noveno capítulo

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¿Por qué no puedo ver nada? ¿Por qué todo está tan oscuro?

Toda sensación de placer se esfumó como el humo siendo reemplazado por un terror indescriptible.

Intenté llevar mis manos a mis ojos pero una presión me hacía tenerlas sujetas contra el colchón, alguien me tenía apresada. La presión en mis muñecas comenzaba a dolerme provocando un quejido. Todo mi cuerpo entró en estado de alerta y con desespero empecé a retorcerme buscando liberarme de lo que sea que me tenía atrapada.

De repente sentí como algo húmedo, frío y pegajoso se desplazaba desde mi cuello hasta el lóbulo de mi oreja y allí algo afilado se enterró en la carne haciéndome gritar mientras lágrimas de miedo mojaban mi rostro.

Nunca tuve tanto miedo como en ese momento, nunca viví algo tan horrible como esto y puedo jurar que nada se compara con la sensación de ser incapaz de defenderte y estar a la merced del depredador, siendo servida en una bandeja de plata, lista para ser devorada por el maldito que disfrutaba del sufrimiento ajeno.

Me sacudí, me torcí, pedí por ayuda entre llantos, irrité mi garganta por los alaridos desesperados que daba, pataleé...hice de todo.

Pero, cuando entendí que los gritos eran inútiles, que los intentos violentos de liberarme eran solo una perdida de energía y me rendí ante lo que sea que me estaba torturando, quedándome quieta, con el pecho bajando y subiendo por la acelerada respiración y sin tener control de las lágrimas que ya caían silenciosas sobre mis mejillas, puedo jurar que quien sea que estuviera haciéndome esto estaba sonriendo. Fue entonces cuando sus manos grandes, gélidas y con sus dedos alargados comenzaron a deslizarse sobre mi piel desnuda debajo del pijama. 

Tragué grueso ya preparándome para lo que venía....jamás creí que esto me pasaría, siempre lo veía en las noticias... casos de chicas jóvenes siendo arrebatadas de sus propios cuerpos... nunca se me pasó por la cabeza que un día sería una de ellas, sería un caso mas.

Sus desagradables dedos, temblorosos por su deseo ansioso, bajaron, bajaron...tocaron, presionaron, se movieron dentro y afuera.

Me mordí los labios hasta ser capaz de sentir la sangre proveniente de ellos. Lloraba en silencio.

<<¿Quién mierda me está haciendo esto?>> era lo único en lo que pensaba, hasta que la imagen de él...no, él no sería capaz....¿Por qué lo haría?...no por favor...

-¿Maximilliam?

Se detuvo. Todo se detuvo. Un silencio abrumador cayó sobre el lugar. No oí nada, no vi nada pero al menos dejé de sentir...

-¿Eres...tú?-me atreví a preguntar con la voz temblorosa, aun afectada por lo reciente.

Pasos... pasos rápidos como si alguien se acercara corriendo...el sonido de la puerta siendo abierta abruptamente y un grito ahogado -¡Milagro!

Se apresuró a despejarme los ojos que, al parecer estaban tapados con una tela, y cuando me acostumbré a la luz de la habitación, el rostro de Lilith que expresaba con plenitud su terror en sus cejas fruncidas, sus labios temblorosos y los ojos abiertos de par en par...

Me reí sin gracia...nunca creí que, algún día, aquellos inquietantes ojos me transmitirían tanta tranquilidad y felicidad como lo están haciendo ahora mismo.

...

-Aquí tienes tu té- la pelinegra me brinda la caliente taza que, al sostenerme entre mis manos, su calorcito agradable me hizo sonreír.

-Gracias.

-¿Ya te bañaste?

-Si...-bajo la mirada ante el recuerdo de estar bajo la ducha llorando mientras sentía cada centímetro de mi cuerpo sucio y, que por mas fuerte que lo friegue o por mas cantidad de jabón que usara, nada quitaría aquellas huellas ya marcadas de por vida en mi piel.

-¿Puedo preguntar...que sucedió?- la pelinegra susurra, como si hablarlo sería pecado.

-No lo sé- bebo un sorbo del té -Mmm, está muy rico, gracias -le sonrio amablemente y ella solo me devuelve la mirada llena de confusión mesclada con preocupación.

-Cuando entré no había nadie Milagro...¿Estás segura que no fue un sueño o...

El fuerte sonido del reloj marcando la medianoche la interrumpió cortando su pregunta sin piedad. Aproveché dicho momento y me levanté de la cama, tomé mi bolso, me cubrí con mi abrigo y con una sonrisa me dirigí a Lilith -Ya es hora de que me vaya- le devuelvo la taza de té aun llena del caliente líquido -Nos vemos mañana, buenas noches.

Antes de que pueda responder, salgo del cuarto y con pasos tan apresurados que por poco ya no voy corriendo, y sin mirar en ningún momento atrás, me marcho de aquel lugar.

Mientras iba por el camino de tierra, con destino a mi hogar, siento como mis piernas me fallan y caigo de rodillas. Gimo del dolor ante el ardor que se ubica en mis rodillas al haber sido raspadas por las pequeñas piedras del sendero. Intento levantarme pero parecía que mis piernas se rehusaban a responderme, así que me senté en la tierra y en ese momento de silencio donde lo único que me rodeaba eran los pinos, el viento que mecía sus ramas, y las estrellas que decoraban el oscuro cielo, en ese momento todo parecía tan pacífico.

Y con la vista en aquella plenitud que se extendía sobre mí, el llanto me invadió y sentí como algo dentro de mi se rompía lentamente. Tenía que arreglarme, no me podía dar el lujo de quebrarme y rendirme...todo esto es un sacrificio que debo hacer por mi hermana y por mi. Y con ese pensamiento en mi cabeza me levanté, me sacudí la tierra y dando un fuerte suspiro, seguí caminando sin saber que entre aquellos altos e imponentes arboles, en su oscuridad absorbente, alguien me observaba con una sonrisa afilada, la mirada depredadora y los dedos aún húmedos.

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⏰ Última actualización: Feb 22, 2024 ⏰

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Los gemelos: si lo quieren, lo obtienenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora