Ambos se miraron a los ojos con total ira. Respiré profundamente.
-¿Cómo se enteró mi madre de que vivía en casa de Claudio? - pregunté después de permanecer unos segundos en silencio.
- Yo le dije.
- Y quién demonios te pidió que lo hicieras - reclamó Claudio. Yo solo lo ataqué con la mirada y cerró la boca.
- Estaba preocupada, además pensaba llamar a la policía y reportarlo como secuestro. -explicó.
- ¿Preocupada? - carcajeé.
- Emi lo siento, ella sabía que yo tendría que saber dónde estabas viviendo no pude decirle que no. Además creí que era lo correcto. No solo para ti también; le salvé el pellejo a éste y mira como agradece.
- Imbécil - dijo Claudio dándose la media vuelta - Como si necesitara tu jodida ayuda.
- ¡Claudio! - lo llamé de nuevo haciéndolo callar.
-Creo que deberías de regresar a tu casa...
- Tú crees muchas cosas eh - una vez más Clau con su "dulce" tono de hablar.
- Silver por favor no le des información de mí y mucho menos de Clau, tu sabes que a mí me pone mal vivir en esa casa. No es buena nuestra relación y lo sabes de sobra. De todos modos si no vivo con Claudio buscaré un hotel o algún lugar. - ambos palidecieron.
- Ni lo pienses - dijeron al unísono, al menos tenían algo en común. -Ya, Ya - repeti tranquilizándolos - Entonces por favor sea lo que sea que te pregunte mi madre no le respondas ¡nadal - lo señalé - Ya vámonos o no nos dejarán entrar.
Afortunadamente aún no tocaba el timbre, Silverio tomó su mochila antes de entrar al edificio. Esperé a que Claudio se acomodara la chaqueta gustosamente ya que me encantaba como le lucía.
Caminábamos por el pasillo cuando sentí la mano de Claudio apoderarse de mi cintura, delicadamente pero a la vez firme.
- Mierda Emi, no me gusta que traigas esos vestidos. - su aliento en mi oído me provocó cosquillas y me retorci levemente entre sus brazos.
- No shorts, no vestidos, no faldas - reclamé - ¡Eres peor que el reglamento del colegio!
- No sabes la impotencia que me da ver que te volteen a ver y no poderles partir la cara.
- Creo que tu solo te das cuenta de las cosas que te convienen... - tomé su mano.
-¿A qué te refieres? - preguntó sin entender.
- Mira a la derecha...
- ¿Qué hay? - susurró después de voltear y no encontrar nada sospechoso.
-Izquierda.
- ¿Qué? - dijo aún sin comprender.
- Míralas... Todas susurran cuando pasamos - afinó la mirada - No soy a la única que ven como un pedazo de carne - volteó hacia otro montón de chicas que secreteaban.
- No entiendo. - ¿De verdad no se daba cuenta o fingia? Al pasar nos miraban y Claudio había atraído más público femenino al salir conmigo. Era imposible que no se diera cuenta de las estúpidas esas que ahora babeaban por él - Oh- formó una 'o' con sus labios - Creo que entiendo. - sonrió y levantó una ceja.
- ¡Por qué sonríes así! - le reclamé y lo golpeé en el estomago.
- Ves lo que se siente - carcajeó.
- Eres un idiota. - me crucé de brazos.
- Hey - me abrazó por detrás pero yo seguía caminando, acomodó su cabeza sobre mi hombro - Sabes que a mí solo me interesas tu - mordi mi labio inferior. Me encantaba que dijera cosas así - Pero aún así no quiero esos vestidos.
-No empecemos - no quería iniciar una discusión.