Declaración de guerra
Respiro fuerte, casi suspirando, no sentía nada diferente, creía que al ser nombrado el Oyabun supremo, al recibir el tamashi de cada uno de los antiguos lideres de cada clan, iba a experimentar una energía explosiva en él, tristemente no ocurrió.
Había sido demasiado fácil, tanto que parecía una broma, pero era real, tenía a su izquierda colocadas en orden las cajas de los 15 Oyabun, las cajas que contenían, la katana familiar, los sellos de su clan y sus platos de sake, se los habían entregado por voluntad propia por cada uno de sus legítimos herederos, eso significaba que eran suyos ahora, justo como lo planeo.
Faltaba menos de un mes para que la reunión con los lideres de las mafias extranjeras se diera lugar y lograra al fin, su tan ansiada venganza: la abolición de la Yakuza.
Porque todo esto lo hacía Shigaraki para vengarse de los Oyabun y de la Yakuza entera, la forma humillante en la que fue despojado de su rango como Oyabun, como le dieron la espalda, como sin miramientos le habían practicado el yabitsume, en su mente malsana validaba todo lo que estaba haciendo y todo lo que pretendía hacer en el futuro.
Aunque se hubiera ganado a pulso ese castigo con sus acciones, recuerden que lastimar a los niños es penado por las leyes Yakuza con la muerte, tan es así, que incluso en su momento el aquel entonces Oyabun Enji había propuesto su ejecución.
Pero decidieron tan solo expulsarlo de la organización y entregarlo a la policía, la cual al ver que el daño a los niños solo había sido psicológico, que no los había maltratado y los alimentaba y cuidaba bien, solo le pusieron una pena de 10 años en prisión, la cual por buen comportamiento se redujo a la mitad de ese tiempo.
Una vez libre, paso todos esos años, planeando cuidadosamente la forma en la que les iba a cobrar todo lo que le habían hecho. Porque su venganza apenas estaba iniciando.
Así que continuaron, aquella ceremonia no había terminado aun, debían como dicta la ley Yakuza, de beber sake proporcionado por su nuevo Oyabun, para después postrarse frente suyo haciendo el dogeza y tocar el piso con su frente, máxima muestra de rendición y sumisión ante su nuevo líder.
Así que cada Oyabun, mejor dicho, los antiguos Oyabun tuvieron que pasar uno a uno, sentarse en la posición seiza, tomar un plato de sake en blanco y esperar a que su nuevo Oyabun lo llenara de sake, beber la mitad, alzar el plato y terminar de beberlo para después hacer el dogeza.
Fue un momento humillante para todos y cada uno, pero tenían un plan, había un motivo oculto para que hicieran todos juntos aquella locura sin protesta alguna.
Cuando el ultimo Oyabun, ósea Eijirou hizo aquella ceremonia final de sumisión, Shigaraki lo miro y hablo en su educado estilo palabras demasiado nocivas.
-Eijirou, hay algo que necesito que hagas por mí. -Eijirou estaba quieto, no sabía que podía hacer él que fuera tan especial para Shigaraki, pero termino de escuchar. -Acércate. -Cuando Eijirou se aproximó, sintió un pinchazo rápido y sutil en el cuello, los demás Oyabun, bueno ex Oyabun, miraron aquella escena sin dar crédito.
Vieron como Shigaraki por medio de un dispositivo medico había inyectado algo a Eijirou quien por instinto se alejó y no tuvo que preguntar que le había inyectado ya que su nuevo Oyabun le dio la respuesta antes.
-No me complace tu unión con ese joven Omega, parece un gato salvaje y vulgar, por eso te hice el favor de inyectarte esto, es una nueva droga medicinal, le llaman "el borrador" por qué hace precisamente eso, borra las huellas hormonales y de feromonas que ese Omega dejo en ti. Aunque es ilegal usarla, es una maravilla y una bendición para mucha gente, que, como tú, se enlazaron con la persona incorrecta. Mina...

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El Omega del Yakuza
Fanfic"Eijirou era el recién nombrado jefe de la familia Kirishima. Cómo Yakuzas, como Alfas tenían dos cosas muy claras en cualquiera de sus planes. Fortalecer el poder de su familia y conseguir un Omega para tener descendencia. Esa noche su mejor amig...