Luego del fiasco en la cafetería, Noah y sus amigos se dirigieron a sus clases y el día continuó con normalidad. A pesar de que tuvo lecciones con el Alfa, no cruzaron palabras e ignoró los comentarios odiosos de Alexander, quien no desaprovechaba una oportunidad para tratar de molestarlo.
Al terminar su lección de Ballet, decidió quedarse en el estudio y así practicar por un rato más, ya que quería distraerse.
Ignoró el escalofrío que recorrió su cuerpo al sentir el cambio de la temperatura, sabiendo que en breve el baile le ayudaría a calentarse. Colocó una de sus canciones favoritas en su celular y lo dejó en una esquina—era un lugar idóneo que esparcía el sonido por todo el lugar, haciendo eco en el amplio y solitario estudio.
Se acercó a la barra y empezó su apreciación con movimientos fluidos que iban acorde a la canción. La sensualidad de sus pasos era imposible de ignorar.
La verdad era que no bailaba de esa forma frente a los demás, pero al estar solo allí, descargó sus frustraciones y sentimientos en la pista de baile. Una pequeña sonrisa se asomó a sus labios al sentir sus músculos extenderse y el sudor bajar por su frente—se sentía increíble.
Un aroma que entumeció sus sentidos lo hizo falsear al tomarlo desprevenido, haciendo que se detuviera y girara su cabeza para ver de donde provenía.
Era Dante—quien lo observaba mientras se reclinaba del marco de la puerta, y se preguntó en qué momento había llegado. La pícara sonrisa del Alfa solo generó disgusto en el Omega, pero contuvo su irritación.
La intensa mirada del Alfa era penetrante, y tuvo que desviar la suya para no perderse en sus ojos.
Noah chasqueó su lengua, ya que su buen humor había sido arruinado. Caminó donde estaba su teléfono, y apagó la música. Dante se acercó a él en seguros pasos, y la verdad era que no tenía forma de evadirlo esta vez. No había escapatoria.
Removió sus zapatillas y las guardó en su bolso—junto a su toalla, luego de secar su sudor. Se puso sus tenis, mostrando una clara falta de ganas de hablar con el Alfa.
"¿Qué haces aquí?" Preguntó en un tono gélido. No entendía a qué se debía el extraño interés, pero algo le decía que solo le traería problemas.
"Me bloqueaste." Dante sonrió al decir esas palabras, pero el gesto no llegó a sus ojos. Era una de sus típicas sonrisas falsas, en las que Noah también era un experto.
"... Así es." Respondió simplemente y trató de pasar a su lado, pero el Alfa lo detuvo.
"¿Por qué te estás haciendo el difícil?"
"... Creo que fui bastante claro, no me interesas." Sacudió su mano de su brazo, pero el Alfa no se inmutó.
"No parecía ser así la última vez." Se rio.
Noah lo miró molesto. "No creo que las circunstancias estuvieran a mi favor. Solo fue una reacción ante el celo."
Para probarlo, las feromonas del Alfa se esparcieron como ráfagas de vapor—aumentando su intensidad, y lo sintió claramente en su piel—por suerte, era un Omega dominante. Así que a pesar de la agudeza de su ataque y de lo deliciosas que olían sus feromonas, no causó un fuerte efecto en su cuerpo. Hubiese sido cualquier otro Omega, y quizás haya inducido su celo, lo cual demostraba lo excesivo que era Dante.
Por primera vez en su vida estuvo agradecido de su rasgo.
"¿Tengo que decirlo en otro idioma para que entiendas?" Agregó el Omega, con firmeza.
Dante lo miraba con extraños ojos, como si hubiese encontrado un huevo de oro. Por un momento pensó si estuvo mal haber mostrado que podía resistir sus feromonas, no obstante sabía que de estar en su celo la historia sería diferente. Ya lo había comprobado, era su punto más bajo y por eso lo detestaba.
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Jaula de Rosas
RomanceNoah tiene un gran secreto, para sobrevivir debe amaestrar el arte de la manipulación y seducción, y pasar desapercibido en un mundo donde los Omegas son considerados un rasgo inferior. Sin embargo, conoce a un Alfa dominante que es capaz de ver a t...