de remordimiento por eso como antes, porque ahora entiendo todo. El hecho de que Jimin no me importe más, lo hace feliz a él. Por más contradictorio que suene, por más que no tenga sentido. Porque lo que Jimin quiere es no existir, y que a mí me importara lo hacía existir de alguna manera. Pero Jimin ya no me importa más, no tengo ningún tipo de sentimiento hacia él, y eso hace que él deje de existir porque ya no existe para mí. Yo era el único que quedaba en este mundo que todavía le importaba alguien llamado Jimin, y ya no existe más.

Al llegar a esta resolución, me detuve y miré al cielo con una agradable sensación de alivio en el pecho. Volteé y vi el momento justo en el que Jimin se desvanecía en el aire, desapareciendo por completo.

Sonreí y volví a mirar al cielo.

—¿Lo escuchaste bien, Jimin? Ya no existes más.

Yo por mi parte, me llevo un buen desenlace para esta historia cuyo embrollo era salvar a alguien que no quería ser salvado. Me liberé de lo que sentía por Jimin, esa culpa inútil.

No es culpa de nadie dónde está Jimin ahora. Ni mía ni de nadie, sino de él mismo. Él está así por su propia cuenta y el mundo no tiene por qué sentirse culpable al respecto.

Entones para cerrar, esta fue la historia de cómo me perdí para encontrar a alguien que no quería ser encontrado.

Pero también es la historia de cómo desperté.

Y descubrí que todavía sigo vivo, todavía respiro, y todavía puedo ser feliz. No todos tienen esa suerte.

Menos mal que te lo puedo contar.

🌙🦋🌙🦋🌙FIN🌙🦋🌙🦋🌙

Me Pierdo Para Encontrarte 🌙MinJoon🌙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora