N
o lo entiendo... ¿Volver a lastimarme?
Se inclina un poco hacia mí y por instinto, me muevo hacia atrás. Mi espalda choca contra la barandilla del porche, haciéndome entender que ya no tengo hacia dónde ir.
—Midory, te digo esto porque me habías dicho que sabes sobre los resets... — Asentí.
—Y crees que podría ayudarte. — Afirmé en un tono de voz bajo, aunque sonó más como una pregunta.
—No, no es eso. — Le miré fijamente, sin comprender que es lo que quería exactamente. —Si notas algo fuera de lugar, quiero que escapes. — Abrí los ojos, atónita, y luego de unos segundos me negué a tal petición. — Midory, por favor.
—No pidas algo tan estúpido como eso...—le digo con los dientes apretados, bajando la cabeza, y enderezo mi espalda en un intento de parecer indiferente. Pero no funciona. — Sé que es lo que tengo que hacer... — Levanté la cabeza, fijando mis ojos en él, dándole a entender que no permitiré algo así. — No creas que voy a hacer lo que me pides... Te lo dije, se mas que tu sobre este tipo de cosas. Trataré de averiguar qué es lo que está pasando.
— ¿Cómo pretendes hacer eso?
—Solo confía en mí, ¿vale? Solo eso. — Me miró vacilante, dudando si acceder o no, y es que no tiene más opción.
Luego de unos segundos asintió.
—Solo ten cuidado. — Sonreí con ternura ante su preocupación.
—No sabes con quien estás hablando. — Comenté, y en un movimiento rápido ya estoy de pie, dándole la espalda. — Que haya sido completamente inútil en el Dark world no quiere decir que lo sea aquí. — Le dirijo una mirada sobre el hombro, sabiendo que estaba de pie detrás de mí.
—Tal vez no lo sepas, pero nos ayudaste mucho más de lo que piensas. — Reí por lo bajo, queriendo decirle que no comprendía.
— Si, como n... — Las palabras se pegaron a mi garganta en el momento en que sentí uno de sus brazos en mi cintura y el otro alrededor de mis hombros.
Como me había tomado por sorpresa, no sabía cómo reaccionar.
El, por otro lado, escondió su rostro en mi cuello, enviando un escalofrío a través de mi espalda. Siento su respiración chocar contra mi piel, haciendo que mi respiración se acelere, junto con mis latidos.
— Tu sola presencia me ayuda a estar tranquilo, eres más importante de lo que crees. — Susurró, lo suficientemente alto como para que lo escuchara, provocando una pequeña sonrisa en mi rostro. Lentamente subí ambas manos y las coloqué sobre su brazo mientras volteaba la cabeza para verlo.
— ¿Aun con lo molesta que soy? — Levantó la cabeza y apoyó su barbilla sobre mi hombro, quedando a tan solo unos centímetros de mi rostro.
Abrí los ojos impresionada, pero solo eso. Mis ojos se encontraron con los suyos, él estaba igual que yo. Sus mejillas estaban totalmente rojas, al igual que las mías, de hecho estaban del mismo color de sus ojos.
Permanecimos de esa forma por lo que pareció ser un minuto.
Su mano pasó desde mi hombro hasta mi mejilla y acortó la escasa distancia entre nosotros. Sus labios son extrañamente dulces, suaves y cálidos, y el tacto es electrizante. De nuevo comienzo a tener las mismas sensaciones que cuando estaba en el Dark world, pero esta vez son dos veces más intensas y más agradables. A diferencia suya, mis movimientos son un tanto torpes, debido a que soy inexperta en el tema. En medio del beso puedo sentir como sonríe, satisfecho por alguna razón, y trata de guiarme.