Sukuna se removía en la cama, si fuera por él seguiría dormido, pero debía ir a trabajar, además de que sentía que Megumi lo despertaba dándole besos en todo el rostro.
—Ay, Megumin, espera, me haces cosquillas —rio un poco mientras alzaba sus manos para alejarlo un poco, pero sintió algo peludo, lo cual se le hacía extraño, escuchó un ladrido o mejor dicho, dos. Así que terminó por abrir los ojos, encontrándose con un perro blanco encima de la cama y otro abajo de esta. —Ah, eras tú, Shiro —acarició la cabeza del perro blanco que movía su cola efusivamente. Se enderezó y se sentó en la orilla de la cama. —Hola, Kuro —extiende su mano hacia el perro negro que también movía su cola efusivamente. Shiro bajó de la cama y ambos lamieron la mano de Sukuna. Le sorprendía lo mucho que habían crecido sus mascotas en medio año, aún recordaba cuando eran más chicos que su antebrazo. Sukuna buscó por el lugar y cayó en cuenta que Megumi no se encontraba en la habitación.
Talló sus ojos y se levantó de la cama, pero al hacerlo se mareó e inmediatamente sintió como la cena de anoche —que debió digerir— regresaba por su garganta y corrió hacia el baño mientras tapaba su boca. Levantó la tapa de la taza, se hincó en el suelo y vomitó.
—Que puto asco —dijo después de vomitar, pero nuevamente sintió las náuseas, por lo que volvió a vomitar. —Sabía que no debía comerme esas jodidas ostras —limpió su boca con el dorso de su mano y después jaló de la palanca para que el vómito se fuera con el agua. Se levantó del frío piso y fue hacia el fregadero. Abrió la llave y se lavó las manos y la cara, la cerró y se cepilló los dientes.
Salió del baño y después salió de la habitación que comparte junto a Megumi, para ir a buscarlo fuera. Caminó por el pasillo y llegó a la sala de estar, pero no lo encontró ahí, después fue hacia la cocina, pero tampoco estaba ahí por lo que frunció el ceño, extrañado, pero luego recordó lo que le había comentado en la cena.
—Cierto, hoy comenzaba a trabajar —rascó su cabeza. Se acercó al refrigerador para buscar algo de comer y en él encontró una nota pegada. —La letra de Megumin —dijo al verla superficialmente. Se acercó un poco más y leyó lo que escribió Megumi antes de irse: "No se te olvide darles de comer a Shiro y a Kuro" —Entendido —contestó después de leer. Escuchó los ladridos de los perros que clamaban por comida. —Voy, voy —les avisó mientras tomaba la bolsa de croquetas. Se puso de cuclillas y vació la cantidad de siempre en los tazones de aluminio. —Ya pueden comer —los perros se acercaron y comenzaron a comer de los tazones que tenían sus nombres.
Sukuna se levantó y comenzó a buscar por la cocina algo de comer y medicina para las náuseas. Abrió el refrigerador pero no le apetecía nada de lo que veía, el olor del melón inundó sus fosas nasales de forma intensa, lo que lo volvió a marear, así que cerró la puerta bruscamente y corrió al baño cuando sintió que se le revolvía el estómago. Levantó la tapa y al agacharse para estar cerca del inodoro terminó por vomitar, aunque ya no tenga nada en el estómago. Bajó la palanca y luego se limpió la boca.
—Maldito melón —se quejó. Luego algo vino de repente a su cabeza, no quería hacerse ilusiones, pero le era inevitable. —Y si... —se dio el beneficio de la duda. Inmediatamente fue a vestirse para salir a comprar. Tomó su celular e inmediatamente abrió la aplicación de mensajes, en el chat con Mahito para avisarle que llegaría tarde a trabajar.
Sukuna el rey
Hey.
Lame pitos.
Lame pitos
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[1] In Regards of Love: Eros | FushiSuku [COMPLETA]
FanficSakuna es alguien impulsivo, descarado y hormonal. Megumi en cambio es reservado, serio y pudoroso. ¿Qué sucedería si se juntaran? Universo alternativo donde Sukuna y Megumi son universitarios de veinte años, y donde Sukuna es hermano gemelo de Yuj...