-¿Me vas a contar qué te pasa? - preguntó abriéndome la puerta del auto.
-No León - rode los ojos y subi al auto-Solo
vámonos ya por favor.-Como tú digas. - sonrió y rápidamente rodeo el auto para subir del lado del piloto.
-¿Y Meyer? - preguntó rompiendo el silencio.
Una lágrima se deslizó pero rápidamente la limpié.
-Te agradecería que dejaras de hacerme
preguntas. - dije sin siquiera voltear a verlo.Seguia con mi mirada hacia la ventana.
-Lo siento, solo que no te ves bien y el auto de él estaba afuera. ¿Se enojaron? - rode los ojos, estaba por decirle que me bajara ahí cuando mi celular vibró.
La pantalla indicaba que era Claudio quien llamaba. Incliné la cabeza haciendo que mi cabello cubriera mi rostro ya que no podía resistir más y las lágrimas tomaban sus propias decisiones. Me debatia en desviar la llamada o solo no responder. Me decidí.
Solo no respondería. Guardé de nuevo el celular en mi bolso y disimuladamente limpié las lágrimas de mi rostro.
-¿Qué ha sido tan malo para que derrames lágrimas por él? - voltee a verlo sorprendida. No esperaba que se diera cuenta - Te conozco muy bien, ¿Recuerdas? - tomó mi mano y la soltó dándome mi espacio, acción que agradeci inmensamente.
-No tiene importancia. - susurré y una vez más regresé mi mirada hacia la ventana.
Afortunadamente no preguntó más y tampoco el celular vibró más.
- Aqui - le dije señalando.
-¿Qué? - dijo más que sorprendido.
-Que aqui está bien, aquí déjame. - aclare, ya que podia ser malinterpretada.
-No te dejaré en este hotel de cuarta. - dijo con repulsión.
De hecho yo no estaba muy contenta pero digamos que no traía el efectivo suficiente para uno mejor y no traía mi cartera.
-No te estoy preguntando si me dejas quedarme о nо...
-No sé qué mierda te hizo Meyer, pero yo no te dejo aqui. -me interrumpio y continuo conduciendo - Tu casa o la de Meyer. - pero qué magnificas opciones me dio.
- Regresa al hotel. - dije cruzándome de brazos - No iré a ninguno de esos dos lugares.
-¿Entonces? - exhaló con fastidio-Ni pienses que te dejaré en uno de esos lugares. - se refería al hotel, no respondi - Bien, ¿No elegirás alguno? - negué con la cabeza - Perfecto. - rodó los ojos y volvió a mirar el camino.
- Gracias por nada León - dije cerrando con fuerza la puerta del auto, odiaba que hiciera eso.
- Aún sigo derestando que hagas eso-dijo como si leyera mentes.
-Da lo mismo. - acomodé mi vestido antes de comenzar a caminar por la calle.
-¿Adónde crees que vas? - pregunto retóricamente.
-No voy a quedarme en tu casa, iré a buscar un hotel. -segui caminando y un fuerte viento me hizo temblar y enmarañó mi cabello.
Maldije con ganas de tirarme al piso y llorar
hasta quedar seca.-No seas ridicula y entra ya. - me giré y lo vi caminando hacia la puerta. ¿Qué más haría? No tenia adonde ir... Una vez más. Tal vez no había sido del todo bueno vivir con Claudio.
Tenía ya mucho tiempo de no entrar a la casa de León, muchos recuerdos llegaron a mi mente haciéndome estremecer aún más que el frío viento de afuera.
-Dormiras en mi habitación. - dijo mientras subiamos las escaleras - Toma de mi armario la ropa que necesites, yo estaré en la sala. - abrió la puerta y se hizo a un lado para que entrara.
-¿No saldrás? - pregunté ya que apenas llegó a la fiesta y lo hice regresar.
-No.-negó con la cabeza - Cambiate y si tienes
hambre baja.- Quisiera ducharme...
- Pues hazlo. - dijo obvio, me sonrio y salió de la habitación.
Apenas se cerró la puerta y me desplomé en la cama, en automático las lágrimas brotaban como si no tuvieran fin. ¿Cómo podía haberme hecho eso? ¡Y con Antonia! Tal vez yo me habia equivocado en el pasado pero eso no le daba el derecho de acostarse con cualquiera... Y mucho menos con mi peor enemiga. Me dolía el pecho. Era el mismo dolor que me había atormentado cuando Claudio había dicho que no quería volver a verme. La herida que se había cerrado ahora se había abierto y peor que la última vez. ¿Por qué Meyer?... Era lo único que podía susurrar entre llanto. ¿Por qué siempre había algo? Siempre había algo o alguien impidiendo lo nuestro. ¿Por qué? ¡Joder!
Haciendo un gran esfuerzo me puse de pie y caminé hacia el closet, tomé una playera y un short. Lo dejé en la cama antes de entrar al baño.
Después de una larga ducha salí y coloqué cada prenda en su lugar, solo batallé un poco con el short ya que lo ponía en su lugar pero parecía que éste preferia estar en mis tobillos. Me los quité y busqué otros que trajeran cintilla para poder ajustármelos.
Terminé de cepillar mi cabello, miré el reloj que estaba en la cómoda de al lado de la cama. Una de la madrugada. Dos golpes en la puerta me hicieron sobresaltarme.
-Pasa - dije suponiendo que era León
- Traje pizza - dijo entrando con la caja - Pero tardaste mucho y ahora está fría -rió haciendo unu muecu graciosa
-Es mejor fria. - me senté en la cama.
-¿Me invitas a cenar? - mordió su labio inferior
con nerviosismo.-¿De qué es la pizza? - lo mire con ojos finitos.
- Pepperoni y queso extra. - sonrió confiado - Tu
favorita.-Entonces si puedes quedarte. - ambos reímos.
Comenzamos a platicar, en momentos lograba distraerme lo suficiente haciéndome olvidar todo. Pero de un momento a otro la imagen del baño nublaba mis pensamientos, atiborrándome de unas inmensas ganas de llorar y llorar. ¿El lo sabría? ¿León sabría que su novia estaba desnuda sobre mi semidesnudo novio?
- León...
-¿Si?
-Tú sigues con Antonia, ¿cierto? -me atreví a
preguntar.- No.
-¿No?
-No.-respondió como si nada dando una mordida al trozo de pizza
-Y... ¿Se puede saber por qué? - pregunté
disimuladamente.-Emi - suspiró - Me di cuenta de que ella solo me quiso por alejarme de ti- negó con la cabeza
mirando hacia abajo - Y para ser sincero...-se acercó un poco a mi...- Jamás pude olvidarte. - sentí mis mejillas arder, en estos momentos no tenia ni la menor idea de cómo reaccionar - Te sonrojaste - dijo sorprendido y rió mientras
acariciaba mi mejilla.-Déjame. - me cubri riendo.
-No sabes cuánto envidio a Meyer - tomo mi harbilla para mirarme a los ojos...- saber que esos labios fueron mios - los delineó con suma delicadeza y mis ojos en automático se cerraron ....- Y que dejé que ahora otro se adueñara de ellos-sus caricias bajaron por mi mejilla hasta mi cuello y de un momento a otro sus labios estaban sobre los mios.
Lo hacia con inseguridad, con temor a mi reacción. Y por más que mi conciencia gritaba "Detente, detenlo" mis brazos la ignoraron y pasaron por su cuello formando con mis manos
un nudo en su nuca. Sólo escuché el sonido de la caja de la pizza al caer en el suelo y sin separarme de sus labios me hinqué en la cama para hacerlo recostarse y acomodarme sobre él.PTM mi Claumilia, lloremos 💔😭