Capitulo 9.

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Rápidamente llego la mañana y fue cuando di el tratamiento casi final a Luffy, dejándolo casi completamente recuperado, me había despertado con Luffy nuevamente encima mío mientras me abrazaba protectoramente, pero me sentía tan cómodo que no le dije nada, y solo afiance mi agarre alrededor de su cintura y dormí por un poco más de tiempo, solo eramos el y yo, pues Jimbei seguía dormido ahora en el otro extremo del lugar, también tenía una recuperación monstruosa.

En eso entró Penguin con comida, me desperté ante su saludo y moví ligeramente a Luffy para que se levantara a comer, conseguí que se sentará en la camilla y yo hice lo mismo, pero al sentarme el me empezó a abrazar escondiendo su cabeza en mi cuello.

-Lu tienes que comer, es importante que te recuperes para que vayas a entrenar con Railey- me gustaba sentirlo tan cerca de mi, pero últimamente cada que comíamos, casi no probaba su comida, solo quería estar abrazándome y dormir.

-Por favor, cariño, tienes que comer, es bueno que duermas, pero también necesitas comer- lo abrace pasando mis brazos por su cintura mientras tan solo le susurraba lo que pensaba en el oído.

-Después de esto, podemos ir a pescar como tanto te gusta o podemos ir a explorar la isla- no había muchas cosas que pudiéramos hacer, obviamente al estar confinados en una parte de la isla de las mujeres y que no haya cosas interesantes que hacer era una desventaja bastante grande.

En eso recordé otra cosa que podíamos hacer, algo que me había pedido, aunque siempre le decía que no, había dos motivos en realidad.

El primero nunca lo había hecho con nadie.

Y el segundo era porque debería de querer mucho a la otra persona para poder hacerlo, pues sería largo y cansado principalmente para mi.

Y más porque tendría que cuidar de no lastimarme a mi o a la otra persona si algo sale mal.

Pero se que esto lo haría muy feliz.

-Luffy, si comes bien te concederé tu deseo y por fin podremos...- con esta frase pude ver como su rostro se sonrojaba y una sonrisa se formaba en su cara.

-¿Enserio? ¿De verdad haríamos eso? Siempre decias que solo lo harias con una persona que realmente quisieras y que nunca lo has hecho con nadie- rápidamente dejo de tener su cabeza en mi cuello y me volteo a ver, yo asenti mientras veía sus ojos donde se veía la ilusión en sus ojos, aunque permanecía una gran tristeza en ellos -comere, pero debes de mantener tu promesa.

Esta situación se les hizo muy rara a los otros presentes pues no sabían a que se referían y lo que decían se podía sacar de contexto, pero no dijeron nada y prefirieron mejor retirarse de donde estaban.

-No puedo creer que me llevaras en tu espalda mientras vuelas- la emoción se reflejaba claramente en la voz, lo que causó que el rubio sonriera, sabía que muchas cosas podían salir mal, pero quería ver esa sonrisa que tanto le gustó en la guerra, esa sonrisa que tenía cuando llegó hasta Ace y estaba apunto de liberarlo, o cuando lo libero.

Esas sonrisas quería volver a verlas, pero ahora solo daba pequeñas sonrisas fingiendo estar bien o sonreía pero el deje de tristeza seguía allí.

-Si, iremos a volar, pero tienes que comerte todo lo que trajo el chico, no has estado comiendo bien- y esto era cierto, ya que habia comido la cantidad de comida que consumía alguien normal y lo que recordaba que Ace decía de su hermano menor era que comía como él, lo cual significaba que era un hoyo negro como el de pecas.

-Lo haré- paso media hora para que se acabara la comida, pero me sorprendió que se comiera todo, tal parece que le causa mucha emoción que lo lleve a volar.

Tu y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora