El Omega del Yakuza 2

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Tatuajes y vino


Al otro día, mejor dicho, ese día más tarde, la puerta de la habitación fue tocada con calma, Kirishima se despertó y vio a Katsuki acurrucado aun durmiendo a su lado, sonrió al recordar lo que habían vivido horas atrás, le acaricio el cabello y beso su frente, aquello ya era su forma personal de saludarlo, salió despacio de la cama ya que no quería que se despertara.

Al abrir la puerta vio a uno de sus sirvientes y le aviso que el Sr. Fat Gum ya había llegado y que le esperaba, Kirishima olvido por completo que esa mañana ya tenía agendada una cita con el que fuera su tutor como Yakuza cuando era adolescente, ahora era más un viejo amigo al que pedía consejo siempre que algo le preocupaba.

-Bajare en un momento. Ofrézcanle algo de desayunar.

-El Sr. Fat Gum ya está desayunando, recién llego ordeno le prepararan algo de la cocina. -Kirishima sonrió ante esas palabras, era obvio que no lo iba a esperar para comer.

-Bien.

Cuando Eijirou se dio la media vuelta vio a Katsuki sentado en la cama frotándose los ojos y bostezando ligeramente, aunque tenía la obligación de esa cita, Kirishima atendió sus prioridades primero, abrazando a su Omega le dio un beso en los labios y le susurro un buenos días, Katsuki quien no pudo responderle por que aquel beso no le dio oportunidad de hacerlo.

Ambos habían abierto la caja de pandora al besarse, estaban hechizados por esa nueva sensación cálida que cada vez con cada beso inundaba sus corazones, parecía que ya no podrían dejar de hacerlo jamás porque hubieran seguido besándose de no ser por esa cita de Kirishima.

-Tengo que atender a mi antiguo tutor, después de que termine, ¿quieres preparar conmigo el desayuno?

-¿Desayuno a estas horas?

-Contigo podría desayunar a las 10 de la noche. -Kirishima seriamente estaba pensando dejar a Fat Gum esperando una hora o dos, no podía dejar de besar a Katsuki.

-Ve a tu cita y no te tardes, tengo hambre. -El Omega detuvo aquello, quería que Eijirou terminara pronto para comer algo y estar con juntos el resto del día sin interrupciones.

Kirishima tomo una ducha rápida y al salir del baño uso únicamente una toalla envuelta en la cintura, atravesó la habitación para llegar a su enorme guardarropa, fue que Katsuki vio por primera vez su torso desnudo, ya que, hasta ese momento, aun el encuentro de hacía poco había usado el pijama.

No solo se impresiono de lo bien trabajado que tenía su cuerpo, los músculos marcados, su pecho erguido, la fortaleza de sus brazos y su torneada cintura, lo que dejo boquiabierto al Omega fueron los tatuajes que decoraban su espalda.

Eijirou era un Yakuza y aquellos tatuajes eran su emblema personal, una cabeza de dragón cornudo, sosteniendo en su hocico una daga cubría casi toda su espalda, mientras que las nubes decoraban sus brazos.

De hecho, ya tenía planeado agregar a ese tatuaje las garras del dragón sosteniendo una tabla sagrada de oración con el nombre de Katsuki.

Sin planearlo libero sus feromonas de Omega, se imaginó a sí mismo desnudo debajo de ese escultural cuerpo, recibiendo el placer que suponía iba sentir hacer el amor por primera vez.

Kirishima se detuvo unos momentos, lo miro de reojo, su Omega estaba sonrojado, asombrado con las manos cubriendo su boca, el Alfa estuvo a nada de correr hacia la cama y hacerle el amor en ese momento, pero respiro hondo y se apresuró a vestirse, no se necesitaba ser un genio para saber que su Omega se había emocionado con su parcial desnudez, lo cual fue gratificante, si hay algo que puede enamorar a una persona es saber que lo que tú eres es del agrado de quien te gusta.

El Omega del YakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora