Noah se levantó temprano en la mañana—su cuerpo gritaba ante el dolor muscular. Estaba malhumorado ya que no le había ido bien en sus prácticas. Amaba el Ballet, pero era un arte muy exigente y doloroso.
Se bañó, y cambió de ropa—vistiendo un pantalón gris, camisa blanca y una bonita corbata roja—puesto que eran parte de su uniforme escolar. Y como no hacía tanto frío, decidió no ponerse la chaqueta.
Arregló su largo y sedoso cabello con delicadeza, recogiéndolo en una bonita y elaborada trenza que casi llegaba a sus caderas. El largo cabello en Omegas era un símbolo de belleza y lealtad en su familia. Una tradición que había empezado hace incontables generaciones, y que continuó incluso cuando migraron a Italia.
Estaba un tanto ansioso, ya que era su primer día en Valori. Una prestigiosa academia de formación de géneros, la cual educaba a los hijos provenientes de familias adineradas para que así supieran cómo aportar a la sociedad una vez se graduaran.
Su padre había conseguido una oportunidad para que pudiera asistir. Sus notas eran muy sobresalientes y al paso de un año pudo finalmente entrar. A pesar de que su familia ya no tenía las riquezas que gozaban en años anteriores, tuvieron la facilidad de inscribirlo con un poco de influencia porque su padre era el director de control de drogas y seguridad en el país.
Noah se miró al espejo, y debió admitir que el uniforme era bonito y elegante. Al ser Omega, era parte de su naturaleza notar esas cosas, aunque sonara un poco estereotípico.
Bajó al primer piso con su mochila a un costado. Sus maletas ya se encontraban en la entrada—uno de los requisitos de la escuela era residir en el campus, con la opción de visitar su familia los fines de semana.
"Buenos días, joven maestro." Dijo Nabi en coreano, su niñero. "El desayuno está en la mesa."
"Gracias." Respondió, su cara libre de expresión. Se sentó, sosteniendo los utensilios con modales impecables—postura perfecta, y comió su desayuno.
Nabi era de origen coreano y a pesar de que tenía muchos años viviendo en Italia aún no había aprendido el idioma. Él había estado con su familia desde que Noah había nacido, y fue muy cercano a su madre a pesar de la diferencia social.
Noah se paró de la mesa al terminar y caminó a la salida. "Changmin se llevó las maletas y te espera en el auto para llevarte a la escuela."
"¿Dónde está padre?" Preguntó. "Pensé que me llevaría, ya que es el primer día."
"Tuvo una emergencia en la oficina y salió temprano." Respondió apenado.
"...Ya veo." Salió de la casa, dirigiéndose al auto donde Changmin lo esperaba. Otro de los empleados le ayudó a llevar las maletas al auto.
"Buenos días, joven maestro." Saludó su chofer. "Debemos irnos o llegaremos tarde."
Noah asintió y entró al auto.
Ambos salieron del condominio y Noah sintió una pequeña punzada al dejar su casa atrás, donde no hubo nadie de su familia para despedirlo. Su abuela había regresado a Corea debido a problemas con los negocios familiares y altercados con su padre, su tía estaba fuera del país y su padre ocupado con el trabajo. Técnicamente, no era culpa de ninguno de ellos, no obstante, eso no impedía que le enojara un poco.
Apoyó el codo de la ventana, sosteniendo su cara en su mano a medida que veía los nombres de las calles cambiar, y los nuevos edificios a su alrededor variar en diseños. Era una ciudad diferente, y una nueva escuela, pero al menos tendría un amigo que lo acompañaría—Luka. Aunque se había enterado al último minuto que también había aplicado, pero se alegraba de que no estaría completamente solo allí.
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Jaula de Rosas
Любовные романыNoah tiene un gran secreto, para sobrevivir debe amaestrar el arte de la manipulación y seducción, y pasar desapercibido en un mundo donde los Omegas son considerados un rasgo inferior. Sin embargo, conoce a un Alfa dominante que es capaz de ver a t...