Kyungsoo y Sehun quieren vivir la experiencia completa en aquella tierra exótica donde pasarán unos meses. No sospechan que dicha experiencia les llevará a inmiscuirse en un horrible negocio de esclavitud, pero en medio de todo ello podrán descubrir...
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Fuente Mavi0421
Sehun estaba terminando de firmar unos expedientes cuando la puerta de su consultorio se abrió de par en par, Geyik cerró con seguro y lanzó el velo a un lado. Él se levantó de la silla y se miraron a los ojos, sorprendidos, sin decir una palabra. Respirando pesadamente como si el aire fuera espeso y se rehusara a entrar en sus pulmones. Hasta que el chico con chador se lanzó a los brazos del otro y empezó a besarlo con furia.
—¡Geyik, espera! —intentó detenerlo— Tenemos que hablar.
—No aún, bésame —se apresuró sobre él.
Geyik lo besaba apasionadamente, estaba como una fiera sobre Sehun, comiéndoselo vivo, desesperado. Pocos minutos después, él escritorio se había convertido en el epicentro de un torbellino. Los expedientes y los lápices estaban tirados en el piso, las recetas médicas acabaron arrugadas y el calendario se rompió. Geyik se descargó sobre Sehun con toques groseros, mordidas y tirones. En el fondo había tantas emociones que Geyik no lograba procesar, que se estancaban en su pecho lastimándolo, sólo quería dejarlas salir, pero no podía ni siquiera después de llorar toda la noche sobre Malik. Necesitaba sentir unos brazos fuertes sujetándolo, una boca rasgando su piel con dientes filosos, necesitaba sobremanera que Sehun escarbara profundamente y que sacara todo eso de ahí... Había enterrado hondo muchas cosas durante todos estos años, tanto que ya no sabía en dónde buscarlas.
Necesitaba de Sehun emocionalmente, pero no sabía cómo llegar ahí así que arañaba la superficie en su más desesperado intento por obtener un pilar del cual sujetarse. Después de un tiempo se vio a sí mismo acostado en la camilla, el médico le peinaba los cabellos con sus dedos, amoroso.
—¿Podemos hablar ahora? —preguntó con los cabellos despeinados y la ropa arrugada arrugada. Geyik asintió y le otorgó su nombre especial.
—Sí, Habibi.
—Te diré cómo voy a sacarte de aquí. Si tú quieres, te llevaré con tu familia. A cambio, tendrás que llamarme Habibi muchas otras veces.
Cuando Geyik asintió, Sehun le tomó una foto con su celular para su pasaporte falso. Luego empezó a relatar rápidamente acerca de esa familia china que lo amaba tanto y cómo podía reunirlo con ella sin pasar por una denuncia policíaca. Tendría que escapar. Era la única manera si quería volver a ver a su madre alguna vez.