Los días pasaron con normalidad, y Noah asistió a todas sus clases. Por suerte solo tenía algunas con aquel Alfa dominante, pero lamentablemente compartía prácticamente todas con su Omega. Esa tarde, ya que había terminado de asistir a sus clases de introducción, Noah estaba de camino a su lección de danza, las cuales empezaría a tomar con frecuencia.
En su bulto, llevaba sus zapatillas de ballet y sus mallas—no podía esperar la hora para usarlas. Llegó al amplio estudio, ignorando las miradas curiosas de algunos a medida que se acercaba. Entró a las duchas, y guardó sus pertenencias en el casillero que le habían asignado, removió sus pantalones y cambió su playera. Luego se puso su suspensor y mallas.
Se estiró un poco, y salió del lugar, llevándose su termo de agua consigo.
Al entrar a la pista de baile, había un esbelto hombre haciendo ejercicios de calentamiento mientras se apoyaba de una de las barras.
Noah se acercó a él y se percató de que se trataba del profesor Sasha Dubois, un mundialmente aclamado bailarín y uno de los mejores en los últimos tiempos. Era su gran admirador y había seguido su carrera por años. Incluso era una de las razones por las que había aceptado el traslado, aunque probablemente habría sido convencido por su abuela de todos modos.
"Buenas tardes, maestro Dubois." Lo saludó elegantemente haciendo reverencia, con una excelente postura. A pesar de que parecía ser una pose anticuada y otros lo verían ridículo, era una costumbre que se había mantenido por mucho tiempo.
Sasha asintió, devolviéndole el saludo. "Eres Noah Han, ¿cierto?"
Noah asintió.
"Es poco común que haya estudiantes nuevos en el tercer año de preparatoria, pero he escuchado buenas referencias de ti." Continuó en un tono firme.
"Me esforzaré para no defraudarlo." Respondió, con serenidad.
"Bien." Sasha lo observó por un momento. "Únete a los demás, empezaremos los calentamientos en grupo. Puedes colocar tu termo en esa esquina."
"Entiendo, gracias."
Lo llevó al lugar indicado y luego se unió a sus compañeros, quienes lo observaban con peculiaridad. Su clase era solo de Omegas, Noah aún no había conocido a ninguno de los Alfas o Betas de las demás clases, pero sabía que en algún momento se encontrarían cuando tuvieran que hacer algún tipo de presentación.
"Pero mira a quien tenemos aquí, el nuevo... ¿Aquí si sabes cuál es tu lugar?" El Omega lo miró de arriba abajo, y sus amigos se rieron.
Noah ignoró el comentario. El arrogante chico se llamaba Alexander, quien no había parado de lanzarle miradas fulminantes desde que había llegado a la academia. Era el mismo Omega que se la pasaba pegado a aquel Alfa—Dante.
Pasaron los minutos y consigo el calentamiento. Noah se sentía bien, al poder volver a las clases que tanto anhelaba.
"Bien, empecemos." Sasha se colocó frente a ellos. "Es estilo libre. Solo quiero que sientan la música y se muevan acorde a ella. Muéstrenme lo que saben hacer,"
Todos se colocaron a un extremo del estudio, algunos se veían emocionados y otros nerviosos. Noah ya estaba acostumbrado a ese tipo de ejercicios, su antiguo profesor era un tanto estricto e incluso llegó a pensar que lo era demasiado, específicamente con él.
"Mina." Dijo el instructor. "Serás la primera."
Mina asintió un tanto nerviosa y le hizo reverencia. "Si, maestro." Se acercó al centro de la pista y se colocó en un relevé.
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Jaula de Rosas
RomanceNoah tiene un gran secreto, para sobrevivir debe amaestrar el arte de la manipulación y seducción, y pasar desapercibido en un mundo donde los Omegas son considerados un rasgo inferior. Sin embargo, conoce a un Alfa dominante que es capaz de ver a t...