Capítulo 22: La petición.

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Respecto a lo que sucedió después de que le había citado a Mitsuki reunirse conmigo y de pedirle que buscara a esa autora que odiaba mucho. La comencé a odiar más de la cuenta por esa impotencia de no saber nada de ella, hasta incluso consideré en dar un correo a ella. Sin embargo, nunca iba a funcionar…, no cuando no tienes ni el correo de esa persona para enviarlo.

Deseé quemarlo todo, todos esos libros si era posible. Sin embargo, si hacia eso solo sería un criminal, por lo que no podía hacer nada. Pensé en no ser el hermano criminal de Himawari y Sumire. Bueno, ya todo eso es exagerado.

En fin…, quería encontrar a la autora y conocerla, decirle muchas cosas y que de fin a su novela. Me preguntaba si era una chica que tenía esos deseos ficticios en su mente, o si ella tenga una situación en la que involucra a un familiar.

No lo sabía y hasta ese punto no me importaba mucho, ya que eran problemas de la autora y no míos.

Luego de que sonará la campana del fin de clases de ese día, me sentía más que aliviado, deseando llegar pronto a casa y lanzarme a la cama y descansar. Aunque, antes de eso le iba avisarle a mis padres de mi plan de llevar a mis amigos hacia aquel campo que mi familia usábamos y seguimos usando. Iban aceptar, ya que conocían a mis amigos, pero obviamente no tendríamos que hacer un desastre allá.

En cuanto recogí mis cosas me dirigí hacia la salida del salón y pasé dando vuelta hasta irme por todo y pasillo. Bajé hasta la planta baja del edificio de la escuela, quitando mis zapatos escolares hasta guardarlos para ponerme mis tenis correspondientes.

—Boruto-kun.

Mis oídos oyeron a Sumire, volteandola a ver por un lado mío. Estaba parada en el pasillo, mientras se acercaba para dirigirse hacia su respectivo casilla de sus zapatos.

—¿Se te ofrece algo? —pregunté con discreción, mirándola de reojo.

—Bueno, quería que me hicieras un favor antes de volver a casa. —comentó al momento de verme sonriendo.

—¿Qué clase de favor? —pregunté, dando unos pequeños pasos hacia atrás.

Sin embargo, ella lo notó. Se acercó rápido hacia mi, mientras tomaba mi mano para que no me fuera. Ella había tomado acción para que no exista una posibilidad de que me fuera de allí, no sin antes escuchar lo que quería.

—Primero que nada, lo sé. —dijo.

—¿Qué cosa sabes? —pregunto, teniendo problemas para ponerle atención.

En ese momento pensé en que había caído un poco bajo, en dónde mi mente se partía en dos direcciones; una en las palabras de Sumire y en la otra dónde miraba su mano sosteníendo la mía. Esta última solo pensaba en la suavidad en la que se sentía, preguntándome cuando fue la última vez que la tomé de la mano cuando aún eramos niños. Sin embargo, ahora estaba más suave.

Teniendo un caos en mi cabeza, es cuando decidí hacer acto de autodefensa, y eso fue darme una autocachetada con mi otra mano libre.

—¿Eh? ¡¿Boruto-kun?!

—E-Estoy bien…, solo estaba dormido un poco… En cualquier caso, ¿a qué te refieres con que sabes algo?

Sumire me miró desconcertada por esa acción mía, pero decidió ignorarlo por unos momentos cuando vio que tenía toda mi atención a ella. Tomé esa misma oportunidad para quitar su mano de la mía.

Me observó continuamente con esa mirada de desconcierto hacia mi, pero está vez no le di mucha preocupación. Sin embargo, a los siguientes segundos sonrió.

—Se que te irás con los demás hacia donde es el campo de la familia, ¿no?

Tragué saliva por lo que me dijo. Tan pronto terminaba de procesar lo que ella me acabó diciendo, retrocedí unos pasos hacia atrás.

~Emociones Dispersas~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora