Sexto capítulo

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Al siguiente día, todo estaba silencioso.

Preparé el desayuno para todos pero nadie apareció. 

Subí al segundo piso y toqué la puerta de Lilith, pero no respondió. La idea de ir al tercer piso pasó por mi cabeza con la intención de buscar a Maximilliam, pero lo tenía prohibido así que lo descarté al instante.

No me quedó mas que esperar, y al ver que nadie aparecería decidí desayunar sola. 

Mi turno terminaba al mediodía, así que tenía que esperar hasta dicha hora. Para mantenerme entretenida de alguna manera, decidí dar un paseo por el patio.

El lugar era de un verde opaco, con la mayoría de los jardines secos y los arboles marchitos. Sonreí cuando descubrí con que podría pasar la mañana. De inmediato fui a buscar un balde lleno de agua para comenzar a regar con cuidado cada planta.

Noté que la tierra estaba seca, y luego de removerla un poco pude ver como estaba repleta de bichos que se comían las raíces de todas las plantas.

-Tendré bastante trabajo- me erguí y busque mi celular para llamar al contacto que me sería de gran ayuda.

-Me esperaba cualquier llamada menos la de usted, señorita Reyes.

Sonreí -Lo tomaré como un halago- oí su risa a través del aparato -¿Te encuentras ocupado, Harry?

-Cambiaron mi turno por el de la noche, así que no... ¿Acaso necesita de un profesional guardia que la cuide?

-Ya desearía eso- sentí una incomodidad en el cuello como si alguien estuviera observándome, así que me giré pero la nada era lo único que me rodeaba -Bueno, el tema es que preciso que me compre un par de cosas, luego le aseguro que le pagaré como es debido.

-Claro ¿Qué necesita?

-Bien, necesito tierra negra para jardín. Pídale a la señorita Judith, del negocio de Jardinería, que la tierra posea la mayor cantidad de nutrientes posibles -oí como afirmaba así que proseguí -También precisaré un regadora, rastrillo y una pala.

-Anotado, iré ahora mismo.

-Muchas gracias.

-¿Donde se encuentra, señorita Reyes? Pregunto para así llevárselo. 

Se me atoró la respiración -Ah, claro, emm.... -me mordí con nerviosismo las uñas -En la mansión.

Un silencio reino entre los dos, hasta por un momento creí que la llamada se había cortado, pero Harry volvió a hablar: -¿Que hace allí?

-Trabajando.

Otra vez otro silencio.

-No es necesario que me lo traiga, puedo ir a buscarlo si usted no pued....

-No, tranquila -se apresuró a responder -Iré apenas termine las compras.

Agradecí y corte.

Esperé por Harry mientras seguía verificando el estado de las plantas. Después de media hora, un claxon resonó en toda la residencia. Me apresuré a llegar al portón, viendo como Harry salía de su camioneta con una sonrisa -Es un gusto verla- me saluda.

Abro el portón que nos separaba y me acerco -Le agradezco demasiado y disculpe las molestias.

-No es ninguna molestia, todo lo contrario -saca de la caja de su camioneta una gran bolsa de tierra -Es una buena excusa para verla.

Se me escapa una risa ante su falta de vergüenza. El rubio coloca la bolsa en el suelo, para luego proceder a hacer lo mismo con los otros objetos que le pedí -¿Cuanto le debo? -saco mi billetera, ya contando cuanto tengo de dinero.

Los gemelos: si lo quieren, lo obtienenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora