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Park me había dado una tarjeta ese último día que nos vimos, pues era para poder entrar al edificio de su empresa sin ningún problema.

– Hola... – De mientras me acercaba a la recepcionista.

– Hola, ¿En qué te puedo ayudar? – Preguntó con una sonrisa.

– Park me llamó y me dijo que viniera... – Respondí mientras miraba el edificio, incluso el primer piso era demasiado lujoso, no esperaba menos de ella.

– Ella ahora mismo se encuentra en una reu... – Miró mis manos.– T-tienes un pase negro...

– ¿Eh? – Miré la tarjeta que Park me había dado.– ¿Es un pase?

De pronto todos comenzaron a mirarme y a murmurar cosas.

– Guardias, por favor, llevenla con la señorita Roseanne... – Dijo la chica quien hizo una reverencia.

– Oye... ¿Qué pasa? – Pregunté confundida y miré una de las tarjetas en su pecho.– ¿Por qué ma tuya es amarilla?

– Dependiendo nuestro nivel, es el color de nuestros pases o identificaciones... sólo la señorita Park tiene el pase negro, usted es la primera persona quien porta otro y... ¿Me diría quién es? – Tragó saliva.– Ni a su misma madre le ha dado un pase negro...

– ¿Quién soy yo? – Reí.– Un vago de la calle o algo así – Sonreí.

– ¿Enserio la señorita Roseanne le dio ese pase a usted? – Preguntó un guardia confundido.– No es por ofender, pero nuestra jefa detesta a la gente como usted...

– Ni me lo digas – Solté un suspiro.– Por poco y olvidaba que era pobre... ¿Dónde está ella?

– Por favor, sigame.

Subimos bastantes pisos en el elevador, los guardias me miraban algo nerviosos, pero aún no entendía muy bien el porqué. Me llevaron hasta una puerta y me dijeron que ahí que encontraba Park, para después alejarse.

Toqué la puerta y escuché un "Pase", de una voz desconocida y masculina. Al entrar, miré una mesa larga con hombres y mujeres sentados al rededor de ella, Park era la única de pie y pareciera que estaba presentando algún proyecto.

– Lo siento... – Dije avergonzada.

– ¡_______! – Dijo Park con una sonrisa y se acercó rápidamente a mí.

– ¿Por qué no me dijiste que estaba ocupada?, pude haber venido después... – Miré como todos me miraban sorprendidos.

– ¿Qué?, claro que no – Miró hacia atrás.– Todos afuera, ¡Rápido! – Dijo con ese tono de voz frío que tanto la caracteriza.

Las personas abandonaron el lugar, dejándonos sola a las dos.

– Quería verte... me siento muy estresada y el día no ayuda... – Hizo un puchero y abrazó mi cuello.

– Yo... – La miré sorprendida por ese cambio de actitud tan repentino.

– ¿Cómo te fue en la universidad? – Dejó un beso en mis labios.

– Oye... ¿Por qué todos me miran así? – Pregunté confundida.

– ¿Quienes? – Frunció el ceño.

– Todos... cuando miraron la Tarjeta negra comenzaron a actuar extraño... – Respondí.

– Quizás es porque saben como deben tratarte de ahora en adelante – Sonrió.

– Pero... yo no quiero que me tengan miedo... – Fruncí el ceño.

– Así se trabaja aquí – Tomó mis manos.– Vamos a mi oficina...

Sobres De Color Rojo - Imagina con Rosé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora