Robin III

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4. There is happiness past the blood and bruise, past the curses and cries, beyond the terror in the nightfall.

Red Sparrow bajó de su motocicleta y suspiró agotada. Con los brazos cansados y casi dormidos, tiró de su casco y lo dejó colgado en el manillar de la motocicleta. La joven dio un vistazo alrededor de la cueva y vio las computadoras encendidas y quien ella sospechaba en el asiento de respaldo alto, estudiando las pantallas en busca de respuestas.

-¿Alguna novedad? -preguntó la pelirroja.

Sus piernas la llevaron hacia las computadoras, una mueca de frustración en su rostro que no había desaparecido en los últimos días.

-Nada prometedor -respondió la voz del niño. Ella resistió las ganas de suspirar agotada nuevamente.

-Lo encontraremos, Robin. Sé que Batman está ahí afuera, sólo-

-Ten paciencia, lo sé.

Red Sparrow se acercó a una de las computadoras. Había un programa en proceso, analizando las grabaciones de las cámaras de Oracle en la parte céntrica de Gotham. Un programa que reconocía todas las caras de los Bats y sus aliados estaba buscando por algún rastro de Batman. Sabía que era la cuarta noche sin noticias del caballero oscuro de Gotham, que Nightwing había tomado el manto para que las calles de la ciudad no se hundieran en la ausencia del murciélago protector y que Robin estaba al borde de su límite. El pobre niño no había dormido en más de 48 horas, estaba abusando de la cafeína y sus ojos pegados a la pantalla, buscando algo, lo que sea que les diera un indicio de dónde podía estar quien había capturado a Batman.

Red Sparrow observó desde su costado al niño en rojo, amarillo y verde y por unos segundos en lugar de cabello liso y corto, pudo ver rizos desordenados; en vez de pantalones verdes, vio shorts ridículamente cortos que la hacían reír, y la capa era totalmente amarilla.

-¡Vamos S, hay que patear traseros!

-Robin, Sparrow tengan cuidado -dijo la voz grave de Batman detrás de ellos.

Robin y Sparrow rieron fuertemente y saltaron de un techo al otro. El viento en sus caras se sentía maravilloso, podían ver las estrellas detrás del humo y la niebla típica de Gotham. Robin estaba gritando a unos pasos de ella, alegre, a salvo y cálido.

-Esto es genial, S. ¡Te toca!

-¡Tramposo! -Sparrow corrió detrás del menor que se volvía diminuto con cada paso y salto que hacía, alejándose de ella.

Jules miró hacia abajo, sus ojos húmedos y su estómago revuelto. Más allá en la cueva, había un traje rojo, amarillo y verde detrás de una estúpida caja de cristal que servía para conmemorar a su antiguo compañero, amigo y pequeño hermano. Robin, Jason...

Un buen soldado. Cada vez que Jules leía esas palabras en la placa que conmemoraba a Jason, quería vomitar. Un buen soldado, ha. Jason había sido un hijo, un nieto, un hermano y un amigo. Jamás un buen soldado. Pero así habían decidido recordarlo.

En el fondo de su mente, a pesar de los años, Jules podía ver la sonrisa pícara de Jason, sentir el sonido de su risa burlona. Olía el aroma de su shampoo cuando salía de las duchas, cambiado en sus ropas de civil, y le daba un abrazo despidiéndose de ella en la cueva antes de subir a dormir en su cuarto. Jay había sido un niño tan responsable. Amaba la escuela, adoraba leer literatura clásica, aborrecía a sus compañeros holgazanes y tenía tanta pasión por el conocimiento, ya fuese en el ámbito educativo o en la cueva cuando Bruce le ordenaba que leyera los casos antiguos para estar siempre preparado.

Jules aún recordaba cuando Jason bajó las escaleras de la cueva en saltitos, mostrando el collage que había hecho con pistas sobre un posible nuevo caso que involucraba a Mad Hatter. Bruce tenía corazones en sus ojos mientras observaba a su hijo explicar la teoría detrás del caso. El hombre no se atrevió a decirle que no tenía sentido. Gracias a Dios, Sparrow, Robin, Batgirl y Batman sí encontraron a Jarvis Tetch en medio de un crimen que incluía la abducción de niñas.

two birds on a wire [dick grayson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora