Capitulo 3

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D+03: 14: 26 (Reloj de Misión de SPARTAN-117)/ Superficie.

Adelante, el Jefe Maestro vió una luz tan brillante que parecía competir con ladel sol. La cual se originó en algún lugar detrás de las rocas y arboles deenfrente, levantándose en medio de los cuernos de una construcción en formade U, corriendo hacia el cielo, en donde el planeta Threshold servía comotelón de fondo. ¿Se trataba acaso del pulso de alguna especie de faro? ¿Partede algo que mantenía unido al mundo anillo? No había manera de que él losupiera.Cortana justo acababa de advertir al Spartan acerca de un grupo de Marinesque se habían estrellado –aterrizando en el área– así que no se sorprendió deescuchar el traqueteo del fuego de las armas automáticas, o el característicogimoteo de las armas de energía del Covenant contestando en respuesta.Continuó con su camino a través de los matorrales y sobre la ladera porencima del edificio en forma de U y las estructuras que la rodeaban. Él pudover a un grupo de Grunts, Jackals, y Elites moviéndose de allá para acámientras trataban de abrumar a un grupo de Marines.En lugar de cargar contra ellos usando el arma de asalto, el Jefe Maestroescogió usar su pistola M6D. Levantó el arma, activo la magnificación por 2x,y apuntó cuidadosamente. Una serie de bien plantados tiros derribaron a untrío de Grunts.Antes de que las fuerzas Covenant pudieran localizar de donde se habíaoriginado el fuego entrante, el Jefe Maestro le disparó a un Elite de armaduraazul. Tomó un cartucho completo el derribar al guerrero.El rápido ataque de los francotiradores había dado a los Marines laoportunidad que necesitaban. Hubo una lluvia de fuego mientras el Spartandescendía la ladera, hizo una pausa para recoger unas granadas de plasma deun Grunt muerto, y fue bienvenido por un Marine. ―Que bueno verle, Jefe.Bienvenido a la fiesta.‖El Spartan respondió con una breve asentida de cabeza. ―¿En donde seencuentra su OC, soldado?‖―Ahí atrás,‖ dijo el Marine. Se volvió y grito sobre su hombro. ―¡Hey, Sargh!‖(Diminutivo de Sargento)El Jefe Maestro reconoció al Sargento que trotaba para unírseles. Él habíavisto por última vez al sargento Johnson durante su operación de búsqueda ydestrucción a bordo de las instalaciones del muelle orbital de Reach.―¿Cuál es su estado aquí, Sargento?‖―Es un desastre, gruñó Johnson. Estamos esparcidos por todo este valle.‖ Hizoun pausa y añadió con voz queda, ―Hemos llamado por evacuación, pero hastaque usted apareció, creí que estábamos solos.‖"No se preocupen," dijo Cortana sobre los parlantes externos,"Permaneceremos aquí hasta que la evacuación llegue. Me he puesto encontacto con la IA Wellsley. Los Helljumpers están en proceso de captura deuna estructura Covenant –y uno de los Pelicans ha sido despachado pararecogerles."―Me alegro de oírlo,‖ dijo Johnson. ―Algunos de mis muchachos necesitanatención médica.‖―Aquí viene otra nave de descarga Covenant,‖ remarcó el soldado. ―Es tiempode extenderles la alfombra de bienvenida.‖―Muy bien, Bisenti, ladró Johnson. ―Re-forma al escuadrón. Vamos atrabajar.‖El Jefe Maestro miró hacia arriba y vio que el Marine estaba en lo correcto –otra nave de descarga Covenant se cernía en el aire por un momento, hasta quedescendió hacia la superficie. El singular vehículo de forma bifurcada abriólas mandíbulas que formaban gran parte de su fuselaje, las cuales escupieronun grupo de Grunts y Elites hacia el terreno.El Jefe Maestro se movió cincuenta metros hacia la derecha y levantó supistola de nuevo. En segundos, un equipo de Marines descargó una lluvia debalas sobre la zona de aterrizaje Covenant, bañándolos con mortíferas gotas demuerte. Los alienígenas se dispersaron y corrieron por cobertura, pero elSpartan los fue derribando de uno en uno.Hubo pues, un breve respiro, y el Jefe Maestro pausó para examinar lasituación. Cortana trajo las posiciones de los Marines, etiquetándolos comoFIRE TEAM C (Equipo de Fuego C), y marcó sus posiciones sobre su HUD.Varios de ellos habían subido la estructura que dominaba el área, y el restopatrullaba el perímetro.Él acababa justo de alistar su rifle de asalto cuando la voz de un Marine llamó:―¡Contacto! ¡Nave de descarga enemiga avistada! ¡Tratan de flanquearnos!‖Segundos después, el rastreador de movimiento del Spartan señaló un contacto–uno grande– cerca. Se quedó cerca de un gran bloque, usándolo comocobertura, y buscando objetivos con cautela.La nave de descarga escupió otro contingente de tropas –incluyendo un trío deJackals. Sus distintivos escudos brillantes resplandecieron cuando los hombresdel Sargento Johnson abrieron fuego. Pero las balas rebotaban mientras losalienígenas permanecían intactos detrás de sus dispositivos de protección,formando un muro de escudos como hombres medievales.Detrás de ellos, más Grunts y un Elite de armadura azul se dispersaron en unaformación envolvente. Era una buena táctica, particularmente si es que habíamás naves de descarga en camino. Eventualmente, el Covenant podría irdesgastando las defensas de los Marines hasta rebasar su posición.Había sólo un problema con su plan: él se encontraba en una perfecta posiciónde flanqueo. Se agazapó y se precipitó hacia adelante, hacia la línea de losJackals. Su rifle de asalto comenzó a rociar balas hacia los expuestosalienígenas. Ellos apenas golpearon el suelo cuando el Spartan hizo otromovimiento, encendió una granada de plasma, y la arrojó hacia el Elite, casi atreinta metros de distancia.El alienígena sólo había tenido tiempo de rugir en sorpresa antes de que labrillante bola de plasma lo alcanzara en el centro de su casco. El arma seadhirió al casco del alienígena y comenzó a pulsar de un enfermizo azulblanquecino. Un momento después, mientras el alienígena trataba de tirar desu casco, la granada detonó.Después de eso, fue relativamente fácil para el Jefe Maestro el moverse através de las ruinas y darles caza al resto de la fuerza de reacción Covenant.Una voz de bienvenida sonó por su receptor de radio: "Este es Eco 149.¿Alguien me recibe? Repito: cualquier personal del UNSC, responda."Cortana se apresuro a responder en la misma frecuencia. "Entendido, 149, tecopiamos, este es Fire Team Charlie. ¿Eres tú, Foehammer?""Afirmativo, Fire Team Charlie," respondió Foehammer lentamente, "¡Esbueno oírlos!"Hubo un retumbido distante, y el Jefe Maestro se volvió para identificar lafuente del sonido. En la distancia, el vio el movimiento de botes salvavidas,dejando rastros de humo y fuego mientras su fricción calentaba sus cascos através de la atmósfera.―Están viniendo rápido‖ advirtió Cortana. ―Si aterrizan, el Covenant caerásobre ellos.‖El Jefe asintió. ―Entonces debemos de hallarlos primero.‖"Foehammer, necesitamos que desenganches tu Warthog. El Jefe Maestro yyo vamos a ver si podemos salvar a algunos soldados.""Entendido."El Pelican redondeó la estructura alienígena, circulando el área una vez,entonces se cernió sobre la cresta de una colina cercana. Enganchado debajodel Pelican se encontraba un vehículo de cuatro ruedas –un LRV (siglas eningles de Vehículo de Reconocimiento Ligero) Warthog. El vehículo dereconocimiento ligero colgó debajo de la nave de descarga por un momento,luego cayó hacia el terreno mientras Foehammer lo soltaba de su nave. ElWarthog rebotó una vez sobre su pesada suspensión, deslizándose cincometros colina abajo."Muy bien, Fire Team Charlie, Warthog desplegado," Dijo Foehammer."Arriba y a darles."Entendido, Foehammer, espera para cargar sobrevivientes y evacuarlos asalvo.""Afirmativo... Foehammer fuera."Mientras los Marines se precipitaban hacia el Pelican, el Jefe Maestro alcanzóel Warthog. El vehículo todo-terreno estaba montado con una ametralladoraligera anti-aérea estándar M41, o LAAG (siglas en inglés de AmetralladoraLigera Anti-Aérea). El arma disparaba quinientas rondas perforantes de12.7x99 mm por minuto, y era efectiva tanto para blancos terrestres como paraaéreos. El vehículo era capaz de cargar sobre sí a tres soldados, y un Marineya había tomado su lugar detrás de la ametralladora de barril. Su Rango heidentificación aparecieron a través del despliegue del Spartan: SPC (Soldadode Primera Clase) FITZGERALD, M.―¡Hey, Jefe!‖ dijo Fitzgerald. ―El Sargento Johnson dijo que podría necesitarun artillero.‖El Spartan asintió, ―Eso es correcto, Soldado. Hay dos botes cargados deMarines en el extremo más lejano de la cordillera, y vamos tras ellos.‖Fitzgerald tiró de la palanca de carga del arma hacia su pecho, soltándola conun sonido metálico, y una ronda se deslizó dentro de la recamara de laametralladora de tres barriles. ―¡Soy su hombre, Jefe! ¡Demos un paseo!‖El Jefe Maestro se jaló así mismo detrás del volante, encendió el motor, y seaseguró dentro del asiento. El motor rugió y las ruedas giraron sobre lasuciedad. El Warthog aceleró hacia la parte superior de una elevación,tomando un poco de aire, y aterrizando con un estruendo.―He colocado un indicador NAV en tu HUD,‖ dijo Cortana. ―Sólo sigue laflecha.‖―Cifras,‖ dijo el Spartan con un toque de diversión en su voz. ―Siempre fuisteun conductor de relevo.‖Fiel a su apodo de aeronave dado, Keyes escuchó al Banshee desde muchoantes de que pudiera divisar la nave de ataque. El piloto alienígena los tenía ensus censores –Keyes estaba seguro de eso– y no pasaría mucho antes de queotro equipo bajara de los cielos en un intento de abordarlos.Las colinas, las cuales se veían tan acogedoras cuando la partida de comandohabía aterrizado, se habían transformado en un paisaje infernal, donde loshumanos se escabuhían de una grieta rocosa a otra, siempre en fuga.Se habían enfrentado ya a tres ocasiones de captura, pero en cada una, el CaboWilkins y sus Marines habían encontrado la forma de volar un agujero en latenacidad del Covenant y conseguido librar satisfactoriamente al personalNaval.¿Pero durante cuanto tiempo más? Keyes se preguntaba. La contínua evasióna través de las rocas, la falta de sueño, y el constante peligro, no sólo los teníaagotados, también era un impuesto a la moral.Abiad, Lovell, y Hikowa, se encontraban en buena forma, al igual que Wang ySingh, pero la Alférez Dowski había comenzado a quebrarse. Habíacomenzado con un pequeño lloriqueo, seguido de una corriente de quejas sinparar, y ahora amenazaba con escalar en algo peor.Los humanos se reunieron dentro de una gruta seca. Rocas dentadas seproyectaban sobre sus cabezas proporcionando algo de protección de losBanshees de arriba. Wang se arrodilló cerca de los delgados riachuelos queemanaban a través del pasaje rocoso. Se salpicó el rostro con agua. Singh seencontraba ocupado llenando las cantimploras mientras Dowski se sentó sobreuna roca. ―Ellos saben en donde estamos,‖ dijo la Oficial Junioracusadoramente, como si su oficial Comandante lo culpara de alguna manera.Keyes suspiró, ―Ellos saben en donde estamos, señor."―Muy bien,‖ respondió la Alférez, ―Ellos saben en donde estamos, señor.Entonces, ¿continuaremos con la marcha? Al final ellos nos capturaran.‖―Quizás,‖ dijo Keyes mientras se ponía un ungüento sobre una ampolla. ―Yquizás no. He estado en contacto con Cortana y Wellsley. Por el momento losdos se encuentran ocupados, pero mandarán ayuda tan pronto como puedan.Mientras tanto, mantendremos ocupados tantos de sus recursos comopodamos, evadiendo la captura, y si es posible, matar a algunos de esosbastardos de paso.‖―¿Para qué?‖ demandó Dowski. ―¿Puede hacerla de Almirante? Sostengo quehemos hecho todo lo que razonablemente podía hacerse. Entre más lodemoremos, más duro el Covenant será. Tiene sentido la rendición.‖―Y tú eres una idiota,‖ dijo Hikowa, con sus ojos resplandecientes. ―Antes quenada, el Capitán merece el honorifico ―señor.‖ Así que aras uso del honorificoo plantaré mi pie en tu trasero.‖―En segunda, usa tu cerebro, asumiendo que tienes uno. El Covenant no tomaprisioneros, todo el mundo lo sabe, así que la rendición es igual a la muerte.‖―¿Oh, sí?‖ dijo Dowski de manera desafiante. ―Bueno, ¿por qué no nos hanmatado, entonces? Ellos podrían deshacernos a cañonazos, disparando cohetesdentro de las rocas, o tirando bombas sobre nuestra posición. Pero no lo hanhecho. Explica eso.‖―Explica esto,‖ dijo Singh, insertando el barril de su pistola M6D en el oídoderecho de la Alférez. ―Estoy comenzando a creer que te pareces mucho a unGrunt. Lovell... comprueba su rostro, apuesto a que si.‖Keyes cerró el sujetador en las reglamentarias botas-de cubierta, deseandotener un par de botas de combate como las de los Marines, y sabía que Dowskiestaba parcialmente en lo correcto, insubordinándose al lado. Pues parecía quelos alienígenas trataban de capturar a su equipo en lugar de darles muerte,¿pero por qué? No cuadraba con su comportamiento en el pasado.Desde luego, el Covenant había cambiado sus tácticas sobre él antes –cuandohabía golpeado a aquella nave furtiva en Sigma Octanus, y cuando habíandevuelto el favor en Reach.El Oficial miró el tablero mientras se desarrollaba frente a él. Hikowa semantenía con los puños sobre sus caderas, su rostro con facciones de ira,mientras Singh metía su pistola en el oído de Dowski. El resto de latripulación del puente estaba congelada. Los Marines no estaban presentes,gracias a Dios, aunque sería ingenuo pensarque ellos no tenían conocimientode las opiniones de la Alférez, o de la discordia entre sus superiores. Losrangos enlistados siempre sabían, de una manera o de otra. Así, que, ¿quéhacer? Dowski no cambiaría de parecer, eso era obvio, y ella se estabaconvirtiendo en una responsabilidad.El Banshee resonó fuertemente mientras hizo una pasada sobre la gruta porsegunda vez. Necesitaban moverse, y necesitaban hacerlo pronto.―Muy bien,‖ dijo Keyes, ―Usted gana, debo cargarla con cobardía,insubordinación y abandono del deber, pero estoy un poco presionado con eltiempo. Así que le doy mi permiso para que se rinda. Hikowa, retírele su arma,su munición y su mochila. Singh, amordácela. Nada demasiado apretado...sólo lo suficiente para que no nos siga.‖Una mirada de horror se vino en el rostro de Doswki. ―¿Me va a dejar aquí?¿Por mí misma? ¿Sin suministros?‖―No,‖ dijo Keyes con calma ―Usted quería rendirse, ¿recuerda? El Covenantserá su compañía, y en cuanto a los suministros, bueno, no tengo idea queclase de raciones coman ellos, pero sería interesante si le permitirán unaúltima comida. Bon appétit.‖Dowski comenzó a balbucear incoherentemente, pero Singh ya se habíacansado de ello, introdujo una prenda dentro de la boca de la Alférez,usó algocinta adhesiva para mantenerla en su lugar, y otro tanto para amordazarla ―Esola mantendrá fuera de problemas por un rato.‖Las rocas crepitaban bajo las botas del Cabo Wilkins y dos de sus Marinesmientras descendían por el arroyo. Vieron a Dowski, asintieron como si todoestuviera perfectamente normal, y miraron a Keyes. ―Una nave de descargaCovenant desembarcó un escuadrón de Elites cerca de un klick al sur, señor.Es tiempo de moverse.‖El Oficial Naval asintió. ―Gracias, Cabo. El equipo de comando está listo. Porfavor, dirija la marcha.‖Mientras tanto, a unos cientos de metros arriba, y a medio klick hacia el norte.El Elite llamado Ado ‗Mortumee colocó su Banshee en un amplio giro yobservó a la nave de descarga tocar el suelo. Había muchos lugares paraaterrizar, lo que significaba que una vez sobre el terreno, sus compañerosElites todavía seguirían teniendo medios para moverse.En vez de soltar a cientos de tropas sobre las rocosas laderas, y dejarlosfatigarse a través del terreno escabroso, la estructura de comando delCovenant había decidido usar su superioridad aérea para localizar a loshumanos y capturarlos.Y ahí, musitó ‗Mortumee, está el problema. Localizar a los alienígenas es unacosa –capturarlos es otra. Durante el tiempo desde que habían aterrizado, loshumanos se habían probado a sí mismos siendo muy ingeniosos. Pues no sólohabían evadido la captura, también habían matado a seis de sus perseguidores,quienes, actuando bajo estrictas órdenes de tomar a los alienígenas con vida,se encontraban en una considerable desventaja. Tenía más sentidosimplemente matar a los humanos. Desde luego, él era un simple piloto ysoldado, y no estaba al tanto de las maquinaciones de los Profetas o de losMaestros de Nave.Después de que el bote salvavidas de los humanos fuera localizado, no pasómucho para que los exploradores localizaran el cuerpo de Isna ‗Nosolee, ycorrieran una comprobación de su identidad.Inteligencia fue notificada, las ruedas de los Oficiales comenzaron a girar, ylos Comandantes Covenant se enfrentaban a un problema: ¿Porqué habría unOssoona arriesgado su vida abordando el bote de los humanos y sertransportado en el hacia la superficie? La respuesta parecía obvia: Porque algoimportante iba en ese bote.Lo cual servía para explicar porqué ninguno de los seres humanos había sidoasesinado. No había manera de conocer tras cual alienígena había ido‗Nosolee –así que todos tenían que ser preservados. ‗Mortumee le echó unamirada a los instrumentos que tenía dispuestos frente a él. ¡Un cambio! Unaserie de siete manchas de calor navegaban al arbitrario ―norte‖ mientras unoquedaba atrás. ¿Qué significaba eso?No fue mucho después de que el Banshee de ‗Mortumee circulara encima dela gruta. Dowski luchaba para liberarse a sí misma de la cinta, y el Covenantse acercaba, rodeándola.Humo se arremolinó alrededor de la cima de la colina mientras el piloto delPelican hacía uso de la ametralladora de cadena de 70 mm para silenciar unemplazamiento de armas Covenant. Satisfecho de que la torreta de plasmaCovenant –un arma que podía ser fácilmente desplegada y recuperada ensilencio– estaba silenciada, disminuyó a una altura de cuatro pies sobre lacima de la colina.Quince Helljumpers ODST's –tres más del máximo operacional del Pelican–descendieron de la bahía de tropas del Pelican como apoyo para la tarea que lehabía sido asignada a la Teniente Mackay.Cargar un Pelican con tropas extra era una movida arriesgada, pero Silvabuscaba poner tantos soldados como pudiera sobre la mesa de la construcción,y el Teniente ―Kookie‖ Peterson conocía su nave. El Pelican seguía en unarazonable buena forma, pues había tenido el mejor personal de mantenimientoen la Marina – ¿qué más podía pedir un piloto?Peterson sintió que la nave se alzaba levemente mientras los Marinesdescendían, y luchó por mantenerla estable y nivelada. Peterson viomovimiento en la Pista de Aterrizaje. La ametralladora de cadena –enlazada alos censores de su casco– siguió el movimiento de su cabeza. Divisó unacolumna de tropas Covenant y disparó. El pesado cañón rotatorio emitió ungutural rugido y convirtió a la formación enemiga en un charco de pastaverde-azulada.Mientras el ultimo de los Helljumpers descendía, el Jefe de tripulación gritaba―¡Despejado!‖ sobre el intercomunicador. Entonces Peterson disparó lospropulsores del vientre del Pelican, demandando poder adicional de losgemelos motores de turbina, y dejando atrás la colina.―Este es Eco 136,‖ dijo el piloto en su micrófono. ―Estamos verdes, limpios, yextremadamente suaves. Cambio.‖―Enterado,‖ dijo Wellsley emocionalmente. ―Por favor, regresen al punto doscinco por otra carga de tropas. Y, si insiste en la poesía, trate algo de Kipling.Tal vez lo encuentre algo bastante instructivo. Cambio y fuera.‖Peterson sonrió una mueca, dirigió un saludo con su dedo medio en ladirección del Cuartel General del batallón y llevó la nave en un gran giro.La resistencia había disminuido en los primeros minutos del desembarco delas tropas, lo que permitió a la Teniente Mackay y a los sobrevivientesmiembros de su compañía avanzar hacia arriba. Un importante número dedefensores estaban siendo forzados a replegarse en un último intento pormantener su posición.Mackay descubrió que el camino estaba bloqueado por una anticuada caída deunos treinta metros de hasta la cima, y también vio que una puerta lateral seencontraba justo debajo de la misma, entonces supo lo que los alienígenashabían tratado de defender. Aquí estaba la puerta trasera, el camino por el cualella podría entrar al interior de la colina, y empujar desde ahí.Fuego de plasma fue descargado desde la entrada, golpeó el acantilado sobresu cabeza, eh hizo volar trozos de superficie liza.Mackay señalizó para que sus tropas se retiraran alrededor de la curvatura delos pilares y levantó una mano. ―¡Hey Top! Necesito un lanzador.‖El Sargento de la compañía se encontraba seis soldados atrás, de modo queuna granada bien colocada podía matar a ambos líderes. Él señalizó enconsentimiento, vociferó una orden, y pasó uno de los M19 hacia adelante.Mackay aceptó el arma del soldado que se encontraba detrás de ella,verificándola para asegurarse de que tuviera una plena carga de cohetes, ylentamente rodeó la curva. Más fuego de plasma salió de la puerta, pero laOficial se forzó así misma a permanecer en posición. Activó la magnificaciónde mira por 2x, apuntó cuidadosamente, y oprimió el gatillo. El tubo deeyección brincó mientras un cohete de 102 mm salió disparado a través delagujero, y detonó con un fuerte estruendo.Seguramente había municiones almacenadas dentro, porque hubo unaexplosión secundaria color azul-blanquecina que sacudió la roca debajo de lasbotas de la Oficial ODST. Una gota de fuego ardió desde la pared delacantilado.Era difícil pensar que alguien o algo hubiera podido sobrevivir a tal explosión,así que Mackay regresó el lanzacohetes, y señalizó a sus tropas para avanzar.Hubo gestos de alegría mientras los Marines avanzaban por el camino,pasando a través del humo, y se introdujeron en el antiguo interior de lacolina. Había cuerpos, o lo que habían sido cuerpos. Afortunadamente el túnelestaba intacto.Una pareja de soldados colectaron las armas de plasma, apilándolas en l paredmás cercana, y añadiéndolas a su armamento personal.Otros, incluyendo a Mackay, comenzaron a subir hacia del círculo de luz deldía que se proyectaba desde arriba. Ella vio una sombra pasar mientras uno delos Pelicans desembarcaba a más Helljumpers sobre la mesa. El distantesonido de granadas de fragmentación hizo que polvo y tierra suelta callerasobre ellos.―Hey Loot,‖ dijo el soldado Satha, ―¿Qué con esto?‖Satha golpeó el suelo y este resonó en respuesta. Ahí fue cuando Mackay sedio cuenta de que ella y sus tropas se encontraban parados sobre una granrejilla de metal.―¿Para qué es esto?‖ se preguntó el soldado en voz alta. ―Para mantenernosfuera?‖Mackay sacudió su cabeza. No, parece sólida, y demasiado vieja para habersido colocado por el Covenant.―¡Encontré un ascensor!‖ gritó uno de los Marines. ―Bueno, es lo que parece,de todos modos, ¡vengan a verlo!‖Mackay fue a investigar. ¿Era esto una forma de ascender hasta la mesa? Subota soltó un pedazo del suelo, el cual pasó a través de uno de los agujerosrayados en forma rectangular y cayó hacia la negrura debajo. Pasó un largomomento antes de que ella pudiera oír sonido del antiguo pedazo.Silva, Wellsley, y el resto de la organización del Cuartel General del Mayor,se encontraban en la cima de la colina esperando para el momento en queMackay montó el ascensor de gravedad hacia la superficie y salió a la ruda luzdel sol. Ella parpadeó mientras miró en derredor.Había cuerpos tirados por doquier, algunos llevaban el verde-marine pero lavasta mayoría estaban vestidos en los colores del arco iris que el Covenantusaba para identificar sus varios rangos y especialidades. Un escuadrón deHelljumpers se movía a través de la carnicería, buscando por humanos heridosy pateando los cuerpos para asegurarse de que los soldados enemigosestuvieran bien muertos. Uno de ellos intento levantarse y recibió una ráfagade un arma de asalto.―Bienvenida a la Base Alfa‖ dijo el Mayor Silva mientras llegaba al lado deMackay. ―Usted y su compañía hicieron un excelente maldito trabajo,Teniente. Wellsley tendrá al resto del batallón aquí arriba dentro de una hora.Parece que le debo esa cerveza.‖―Si, señor,‖ contestó Mackay divertidamente. Endemoniadamente.‖El túnel era enorme, lo bastante como para poder manejar un tanqueEscorpion, lo cual significó que el Jefe Maestro no tuvo dificultad llevando elWarthog a través de la apertura inicial.Los censores de Cortana habían identificado la entrada del sistema del túnel.―No es una formación natural,‖ ella le había advertido.Lo que significaba que alguien lo había construido. Y Lógicamente, terminabaen algún lugar –y quizás le ahorraría precioso tiempo en su búsqueda por losestrellados botes salvavidas.Una vez dentro, las cosas se volvieron un poco más difíciles mientras elSpartan era forzado a maniobrar el RLV a través de rampas, a través de unaserie de estrictos giros, y hacia el borde de un pozo.Un rápido reconocimiento confirmó que la anchura era lo suficientementeestrecha como para saltar, asumiendo que el vehículo tuviera un aceleradocomienzo. El Jefe Maestro retrocedió, advirtió al artillero que se sostuviera, ypuso su pie sobre el acelerador. El RLV salió hacia la rampa, saltó por el aire,y reboto en un fuerte aterrizaje del otro lado.―Estoy recogiendo señales de tráfico Covenant,‖ dijo Cortana. ―Suena a que elMayor Silva y los Helljumpers capturaron una posición enemiga. Si podemosjuntar al resto de los sobrevivientes, y si encontramos al Capitán Keyes,tendremos la oportunidad de coordinar una seria resistencia.―Bien,‖ contestó el Jefe Maestro. ―Ya es tiempo de que algo interrumpanuestro camino.‖Los faros delanteros del Warthog bañaban las antiguas paredes mientras elSpartan giraba el volante y el RLV emergió dentro una gran área abierta, llenade misteriosas instalaciones. Estaba oscuro; y la carretera dentro de la cámaraterminaba justo enfrente de un profundo abismo. No pasó mucho para quetropas Covenant emergieran como gusanos putrefactos de un cadáver.Fuego de plasma se estrelló contra el parabrisas del Warthog. El Spartan seagazapó cerca de la llanta del lado del conductor, y señaló a su artillero.Fitzgerald disparó con la LAAG y barrió el área con fuego. Una tormenta decasquillos percutidos llovió en su derredor.El Jefe se encontraba sobre el borde del Warthog. Estaba peligrosamenteexpuesto. El camino por el cual habían venido carecía de cobertura, tresmetros elevado del resto de la masiva cámara abovedada. Peor, atravesaba lacámara, lo que los dejaba visualmente expuestos desde todas partes.El gigante recinto se encontraba tenuemente iluminado; la visibilidad erapobre, pero el destello de los disparos del arma del Warthog hacia que lavisión nocturna del Spartan se viera como el infierno. Parpadeó sus ojos paraaclararlos, entonces activó la mira de su pistola.Todo era suelo de metal, y cada superficie estaba gravada con los extrañospatrones geométricos que llenaban la misteriosa arquitectura de Halo. Situadasen frente de su posición, se encontraba un número de pequeñas estructuras,pilares, y torres de apoyo. Y entre ellas, el Covenant.Un Grunt salió de cobertura, su pistola de plasma brillando en verde –él habíasobrecargado el arma. El pequeño hijo de puta gustó de acumular la energía enel arma, y disparó una vez. Lo que drenó el arma condenadamente rápido,pero también infligiría un endemoniado daño en el objetivo. Un pulsanteperno verde-blanquecino siseó pasando al Warthog.El Jefe Maestro regresó el fuego y se arrojó detrás del Warthog. ―¡Fitzgerald!‖gritó. ―Mantente sobre ellos, me moveré a hacia izquierda y me los cargaré.‖―¡Hecho!‖ La ametralladora de barril retumbaba, y el fuego hostigaba laposición del Covenant.El Spartan estaba preparado para cargar hacia adelante cuando su rastreadorde movimiento marcó una señal desde la retaguardia. La LAAG se detuvomientras Fitzgerald gritaba de dolor en la parte trasera del Warthog. El cascodel Marine crujió en el suelo metálico.Una espiga de vidrio traslúcido se incrustó malvadamente en el bícep delMarine, sobresaliendo. El trozo brilló de un fantasmal púrpura. ―¡Con unachingada!‖ gruñó Fitzgerald, mientras trataba de recuperar el equilibrio. Dossegundos después, la aguja púrpura explotó y roció sangre de la herida.Fitzgerald rugió en agonía.No había tiempo de atender las heridas de Fitzgerald. Un par de Gruntscargaron sobre la leve inclinación y abrieron fuego. Una andanada decristalinos proyectiles se precipitaron hacia ellos, pero terminaron rebotandolocamente fuera del Warthog.Estaban muy cerca. El Jefe disparó tres tiros seguidos hacia el Grunt máscercano. Un trío de balas se acomodaron compactamente sobre el pecho deuno de los alienígenas. El Grunt compañero chilló en ira y trajo su arma conlos cristalinos proyectiles sobresaliendo en de la parte superior del dispositivocomo aletas dorsales. El arma escupió su carga de agujas purpurablanquecinas hacia él.Él se apartó con un ágil movimiento y plantó la culata de la pistola en lacabeza del Grunt. El cráneo del alienígena cedió y el Jefe pateó el cuerpopendiente abajo.Fitzgerald se había arrastrado para cubrirse detrás del Warthog. Estaba pálido,pero todavía no estaba en shock. El Spartan cogió un botiquín de primerosauxilios y expertamente trató la herida. Sellando la herida con bio-espuma,cubriéndola, y adormeciéndola. El joven Marine necesitaría algunos puntos desutura y algo de tiempo para reconstruir el salvaje desgarre del musculo de subrazo, pero viviría –si es que alguno de ellos lograba salir de ahí con vida.―¿Estás bien?‖ le preguntó al herido soldado. Fitzgerald asintió, se limpió elsudor de su frente con una ensangrentada mano, y se puso de pie. Sin otrapalabra más, subió de nuevo a la LAAG.Les tomó unos quince minutos al Jefe Maestro y al artillero barrer el área defuerzas Covenant. El Spartan patrulló el perímetro. A la izquierda delWarthog, la cámara se extendía aproximadamente unos ochenta metros,entonces terminaba –al igual que la carretera de enfrente– en un masivoabismo.―¿Alguna idea?‖ le preguntó a Cortana.Hubo una breve pausa mientras la IA examinaba los datos. ―La carretera deenfrente termina en un abismo, pero es lógico suponer que hay algúnmecanismo de puente. Encuentra los controles que extienden el puente yseremos capaces de cruzarlo.‖Él asintió. Regresó, cruzó la carretera, y se dirigió hacia la derecha delWarthog aparcado. Mientras pasaba el vehículo, llamó por sobre su hombro aFitzgerald. ―Espera aquí. Voy a encontrarnos una manera de cruzar.‖El Jefe Maestro marchó a través de la cámara, examinando las imparesestructuras que salpicaban el paisaje. Algunas estaban iluminadas por un tenueresplandor de paneles de luz de alguna clase, pero no había indicación de quelos alimentaba, o que contenían las estructuras.Frunció el ceño. No parecía haber ninguna señal de un mecanismo de control.Él estaba apunto de regresar hacia el Warthog y retroceder su curso, pero sedetuvo. Miró hacia uno de los masivos pilares que se extendían hacia el techosobre él.No había nada ahí, pero quizás el mecanismo que buscaba estaba por encimade él.Avanzó hasta el extremo más lejano del área tanto como pudo. A diferenciadel lado opuesto de la cámara, esta mitad estaba bordeada por una alta estriadapared de metal. Él siguió el borde de la barrera y fue recompensado con unaabertura en la pared –una puerta de acceso.Dentro, una rampa ascendía unos veinte metros, y terminaba doblándosenoventa gradados hacia la izquierda. El Spartan tomó su pistola, activó lailuminación de su casco, y subió por la rampa.Su precaución era justificada. Conforme alcanzó la cima, su rastreador demovimiento mostró un contacto –justo a la vuelta de él. Dobló la esquina justoa tiempo para encarar a un Elite de armadura roja. El Elite gruñó en desafió ylanzó un malicioso golpe hacia la cabeza del Jefe.El Jefe lo esquivó, pero sus escudos soportaron la mayor parte del golpe. Éldisparó a quema ropa, sin molestarse en apuntar. El Elite retrocediócontestando el fuego y explosiones de plasma se estrellaron a través delestrecho corredor.En un fluido movimiento, el Jefe cogió, activó, y lanzó una granada defragmentación, prácticamente a los pies del Elite. El alienígena cayó ensorpresa cuando el Spartan se eludió de vuelta doblando la esquina.Y fue recompensando con un resplandor de humo y fuego. Una rociada desangre púrpura-azulada salpicó la pared de metal. Él dobló la esquina, lapistola preparada, y caminó sobre el humeante cuerpo del Elite.El Jefe continuó a lo largo del corredor, el cual se abrió en una estrechacornisa. Directamente a su derecha, las gruesas paredes de metal se extendíany salían de la vista. A su izquierda, la inclinación de metal descendía en unángulo inclinado hasta el piso principal, que poco a poco dio paso al abismoconforme siguió adelante. Enfrente de él, había un brillo pulsante, como lasluces de funcionamiento de un Pelican.Se detuvo sobre la fuente de la luz: Un par de pequeños orbes rectangularessuspendidos sobre un marco rectangular de metal azul mate. Flotando dentrodel marco había una serie de pulsos, y semitransparentes desplieguescambiantes, como la apariencia del holográfico cuerpo de Cortana, aunque nohabía aparatos de proyección visibles. El despliegue resplandeció unospatrones geométricos hacia él, como si él los pudiera reconocer de algunamanera. Aún con su aumento de memoria, no pudo recordar donde los habíavisto anteriormente. Sólo parecían... familiares.Colocó un dedo sobre uno de los símbolos, un círculo azul-verdoso. ElSpartan esperó que su dedo pasara a través de nada más que aire. Pero sesorprendió cuando su dedo encontró resistencia –y el panel de luces comenzóa pulsar más rápidamente.―¿Qué hiciste?‖ le preguntó Cortana con voz alarmada. ―Estoy detectando unpico de energía.‖―Yo... no lo se,‖ admitió el Spartan. No estaba seguro de porqué había tocadoel ―botón‖ sobre el despliegue. Sólo sintió que era lo correcto.Hubo un gran tirón ruidoso y, desde su posición, pudo ver la abismal caída dela carreta en la distancia. En sus bordes, una ruda luz blanca surgió a la vista,formando un camino a través de la brecha en la carretera, como un puente deluz.La luz resplandeció, y hubo un tremendo sonido desgarrador. ―Estoy notandouna gran cantidad de actividad fotónica,‖ dijo Cortana. ―Los activos fotoneshan desplazado el aire alrededor del camino de luz.‖―¿Lo cual quiere decir?‖―Lo cual quiere decir,‖ ella continuó, ―Que la luz se ha vuelto coherente.Sólida.‖Ella hizo una pausa y añadió, ―¿Cómo sabías que control oprimir?‖―No lo sabía. Salgamos de este maldito lugar.‖El viaje a través del puente de luz fue desgarrador. Él había probado elfenómeno con el pie, y había descubierto que era sólido e inflexible como unaroca. Luego se encogió de hombros, le dijo a Fitzgerald que se sujetase, yllevó el Warthog directamente hacia el haz de iluminación. Él podía oír aFitzgerald alternarse entre la maldición y la oración mientras pasaban porencima del transparente abismo sin fondo por nada más que un haz de luz.Una vez del otro lado, siguieron el túnel hacia un valle de más allá, donde elJefe Maestro guió el vehículo a través de una dispersión de rocas y árboles,hacia la cima de una yerbosa elevación. Un enorme acantilado amenazaba conbloquear el progreso a la derecha, forzándolos a permanecer a la izquierda,entonces se dirigió hacia una brecha en el sur.El vehículo se estrelló contra un río poco profundo. Vieron la boca de unpasaje a la derecha, decidiendo que lo mejor sería investigarlo, y llevaron elvehículo todo-terreno sobre el pasaje de roca.Fue sólo cuestión de minutos antes de que el Warthog arribara sobre unasaliente que dominaba un valle. El Jefe Maestro pudo ver un bote salvavidasdel UNSC y una dispersión de tropas Covenant, pero ningún Marine. No erauna buena señal.Una estructura vagamente piramidal se levantaba dominando el mero centrodel valle. El Jefe Maestro vio un pulso de luz ascender hacia el cielo, y supoque la estructura tenía que ser similar a lo que fuera que había causado elresplandor que había visto antes.Había sólo un momento para asimilar la situación antes de que los alienígenasabrieran fuego y el artillero respondiera en lugar. Era tiempo de poner elvehículo en movimiento. El Jefe Maestro avanzó mientras la M41 LAAGzumbó y se sacudió detrás de él. El Marine Fitzgerald gritó, ―¿Les gusta esto?¡Tengan, tengan un poco más!‖ Y disparó otra ráfaga sostenida. Un par deGrunts avanzaban en direcciones opuestas mientras un escuadrón de blindadosJackals era cortado a la mitad, y las municiones de gran calibre esparcíantrozos sobre el terreno detrás.Conforme el LRV pasaba la pirámide, Cortana dijo, ―Hay algunos marinesescondidos colina arriba. Vamos a darles una mano.‖El Spartan se encaminó hacia una brecha entre dos árboles y vio a un alto Elitesaltar por cobertura. El Elite levantó un arma pero fue rápidamente tragadopor el Warthog conforme este lo arroyó y los enormes neumáticos aplastaronsu cuerpo.Los Marines aparecieron pronto después de eso, sosteniendo sus armas deasalto en el aire y llamando con saludos. ―Es bueno verle, Jefe. Ya se estabacomenzando a poner caliente por aquí.‖Fuerzas Covenant subieron por la colina después de eso, pero las rondas de12.7x99 mm cortaron su esfuerzo, y la inclinación de la colina estaba prontollena de sus cuerpos.El Jefe Maestro escuchó una ráfaga de estática, seguida de la voz deFoehammer. "Eco 149 a Cortana... responda.""Te leemos, 149. Tenemos supervivientes y necesitamos evacuacióninmediata.""Entendido Cortana, voy para allá. He divisado más botes salvavidas en suárea.""Enterado," respondió Cortana. "Vamos en camino."Se tomaron la mayor parte de la tarde verificando los valles adyacentes,localizando a los supervivientes y lidiando con las fuerzas Covenant queintentaban interferir. Pero finalmente, después de haber reunido un total desesenta y tres Marines y personal Naval, el Spartan observó a Eco 149aterrizar por última vez, y saltó dentro. Foehammer miró hacia atrás porencima del hombro. ―Tuviste un largo día, Jefe. Buen trabajo. Nuestro ETAhacia la base alfa es de treinta minutos.‖―Enterado,‖ dijo el Spartan. Exhaló, luego suavizó su tono. Se permitió asímismo descansar contra el mamparo y añadió, ―Gracias por el viaje.‖Treinta segundos después estaba dormido.El Capitán Jacob Keyes se encontraba de pie, las manos en las rodillas,jadeando frente un acantilado vertical. Él y el resto del grupo de comandohabían estado huyendo por unas tres horas. Incluso los marines estabaexhaustos, mientras la sombra proyectada por una nave Covenant apareciósobre ellos y bloqueó el sol.Keyes consideró usar la pistola de Dowski para dispararle a la nave perosimplemente no tenía la energía. La voz que resonó a través de los parlantesexternos fue muy familiar. "¿Capitán Keyes? Esta es Ellen Dowski. Este es uncañón cerrado. No hay lugar para escaparLa oscuridad emitida por la nave pasó mientras esta descendía sobre la basedel cañón. Los motores retumbaron y el polvo voló por todos lados antes deque la vista se aclararse. Una escotilla se abrió y Dowski saltó fuera. Ellaparecía estar ilesa, y sólo llevaba lo que podía ser descrito como una sonrisade consternación. ―¿Ve? Es como le dije que sería.‖Una media docena de Elites veteranos saltaron hacia el terreno, seguidos porun grupo de Grunts. Todos pesadamente armados. La grava tembló mientrasse acercaron al acantilado. Uno de los alienígenas habló, su voz retumbóhablando el dialecto humano con una detectable disconformidad. ―Van a tirarsus armas ahora.‖La tripulación de comando miró a Keyes. El se encogió de hombros, y arrojóla pistola M6D sobre el terreno.Los Grunts se aproximaron y recolectaron las armas. Uno de ellos parloteó ensu propio idioma mientras colectaba las tres armas de asalto de los Marines, yse las llevaba.―¿Cuál?‖ el Elite con el traductor preguntó, y miró a Dowski.―¡Ese!‖ proclamó la renegada Oficial, y señaló a Keyes.Hikowa avanzó hacia adelante. ―¡Tú pequeña perra! Voy–‖Nadie nunca supo lo que Hikowa pudo haber hecho. Porque el Elite le disparóy la mató. Keyes se precipitó hacia adelante y trató de golpear al Elite, sinéxito. Un golpe de rayo lo alcanzó en un costado de la cabeza –losuficientemente fuerte para que su visión se nublara– y cayó al suelo.El Elite fue metódico, empezando con los Marines. Le disparó a cada humanocapturado en la cabeza. Wang intentó correr pero un perno de plasma logolpeó justo en medio de la espalda. Lovell trató de alcanzar una pistola ytomó una explosión en el rostro.Keyes luchó por levantarse de nuevo, mareado y desorientado, tratando dealcanzar al Elite. Pero fue golpeado al suelo por segunda vez. Los muertosojos de Hikowa mirando vacía mente hacia él.Finalmente, después de que el último perno de plasma había sido disparado yel olor a carne quemada aún colgaba en el aire, sólo dos miembros de latripulación de comando quedaban con vida: Keyes y Dowski. La Alférezestaba pálida. Sacudió su cabeza y apretó sus manos, ―Yo no sabía, señor.Honestamente yo no. Ellos me dijeron–‖El Elite levantó una pistola M6D y le disparó a Dowski, la bala le entró por elmedio de la frente. El sonido del tiro hizo eco en el cañón. Los ojos de laAlférez se giraron hacia atrás en su cabeza, sus rodillas cedieron, y se colapsóen un bulto.El Elite giró la pistola M6D sobre su mano. El arma era pequeña comparadacon su pistola –y sus dedos no podían entrar fácilmente dentro del gatillo.―Proyectiles. Que primitivo. Llévenselo.‖Keyes sintió que los otros Elites lo tomaron por los brazos y lo arrastraronrampa arriba dentro del oscuro interior de la nave de descarga. Parecía que lasreglas Covenant habían cambiado de nuevo. Ahora ellos tomaban prisioneros–pero no demasiados. La nave despegó, y el único humano sobrevivientesinceramente deseó no haberlo hecho.La Base Alfa no ofrecía muchas comodidades, pero el Spartan tomó plenaventaja de lo poco que ofrecía. Primero vino un plazo completo de diez horasde sueño ininterrumpido, seguido de seleccionados componentes de dosMREs, o alimentos listos para comer. Y una ducha caliente de dos minutos.El agua fue provista por el Anillo en sí, el calor era por cortesía de una plantade poder Covenant, y la regadera había sido fabricada por uno de los Técnicosdel Pillar of Autumn. Aunque breve, la ducha se sentía bien, muy bien, y elSpartan disfrutó cada segundo de ella.El Jefe Maestro se había secado, había utilizando una serie de artículos, yestaba apunto de correr una rutina de mantenimiento a su armadura cuando unsoldado asomó la cabeza en la barraca del Spartan, un cubículo de plásticoprefabricado que había sustituido el arcaico concepto de tiendas de campaña.―Perdón por molestarle, Jefe, pero al Mayor Silva le gustaría verlo en elpuesto de comando... inmediatamente.‖El Spartan limpió sus manos con un trapo. ―Ahí estaré.‖El Jefe Maestro estaba apunto de tomar la armadura de su estiba cuando elmarine reapareció. ―Una cosa más... el Mayor dijo que dejara aquí suarmadura.‖El Spartan frunció el ceño. No le gustaba ser separado de su armadura,especialmente en una zona de combate. Pero una orden era una orden, y hastaque se determinara lo que había sucedido con Keyes, Silva estaba al mando.Él asintió, ―Gracias, Soldado‖ Comprobó que su equipo estuviera cuadrado,activó el sistema de seguridad de la armadura, y se llevó a la cintura unapistola M6D.La oficina del Mayor Silva estaba localizada en el CP de la Base Alfa, en elcentro de la mayoría de las estructuras alienígenas en la cima de la colina. Élavanzó por los pasillos y pasillo abajo por un ensangrentado corredor. Un parde esposados Grunts POW's (siglas en inglés de Prisioneros de Guerra)trabajaban arduamente limpiando el piso bajo la vigilante mirada de unguardia Naval.Dos Helljumpers se mantenían de guardia fuera de la puerta de Silva. Amboslucían extremadamente fuertes para las tropas que habían luchado el díaanterior. Ellos favorecieron al Spartan con la mirada hostil que los ODST'sreservaban para cualquiera que no fuera miembro de su organización elite. Elmás grande del par divisó la insignia del Jefe. ―Si, ¿Jefe, qué podemos hacerpor usted?‖―Jefe Maestro SPARTAN-117 reportándose ante el Mayor Silva.‖―SPARTAN-117‖ era la única designación que tenía a los ojos de losmilitares. Pues se le ocurrió que, después de la caída de Reach, ya no quedabanadie que conociera su nombre; John.―¿SPARTAN-117?‖ preguntó el más pequeño de los Marines. ―¿Qué clase demaldito nombre es ese?‖―Mira a quien le hablas,‖ interrumpió Mackay, mientras se aproximaba al JefeMaestro desde atrás. ―Esa es una pregunta bastante extraña viniendo dealguien llamado Yutrzenika.‖Ambos Helljumper se rieron, y Mackay le indicó al Spartan que la siguiera através de la puerta. ―Olvídese de esos dos, Jefe, mi nombres Mackay, vamos.‖El Spartan dijo, ―Gracias, señora,‖ tomó tres pasos hacia adelante, y seencontró así sismo de pie frente a un improvisado escritorio. El Mayor Silvamiró desde lo que fuera que estaba haciendo y se encontró con los ojos delJefe Maestro. El Jefe se volvió en atención. ―¡Señor¡ ¡Jefe MaestroSPARTAN-117 reportándose como ordenó, señor!‖La silla había sido rescatada de uno de los botes salvavidas. He hizo un suavesonido de siseo mientras Silva se inclinó hacía atrás. Sostenía un lapicero queusaba para golpear sus labios. Ese fue el momento en que la mayoría de losOficiales habría dicho, ―En descanso,‖ y el hecho de que no lo dijera era unaclara indicación de que algo andaba mal. ¿Pero qué?Mackay circuló hacia la izquierda de Silva, donde se apoyó en la pared y miróla escena través de unos encapuchados ojos. Ella usaba el cabello al estiloHelljumper, corto en los costados para que los tatuajes sobre su cuerocabelludo pudieran ser vistos, y plano en la parte superior. Tenía ojos verdes,una nariz ligeramente achatada, y plenos labios. Ella lograba manejar ambas almismo tiempo, la cara de soldado, y la cara de mujer.Cuando Silva habló, era como si pudiera leer lamente de los Spartans. ―Asíque, usted se pregunta quién soy, y de que demonios se trata esto. Eso esentendible, especialmente dado su estatus de elite, su estrecha relación con elCapitán Keyes, y el hecho de que ahora sabemos que ha sido capturado. Lalealtad es una cosa buena, una de las muchas virtudes por las cuales losmilitares son conocidos, y una cualidad que admiro.‖Silva se puso de pie y comenzó a paseare hacia adelante y hacia atrás de susilla. ―Sin embargo, hay una cadena de mando, lo que significa que usted sereporta conmigo, no con Keyes, no con Cortana, y no con usted mismo.‖El Marine se detuvo, giró, y miro al Jefe Maestro a los ojos. ―Pensé que seríauna buena idea para usted y para mi comprobar nuestra comunicación. Así queaquí esta el asunto. Soy un pequeño Capitán, así que la Teniente Mackayservirá como mi Oficial Ejecutivo. Si alguno de nosotros dice ―basura,‖entonces esperó que usted diga ¿Qué color? ¿Cuántos? y, ¿Dónde lo quiere?¿Me copia?‖El Jefe Maestro pausó un momento, apretó su mandíbula y dijo.―Perfectamente, señor.‖―Bien. Ahora una cosa más. Estoy familiarizado con su historial y lo admiro.Usted es un soldado del demonio. Dicho eso, usted es también el últimofenómeno restante de un experimento terriblemente imperfecto, el cual nadiedebería de repetir.‖Mackay miró el rostro del Jefe Maestro. Su cabello era corto, no corto como elde ella, pero corto. Tenía serios ojos, una boca firme, y una fuerte mandíbula.Su piel no había sido expuesta al sol por un largo tiempo y era blanca, muyblanca, como algo que hubiera estado viviendo en los profundos confines deuna cueva. Por lo que ella había oído, el había sido un soldado profesionaldesde la edad de los seis años, lo que significaba que era un expertocontrolando lo que se mostraba en su rostro, pero ella pudo ver que laspalabras golpeaban como balas en un objetivo. Nada de manifiesto, exceptoun ligero estrechamiento de ojos, y una opresión alrededor de su boca. Ellamiró a Silva, pero si el mayor estaba consciente de los cambios, no parecieronimportarle.―El entero concepto de seleccionar a las personas en su nacimiento, jugandocon sus mentes, y modificando sus cuerpos está mal. Primero, porque loscandidatos no tienen elección, segundo, porque los sujetos del programa sontransformados en alienígenas humanos, y tercero, porque el programa Spartanfalló.‖―¿Esta familiarizado con un hombre llamado Charles Darwin? No,probablemente no, porque el nunca fue a la guerra. Darwin era un naturalistaque propuso una teoría llamada ―selección natural.‖ En poca palabras, él creíaque aquellas especies mejor equipadas para sobrevivir lo harían, mientras queotras, organismos menos efectivos, eventualmente morirían.‖―Eso es lo que les pasó a los Spartans, Jefe: Ellos murieron. O lo estarán, unavez que usted se halla ido. Y ahí es donde los ODST's entran. Fueron losHelljumper los que tomaron esta colina, hijo, no un puñado de aumentadosfenómenos vestidos en una armadura de fantasía.―Cuando hagamos retroceder al Covenant, lo que sinceramente creo queharemos, esa victoria será el resultado del trabajo de hombres y mujeres comola Teniente Mackay. Seres humanos tenaces, duros como el acero, y verdeshasta su centro ¿me copia?‖El Jefe Maestro recordó a Linda, a James, y al resto de los setenta y tres niñosy niñas con los que había aprendido a luchar. Todos muertos, todos niveladosa ―fenómenos,‖ todos perdidos como si hubieran sido parte de un experimentofallido. Él tomó un profundo respiro.―¡Señor, no, señor!‖Hubo un largo momento de silencio mientras los dos hombres se miraban cadauno a los ojos. Finalmente, después de que unos buenos cinco segundoshabían transcurrido, el Mayor asintió. ―Yo entiendo. Los ODST's somosleales hasta la muerte, también. Pero eso no cambia los hechos. El programaSpartan está acabado. Los seres humanos ganarán esta guerra... así que ustedpuede ser bien utilizado para eso. Mientras tanto, necesitamos a cada guerreroque tengamos –especialmente aquellos que tienen más medallas que todo elpersonal general en sí.Entonces, como si una especia de interruptor hubiera sido oprimido, el OficialODTS cambió su conducta, y dijo, ―En descanso,‖ invitó a sus dos huéspedesa sentarse, y procedió a informarle al Jefe Maestro acerca de su próximamisión. El Covenant tenía al capitán Keyes, reconocimiento lo habíaconfirmado, y Silva estaba determinado a traerlo de regreso.A pesar de que su nave había sido dañada por el Pillar of Autumn durante subreve furia por el sistema, los Ingenieros Covenant se encontraban trabajandoarduamente haciendo reparaciones en el Verdad y Reconciliación. Ahora,cerniéndose sólo a unas cuantas cientos de unidades de la superficie de Halo,la nave se había convertido en una especie de Cuartel General para aquellosasignados a ―cosechar‖ la tecnología del Mundo Anillo.La nave de guerra estaba en el mero centro de las actividades de la estructurade comando. Los corredores estaban llenos de Oficiales Elites, JackalsMayores, y Grunts veteranos. Había también una dispersión de Ingenieros,creaturas de apariencia amorfa sostenidas en el aire por vejigas de gas, quetenían una asombrosa capacidad para desmantelar, reparar, y re-ensamblarcualquier tecnología compleja.Pero todos ellos, independientemente de cual superiores podrían ser, seapresuraban a salir del camino mientras Zuka ‗Zamamee marchaba a través delas pasillos, seguido de cerca por un reacio Yayap. No debido a su rango, sinodebido a su apariencia y al mensaje que enviaba, la arrogante inclinación de lacabeza, su armadura color negra, y el constante click-clack de sus talones quelo hacían irradiar confianza y autoridad.Sin embargo, a pesar de lo formidable que ‗Zamamee era, nadie entraba lacubierta de comando sin ser examinado, y no menos de seis Elites enarmadura negra estaban esperando cuando él y su ayudante salieron delascensor de gravedad. Si este Elite era intimidado por sus compañeros, nodemandó el menor signo de ello.―Identificación,‖ dijo bruscamente uno de ellos, y extendió su mano.‗Zamamee soltó su disco en la mano del otro Elite con un aire de alguien queconfiere un favor a un ser menor.El Oficial de Seguridad acepto el disco de identificación de ‗Zamamee y lointrodujo dentro un lector de manual. Los datos aparecieron y se desplegaronde derecha a izquierda. ―Coloque su mano en la ranura.‖La segunda maquina tomó la forma de una rectangular caja negra que semantuvo en las quince unidades de alto. Luz verde resplandeció de la ranuralocalizada al lado de la estructura.‗Zamamee hizo como se le dijo, sintió una súbita punzada de dolor mientras lamaquina tomaba una muestra de su tejido, y supo que la computadora estabaocupada comparando su ADN con aquel en el archivo. No porque él pudieraser humano, sino porque dentro del Covenant abundaban las políticas, y yahabía habido algunos asesinatos.―Confirmado,‖ dijo el Elite. ―Parece que usted es Zuka ‗Zamamee, previstopara reunirse con el Concilio de Maestros dentro de quince unidades. Sinembrago, el Consejo está retrasado respecto al calendario, así que tendrá queesperar. Por favor déjenme todas las armas personales. Hay una sala de esperapor ahí –pero el Grunt tendrá que permanecer afuera. Usted será llamadocuando el Concilio esté listo.‖Aunque no cargado con su rifle de plasma, el cual se lo había dado a Yayappara que lo cargase, el Elite tenía una pistola de plasma, la cual rindióprimero.‗Zamamee avanzó dentro de la zona de espera y descubrió que un número deotros seres habían sido forzados a esperar también. La mayoría se encontrabanencorvados sobre sí mismos. Mirando hacia la cubierta.Para empeorar las cosas estaba el hecho de que, en vez de haber llegadoprimero y atendido primero, parecía que el rango definitivamente tenía susprivilegios, y los mayores de entre ellos, se encontraban en primer lugar.No es que el Elite se quejara. Ya que de no haber sido por su rango, elConcilio nunca se hubiera puesto de acuerdo para verlo en absoluto. Perofinalmente, después de lo que pareció una eternidad, ‗Zamamee fueintroducido en la cámara en donde el Concilio lo había convocado.Un Profeta menor se sentó, con las piernas flotando, en el centro de una mesaque curveaba un podio sobre el cual era claramente esperado que el Elite separara. Cada vez que una ráfaga de aire golpeaba al exaltado, este parecíaoscilar levemente, sugiriendo que en vez de sentarse en una silla, él preferíadejar que su cinturón anti-gravedad lo soportara, ya sea que fuera unacostumbre, o un estratagema diseñado para recordarle a los demás quien y quéera. Cosa que ‗Zamamee no sólo entendió, sino que admiró.El Profeta llevaba una compleja pieza de cabeza, fijada con piedras preciosasy cables para comunicación. Un manto plateado caía sobre sus hombros ysoportaba un pleno conjunto con cables de oro que se extendían hacia adelantepara colocar un micrófono frente a su ósea boca. Debajo, una rica túnica rojacaía sobre su regazo y se pronunciaba hacia la cubierta. Negros ojos deobsidiana rastrearon al Elite por todo su camino hasta el podio mientras unayudante –otro Elite– le susurraba al oído.Había también un tercer Elite, un aristocrático llamado Soha ‗Rolamee. Este,levantó una palma de su mano. ―Lo saludo a usted ‗Zamamee. ¿Cómo está suherida? Sanando, espero.‖‗Rolamee rebasaba en rango a ‗Zamamee por dos niveles. El Oficial Junior seglorificó con la respetuosa manera en la que el otro Elite lo había saludado.―gracias, Excelencia. Sanaré.‖―Suficiente,‖ dijo el Profeta, ―Estamos retrasados, así que empecemos con él.Zuka ‗Zamamee ha venido ante el Concilio buscando una dispensa especialpara liderar a una unidad de comandos, en orden de localizar y asesinar a unhumano en particular. Un concepto bastante extraño, ya que todos ellosparecen iguales, y molestos. Si embargo, de acuerdo a nuestros registros, esteparticular humano es responsable de cientos de bajas Covenant.―El Concilio toma nota de que el Oficial ‗Zamamee fue herido durante suencuentro con este humano, y le recuerda al Oficial ‗Zamamee que elCovenant no tolera las venganzas personales. Por favor tenga eso en cuentamientras hace su caso, y sea consiente del tiempo. Una breve exposición seríalo adecuado.‖‗Zamamee bajó sus ojos en señal de respeto. ―Gracias, Excelencia. Nuestrosespías sospechan que el individuo en cuestión fue criado para ser un guerrerodesde una temprana edad, alterado quirúrgicamente para mejorar sushabilidades, y revestido con una armadura que podría ser superior a lasnuestras.‖―¿Mejor que las nuestras?‖ inquirió el Profeta. Con su tono de voz dejando enclaro que él consideraba esa posibilidad muy poco probable. ―Piense suspalabras, Oficial ‗Zamamee. La tecnología de armadura que usa vino directode los Forerunners. El decir de alguna mera que es inferior, raya ensacrilegio.‖―Aún así, lo que ‗Zamamee dice es verdad,‖ Agregó Rolamee. Nuestrosarchivos están llenos de reportes en los que, aunque contradictorios en algunoscasos, todos hacen mención de que uno o más humanos están vestidos en estaarmadura especial reactiva. Asumiendo que los testimonios son precisos,parece que este individuo o grupo de individuos son capaces de absorber unagran cantidad de castigo sin sufrir lesiones personales, poseen excepcionaleshabilidades de combate, y demuestran capacidades superiores de liderazgo.Siempre que él o los demás aparecen, los otros humanos luchan con renovadovigor.‖―Exacto,‖ dijo ‗Zamamee agradecidamente. ―Por lo cual es que recomiendoque un equipo especial Cazador-Asesino sea comisionado para encontrar alhumano y recuperar su armadura para análisis.‖―Tomo nota,‖ dijo el Profeta gravemente. ―Retírese mientras el Concilioconfiere.‖‗Zamamee no tuvo más opción que bajar sus ojos, retirarse del podio, y girarhacia la puerta. Una vez en el pasillo, el Elite fue requerido a esperar por sólounas cuantas unidades antes de que su nombre fuera llamado nuevamente, y élfue conducido de vuelta a la sala. ‗Zamamee vio que el Profeta y el segundoElite habían desaparecido, dejando a ‗Rolamee para entregar las noticias.‖El otro Oficial se puso de pie, como si eso recudiera la brecha social que losseparaba. ―Me apena, ‗Zamamee, que el Profeta le de poco lugar a losinformes, calificándolos de ‗histeria inducida por el combate.' A pesar de eso,hemos acordado que usted es demasiado valioso como para malgastarse en unsolo objetivo. Su pedido ha sido denegado.‖‗Zamamee lo sabía, ‗Rolamee había inventado lo de ‗muy valioso' en sureporte con el fin de amortiguar el golpe, pero apreció el intento detrás de laspalabras. Aunque severamente decepcionado, él era un soldado, y esosignificaba seguir las ordenes. Bajó sus ojos. ―Si, Excelencia. GraciasExcelencia.‖Yayap vio emerger al Elite, leyó la ligera recaída de sus hombros, y supo quesus plegarias habían sido respondidas. El Concilio había denegado la insanapetición del Elite, le sería permitido regresar a su unidad, y su vida regresaríaa la normalidad.‗Zamamee caminó rápido, forzando a Yayap a tener que correr. El Grunt seabrió camino entre el tráfico y luchó por mantener el paso de ‗Zamamee.Yayap chilló en sorpresa cuando se estrelló contra la parte trasera de lasprotegidas piernas de ‗Zamamee; el Elite se había detenido súbitamente. ElGrunt vio con malestar que las manos de su nuevo maestro estaban apretadas.Siguió la mirada se ‗Zamamee y divisó a un grupo de cuatro Jackals.Que arrastraban entre ellos a un uniformado humano.Keyes acababa de ser interrogado por tercera vez. Algún tipo de tratamientoneural le había sido administrado para que hablara, y sus terminacionesnerviosas continuaban zumbando mientras los alienígenas pinchaban susespada, gritando incomprensibles sonidos en sus oídos, y riéndose en sumalestar. Él probó su propia sangre.La procesión vino a una repentina parada cuando un Elite en armadura decombate color negro bloqueó el camino, señaló un largo y delgado dedo haciael humano, y dijo, ―¡Tú! Dime en donde puedo encontrar al humano que llevala armadura especial.‖Keyes miró hacia arriba, luchando para enfocar sus ojos, y encaró alalienígena. ―No tengo idea,‖ él dijo, y mostró una leve sonrisa. ―Pero lapróxima vez que corras hacia él, tal vez consideres esquivar.‖‗Zamamee tomó un completo paso hacia adelante tomando al humano por elrostro. Keyes se balanceó, recuperando el equilibrio y se limpió un trazo desangre en la esquina de su boca. Enfocó sus ojos con los del alienígena porsegunda vez. ―Adelante, dispárame.‖Yayap vio que el Elite consideró hacer justo eso, cuando su mano derecha fuetras su pistola, tocando la culata, pero soltándola. Entonces sin ninguna otrapalabra, ‗Zamamee siguió caminando. El Grunt lo siguió. ¿Cómo? Yayap noestaba seguro, pero el humano había ganado.

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