Ballisaray [Fanfiction EXO/ KaiSoo|SooKai-HunHan]

Ballisaray Cap 5. El Califa

«Me he quedado prendado de tus palabras.

Y me siento intimidado por tus ojos.

Todo esto es difícil de creer en este momento.

¿Quién tomará una parte de existencia?

Un viento se ha desatado. ¿Qué quedará?

Si todo esto es una locura, yo estoy loco.

No volaría hacia los cielos,

sino que sería el pájaro que se queda junto a tu ventana.

Incluso si tú cerrarás las cortinas...

...yo estaría junto a ti».

Barış Akarsu-Biz nereye.

     Kyungsoo casi había terminado la jornada laboral, su paciente era un extranjero que se había indigestado con humus, fue una consulta fácil. En ese momento estaba recibiendo a los últimos del día, no esperaba que Rabih llegara a él con dos hombres completamente arropados por un chador negro que cubría sus rostros sujetando un extremo de la tela.

     —Hemos decidido venir con el mejor sanador de Capadocia: Do Kyungsoo.

     —Es un placer ayudarlos, Rabih, dígame; ¿para qué soy bueno?

     —Pues usted doctor, siendo un foráneo tan talentoso debe ser bueno en todo, pero hoy estamos queriendo beneficiarnos de su habilidades como médico para que revise a estos chicos de Aşk Sarayı. Ambos dicen sentir dolor.

     Kyungsoo se dispuso a atender a la persona de menor estatura, pero cuando empezó a hacerle preguntas, fue respondido sólo con un infranqueable silencio.

       —Ellos sólo hablan en turco, mi señor, por eso los acompaño. Él dice que siente dolor en su hombro izquierdo —esclareció Rabih.

     —Ya veo  —respondió Kyungsoo, dubitativo. Preguntarle si se había golpeado últimamente parecía muy difícil así que se limitó a revisarlo con sus manos, pero en cuanto lo tocó a través de la tela, el paciente se puso tenso y se apartó como un cachorro asustado.

     —Debo tocarlo para poder diagnosticar, además, debo ver su cuerpo, tendrá que quitarse el burka.

     —No es un burka, doctor, el nombre adecuado es chador. Es una prenda de origen iraní —corrigió Rabih antes de dar unas indicaciones en turco que por algún motivo a los oídos del doctor no sonaron del todo amables, pero él era la persona que creía que incluso los insultos sonaban exóticamente hermosos en aquel lenguaje, así que no le prestó mucha atención.