Capítulo 3: Un sentimiento inquietante

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Las clases iniciaron oficialmente, y Noah se dirigió a su primera asignatura. La verdad era que se sentía un tanto extraño en el nuevo lugar, el cual sería su hogar por los siguientes años. Noah y Luka tenían algunas clases juntos, pero eran muy pocas, ya que su departamento era el de moda. 

Atrajo las miradas de algunos mientras caminaba por el pasillo, pero las ignoró—ya estaba acostumbrado. Envolvió su largo y sedoso cabello en un bonito moño para que no le molestara. Los Alfas le sonreían con picardía, mientras que algunos Omegas fruncían el ceño. Era un comportamiento normal, puesto que muchos actuaban como si todo fuera una competencia.

Al entrar a su salón, pensó que había llegado demasiado temprano, pero al revisar su reloj pudo confirmar que solo faltaban cinco minutos para que la clase empezara y el aula estaba prácticamente vacía.

Noah se sentó en uno de los escritorios al lado de la ventana, era un buen lugar, con una excelente vista al exterior y hacia el pizarrón.

Al paso de largos minutos el aula se empezó a llenar. Voces atrajeron su atención y giró su cabeza hacia la puerta—un alto y fornido chico de piel bronceada, cabello oscuro ondulado y ojos dorados se adueñaba del lugar con confianza a medida que se acercaba. Junto a él, había un pequeño y bonito Omega, tenía el cabello rubio y ojos grises. Era muy hermoso, pero tenía un aire de arrogancia que le restaba a su atractivo.

Es un Alfa dominante.

Pensó al observarlos. El chico superaba en estatura a los demás, a pesar de que también eran altos. Detrás de la pareja había dos Alfas, quienes conversaban animadamente entre ellos. Uno llevaba el cabello muy corto—y por ello era imposible saber qué tipo de textura tenía. Era de piel pálida y tenía una perforación en una de sus cejas. Mientras que el otro tenía el cabello castaño largo hasta los hombros, ojos oscuros y una pícara sonrisa. A pesar de que llevaban el mismo uniforme, cada uno le daba el toque acorde a su personalidad.

El grupo se acercó poco a poco donde estaba Noah y este frunció el ceño un tanto incómodo.

¿Por qué vienen hacia aquí?

Noah desvió su mirada, pero estaba seguro de que sus ojos habían chocado con los del Alfa. Se enfocó en algún punto en el patio de la escuela, y esperó a que el grupo pasara. Una sombra se posó sobre él, haciendo que atrajera su atención.

"Oye nuevo, ese es mi lugar." Dijo una varonil y profunda voz.

El corazón de Noah latió fuertemente al escucharlo y parpadeó extrañado.

¿Huh?

Noah se forzó a mirarlo, agradecido de haberlo visto cuando entró hace meros minutos, para así evitar sorprenderse cuando lo tuviera frente a él como ahora. El Alfa era precioso, e imponente.

Sus intensos ojos lo observaron, esperando una respuesta—con una hermosa sonrisa decorando su rostro. El Omega a su lado miraba a Noah con malicia.

"No sabía que los asientos estaban asignados." Respondió en un tono nivelado con un pequeño toque sarcástico, su respuesta estaba a la interpretación de quien lo escuchara.

Nadie tenía asientos asignados en la escuela y no sería el objetivo de intimidación solo por ser nuevo.

'Recuerda que eres un Omega, nunca debes tratar de contradecir un Alfa.'

La voz de su abuela se coló en su mente, recordándole cómo debía comportarse. Noah rechinó los dientes y frunció el ceño. El Alfa lo observó con interés y una macabra sonrisa se asomó en sus labios. Se inclinó sobre él y susurró para que solo Noah lo pudiera escuchar.

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