Itadakimasu
Tenía los ojos cerrados, aunque no veía nada, sabía exactamente todo lo que estaba pasando en ese momento, le costaba trabajo respirar y no era porque su rostro estuviera enterrado en la almohada, sino por estar recibiendo tanto placer, se sentía próximo al desmayo con cada toque.
Había estado separado de su Alfa por casi un mes y su reencuentro se postergó por la situación de rescate de los Oyabun secuestrados y la aprensión de Shigaraki.
Así que, a la primera oportunidad, su amado Shinsou alquiló una casa para ellos dos solos y simplemente estaban recuperando el tiempo perdido.
Aunque el carácter habitual de su Alfa era centrado y sereno, cuando estaba con él en la intimidad se convertía en una fiera difícil de domar, siendo su cuerpo y amor lo único que podían tranquilizarlo.
Y como era de esperarse, Ervin recibía toda la virilidad de Shinsou dentro suyo acompañando de un rítmico vaivén con besos sobre su nuca, si había algo que fascinaba a su Alfa de esa posición era ver la cicatriz que su mordida había dejado como un tatuaje sobre la clara piel de su Omega.
Ese momento había sido años atrás, pero su corazón aun temblaba de emoción al recordarlo, como se encontró por un golpe de suerte con su Omega destinado en un lugar tan lejano como Inglaterra, el hecho de que ambos fueran hijos de reyes de la mafia y que su atracción y amor fuera mutua e instantánea fue demasiado bueno, afortunadamente, era real.
Aunque el placer que sentía era deliciosamente bueno, quería ver el divino rostro de su amado, así dejo de embestirlo y lo giro delicadamente, ver la piel blanca de su delicado torso y pecho empapada en sudor, como todo su cuerpo estaba temblando de placer, su rostro jadeando y su mirada suplicante de recibir más, eso y saber que ambos sentían un amor vibrante y correspondido, volvieron loco a Shinsou.
Se dejo caer sobre su Omega, invadiendo sus delicados labios rosados y tersos con sus besos llenos de pasión ruda, pero al mismo tiempo suplicante, toda una contradicción o una bendición si se mira con el cristal correcto; tener a tu ser amado bajo tu domino y al mismo tiempo estar dominado por él, es la más grande y no obtenida meta de muchos.
Pensaba en eso, mientras sus manos no se cansaban de brindarle caricias por todo su cuerpo, situación que era mutua, ya que Ervin recorría con sus delicados dedos todo el lugar que pudiera alcanzar del cuerpo de su Alfa.
-Shinsou... dámelo, dámelo de nuevo... -El Omega pedía, suplicaba para que su Alfa volviera a penetrarlo, pero aún no, Shinsou adoraba ver como su amado esposo se retorcía de ganas.
-¿Tanto lo quieres? -Pregunto besándole lentamente el rostro bajando sin prisa hasta su pecho, dando ligeros mordiscos a sus pezones, provocando que Ervin vibrara de placer.
-Siempre....siempre mi amor.
Shinsou podía aparentar ser muy similar a su padre Aizawa en carácter, pero en el fondo, en lo privado era igual de lujurioso que su padre Yagi y su amado Ervin, aunque todos decían que tenía el rostro y cuerpo de un hada mítica, era más una baobhan sith*, un hermoso vampiro sediento de sangre y sexo.
Cuando Shinsou lo penetro de nuevo, lo embistió con toda su fuerza, Ervin lanzo un gemido antes de que su voz fuera ahogada por los besos de su Alfa.
Aquello era un sueño demasiado bueno para ambos, pero como todo en la vida, nada dura para siempre, llevaban casi dos días encerrados en aquella habitación, poco tiempo para el largo tiempo que habían estado separados, pero sus cuerpos ya no podían más, necesitaban descansar.

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El Omega del Yakuza
Fanfiction"Eijirou era el recién nombrado jefe de la familia Kirishima. Cómo Yakuzas, como Alfas tenían dos cosas muy claras en cualquiera de sus planes. Fortalecer el poder de su familia y conseguir un Omega para tener descendencia. Esa noche su mejor amig...