Para siempre

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Mirada fija en su presa, quieta entre las inmensas ramas, esperaba el momento indicado para dejar libre la flecha que tensa esperaba en el arco; el lugar estaba silencioso, solo se escuchaba los pequeños insectos escudriñar una que otra cosa. El venado se paseaba con tranquilidad buscando su alimento entre las hojas y ramas en el suelo sin saber que aguardaban por él; se acercó a un pequeño arrollo entre las rocas, empezó a beber con sutileza cuando se sintió amenazado, se puso alerta a cualquier sonido, su cabeza giraba entorno su alrededor, cuando la vio en la distancia, pero ya era tarde, no pudo dar un paso para emprender su huida cuando una flecha atravesó su cuello.

Al tener su objetivo caído salto del árbol salpicando barro en el impacto, dejo que su arco se desintegrara como costumbre y lentamente pero con pasos firmes se dirigió a la criatura en el suelo ya sin vida y la tomo por la cabeza retirando la flecha de su lugar, se le quedó viendo por un momento y suspiro cansada; tomo al venado de las patas traseras y comenzó a caminar llevándose a este a rastras entre la espesura del bosque; en su andar , alzo la vista al cielo, observo como el gran sol de Neptum brillaba con intensidad cerca de Amoun, indicando que pronto terminaría su ciclo.

Trato de no darle importancia, y evitar oprimir más su mente; y continuo su marcha con el animal tras de si.

- ¡Backhu!... ¡Backhu! - la mujer presta atención a los constantes alaridos que se le acercan - ¡Backhu!- salió de entre las ramas con la respiración agitada y con la cara empañada en llanto.

- ¿Por qué gritas? – preguntó serena, ya sabía la respuesta.

- ¡Ay! Backhu – se dio la vuelta alarmada – es la abuela – Backhu suspiró sintiéndose aún más agotada.

- ¿y ahora qué...? - corriendo salieron del bosque llegando al prado donde se hallaba la cabaña donde Vivian las tres mujeres. Cruzaron el umbral con brusquedad hasta llegar a la única habitación.

-Abuela- llamó Backhu y se dirigió a la vieja cama de madera ubicada en un rincón de la habitación – abuela – la vio acostada con la respiración entrecortada y un tanto pálida.

-Backhu...- sonrió

-... ¿Estás...Bien? - Se sentó a la orilla de la cama observando atentamente su rostro.

- C-claro que si - arrugó el rostro – Yolseli - Eres una desobediente y grosera, te dije que no molestaras a Backhû - sermoneo a la joven que se escondía tras la cortina.

-Lo siento abuela - gimió - me asusté.

-Es la quinta vez que haces eso, ni te alteres, yo te aviso cuando vaya a morir.

- ¡ABUELA! ¡No digas eso! - asomó su rostro con semblante enfurruñado.

-Digo la verdad.

- ¡No! - sacudió su cabeza provocando que las hebras de cabello, amarillas y relucientes como el sol se batieran.

- Ya basta - Intervino Backhû antes de que empezaran una discusión - ¿Que pasó

esta vez? -.

-Nada.

-Su rostro - Hablaron al mismo tiempo, pero Yolse prosiguió cortante – Hoy recogimos agua del pozo y al momento de levantar la jarra cayó al suelo y su rostro envejeció como cinco años más – hizo una pausa para tomar aire - Es una terca, no me hace caso, siempre busco que se esté quieta pero no me presta atención, se está deteriorando y no puedo hacer nada - Salió por completo de detrás de la cortina con las manos en la cadera - Es peor que una niña, y tú ni siquiera estás aquí para ayudarme, te la pasas metida en el bosque cazando y amando a la naturaleza, deberías de ocupar mi lugar yo siempre soy el mal tercio aquí, ni siquiera sé porque lo intento, ella solo te escucha a ti.

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