Capitulo 4

13 0 0
                                    

D+17: 11: 14: (Reloj de Misión de SPARTAN-117)/ Pelican Eco 149, envuelo.

Los vuelos de reconocimiento del día anterior habían revelado que lossensores a bordo del buque Covenant Verdad y Reconciliación podrían tenerun punto ciego en la actual posición en la que se encontraba, la cual era unapequeña montaña que se alzaba bloqueando la electrónica.Aún más importante, Wellsley había usado una serie de señales designadas aengañar a los técnicos Covenant en la creencia de que cualquier nave dedescarga del UNSC era una de las suyas. Avanzando hacia el objetivo, yenvuelta en camuflaje electrónico, el Jefe Maestro y un Pelican –cargado deHelljumpers– esperaban para ver si su artimaña funcionaría.Sólo el tiempo diría si las falsas señales eran efectivas. Una cosa era cierta:Aunque concebida con el específico propósito de rescatar al Capitán Keyes, lamisión propuesta por Silva, Wellsley, y Cortana, pesabaotro, incluso másimportante propósito.Si el equipo de rescate lograba introducirse en el buque Covenant ysatisfactoriamente tomar al prisionero, la presencia humana en Halo setransformaríade un mero intento por sobrevivir, a una resistencia enmovimiento.La nave de descarga se estremeció mientras golpeaba una serie de bolsas deaire, entonces se balanceó de lado a lado mientras la piloto que se refería a símisma como Foehammer se movía de aquí para allá esquivando un curso deobstáculos de colinas de baja altitud. El Jefe Maestro tuvo la oportunidad deevaluara los Marines que se encontraba alrededor de él. Eran Helljumpers, lamisma gente que Silva había dicho que en última instancia ganaría la guerra,relegando a los ―fenómenos‖ como él mismo al basurero de la historia.Quizás Silva tenía razón, quizás el programa Spartan terminaría con él, peroeso no importaba, no aquí –no ahora. Los Marines le ayudarían a cargarse alos centinelas, hacer frente a los emplazamientos de armas, y alcanzar elascensor de gravedad localizado bajo el vientre del Verdad y Reconciliación, yél se alegró de tener su ayuda. Incluso con el elemento sorpresa, más el apoyopor parte de los ODST's, las cosas podrían ponerse lo bastante calientes parael tiempo en que alcanzaran el ascensor. Ahí sería cuando una segunda navede descarga aterrizaría y descargaría un grupo de Marines regulares que seunirían al asalto de la nave en sí.Había cierta preocupación de que el Verdad y Reconciliación simplemente sealzara en ese punto, pero Cortana había monitoreado las comunicacionesCovenant, y estaba convencida de que las reparaciones críticas aúncontinuaban sobre el Crucero alienígena.Asumiendo que fueran capaces de llegar al ascensor de gravedad, reunirse consus refuerzos, abrirse paso hacia a bordo de la nave, todo lo que tenían quehacer era encontrar a Keyes, eliminar un desconocido número de hostilidades,y mostrarse para ser recogidos. Todo un paseo por el parque.La voz de Foehammer vino por el intercomunicador. ―Estamos a cincominutos del punto de llegada... repito, estamos a cinco.‖Ahí fue cuando el Sargento Parker se puso de pie y miró a sus tropas. Su vozvino por la frecuencia del equipo y los oídos del Spartan. ―Muy bien, niños yniñas... preparen y carguen. El Covenant está dando una fiesta y ustedes estáninvitados. Recuerden, el Jefe Maestro va primero, así que tomen susindicaciones de él. No se ustedes, pero a mí me gusta tener a un wacho (apodocorriente o popular de soldado) en posición.Hubo una carcajada general. Parker le dio al Spartan un pulgar arriba, y élofreció el mismo gesto en respuesta. Se sentía bien el tener algo de apoyo.Él mentalmente repasó el plan, el cual requería que él avanzara delante de losHelljumpers limpiando el camino con su rifle de francotirador S2 AM. Unavez que las defensas exteriores fueran despejadas, los Marines avanzarían.Entonces, una vez que el elemento sorpresa se hubiera perdido, el JefeMaestro cambiaría a su rifle de asalto MA5B para ―trabajar de cerca.‖ Al igualque el resto de las tropas, el Spartan iba equipado con una plena carga demuniciones de combate, granadas, y otro equipo, más dos cargadores para loslanzacohetes M19.―¡Treinta segundos para aterrizar!‖ Anunció Foehammer. ―Dispárenle aalgunos de esos bastardos por mí.‖Mientras el Pelican se cernía a un pie sobre la superficie, Parker grito,―¡Vamos, vamos, vamos!‖ y el Jefe Maestro saltó de la rampa. Descendió, ybarrió el terreno. Los Helljumpers retumbaron sobre la rampa y sobre elterreno, justo detrás de él.Estaba oscuro, lo que significaba que ellos no tenían nada más allá de la luz dela luna que colgaba en el cielo y el brillo de las luces de trabajo Covenant quelos guiaban hacia su objetivo. Segundos después, Eco 149 estaba en el aire denuevo. La piloto hizo un giro, empujó al máximo los motores, y desaparecióen la noche.El Jefe Maestro escuchó a la nave de descarga pasar sobre su cabeza. Divisóun sendero hacia la derecha. Los ODST's se dispersaron a cada lado de Parkery los tres marines del equipo de fuego giraron para cubrir al grupo seis.El Jefe avanzó a través del camino de roca, el cual se elevaba a dos metros dealtura en un terraplén. A medida que se acercaba a un grupo de rocas, Cortanaadvirtió al Spartan sobre actividad enemiga adelante. Una serie de puntosrojos aparecieron sobre su rastreador de movimiento. Varios metros adelante yhacia la izquierda, había un pozo profundo –alguna clase de excavación, ajuzgar por las luces de trabajo Covenant que salpicaban el área con baños deiluminación. Él brevemente se preguntó que era lo que los alienígenas estabanbuscando.Quitó el seguro del rifle. Lo que sea que buscaran no importaba. Al final, él seaseguraría de que ninguno viviera para encontrarlo.El Jefe Maestro encontró un lugar de cobertura junto a un árbol, levantó elrifle, y usó la magnificación por 2x y la visión nocturna para fijar losemplazamientos de armas Covenant en el lado más lejano de la depresión.Había muchos Grunts, Jackals, y Elites en el área, pero era imperativoeliminar los cañones de plasma –conocidos como Sombras– antes de que losMarines avanzaran hacia la abertura. Su armadura MJOLNIR y sus escudospodrían manejar una limitada cantidad de fuego de plasma de los cañonesSombras. La armadura balística de los Helljumpers, por otro lado,simplemente no podría manejar esa clase de poder de fuego.Una vez que ambos cañones Sombras habían sido localizados, el Spartanactivó la fijación de 10x. Practicó el movimiento de un objetivo al otro, ycontinuó repasándolo.Una vez que estaba seguro de que podría cambiar de objetivos losuficientemente rápido, exhaló silenciosamente, sostuvo su aliento, y apretó elgatillo. El rifle pateó sobre su hombro. El primer tiro tomó al artillero máscercano en el pecho. Mientras el Grunt cayó del asiento del cañón, el JefeMaestro llevó el rifle hacia la derecha, y puso una ronda de 14.5 mm a travésde la cabeza puntiaguda del segundo Grunt.El sonido del rifle alertó al Covenant y estos devolvieron el fuego. Él avanzó alo largo de la baja cordillera y tomó una nueva posición de fuego detrás de laescabrosa corteza de un árbol. El rifle ladró dos veces más, y un par de Jackalscayeron. Recargó el rifle prácticamente con facilidad, y continuófrancotirando. Sin los cañones Sombras para darles soporte, el enemigoterminó cayendo.El Jefe Maestro recargó de nuevo, disparó hasta que no hubo más objetivos, ycambió a su rifle de salto. Saltó dentro de la abertura del pozo y se agazapódetrás de un bloque de piedra redondeado, uno de los varios que se sembrabanalrededor de la depresión.―¡Helljumpers: Avancen!‖ él ladró por la radio. En segundos, los ODST'scargaron hacia el pozo. Mientras los soldados a la cabeza entraban, un trío deGrunts saltaron de su escondite, disparándole a uno de los Marines en elrostro, y tratando de escapar. El cuerpo del Helljumper aún no había tocado elpiso cuando el Spartan y otro ODST rociaron a los alienígenas de balas.Los disparos hicieron eco a través de los sinuosos cañones, y luego sedesvanecieron. El Spartan frunció el ceño. No había forma de que el sonidohubiera pasado desapercibido. El elemento sorpresa se había ido.No había tiempo que perder. El Jefe Maestro dirigió a los Helljumpers a travésde la depresión, colina arriba en el lado más lejano del pozo, y a lo largo de laladera de un enorme acantilado. Él permaneció cerca de la pared de roca a suderecha, consiente de que una gran caída esperaba a todo aquel que sedesviara demasiado hacia la izquierda. Lo único que podía ver bajo el brillo dela luz de la luna a lejos y por debajo de él, era un masivo océano.Su rastreador de movimiento indicó dos contactos, y el señalizó a los ODST'sque se detuvieran. Se agazapó detrás de un matorral en la parte superior delcamino del acantilado –consciente de la masiva caída al otro extremo. Un parde Jackals surgieron en la curva de adelante con sus pistolas de plasmasobrecargadas pulsando en verde; ellos pagarían por su entusiasmo.El Spartan saltó de su cobertura y zambulló la culata de su rifle contra elescudo del Jackal más cercano. El campo de energía dio una llamarada ymurió. La fuerza del golpe lanzó al alienígena dando volteretas fuera delcamino. El alienígena gritó y se precipitó fuera del acantilado.El Jefe giró sobre su cadera y disparó su rifle de asalto. La ráfaga golpeó alsegundo alienígena en el costado. El Jackal se derrumbó hacia el piso, peromantuvo uno de sus dedos apretando el gatillo de su arma mientras moría. Unmasivo agujero floreció en la roca por encima de la cabeza del Jefe Maestro.Él introdujo un nuevo cargador dentro de su arma y continuó avanzando.―Aquí hay algo para que me recuerdes,‖ gruñó uno de los Marines y le disparóal Jackal caído en la cabeza.Conforme el equipo continuó avanzando, se toparon con otro cañón Sombra,más Grunts, y otro par de Jackals, todos los cuales parecían deshacerse bajo elasalto combinado del rifle de francotirador del Jefe Maestro, las armas deasalto de los Marines, y unas cuantas bien colocadas granadas.La fuerza de rescate pasó, hacia las luces de más allá. La resistencia Covenantera determinada pero visible, y en poco tiempo el Jefe Maestro pudo escucharel retumbante sonido de la nave alienígena mientras esta se cernía a más de uncentenar de metros por encima de ellos. Su piel crujió con electricidadestática. En el centro de un empinado pozo de roca yacía un gran disco demetal –el ascensor de gravedad que el Covenant usaba para mover tropas,suministros, y vehículos hacia y desde la superficie del Mundo Anillo. Luzpúrpura brillaba alrededor de la plataforma –el haz de gravedad.―¡Vamos!‖ gritó el Jefe Maestro, señalizando hacia el ascensor. ―¡Ese esnuestro camino hacia el interior! ¡Muévanse!‖Hubo una loca corrida apresurada a través del angosto cañón, seguida de unabatalla conforme el Jefe Maestro y los Helljumpers entraban en el áreadirectamente debajo del vientre de la nave.La depresión estaba rodeada de cañones Sombras, y todos ellos dispararon a lavez. El Jefe Maestro hizo uso de su rifle de francotirador para matar alartillero más cercano, cargó hacia adelante hasta la intervención de lapendiente, y saltó dentro del ahora asiento vacante. La primera obra de trabajoera silenciar los otros emplazamientos.Jaló el yugo de control hacia la izquierda y el arma giró para encarar a unsegundo cañón Sombra a través del desfiladero. Una brillante imagen de untriangulo hueco flotó delante de su cara. Cuando se alineó con el otro cañón,esta resplandeció en rojo. Él Pulsó los controles de fuego gemelos, y lanzas deenergía púrpura-blanquecina azotaron el emplazamiento enemigo. El Gruntartillero forcejeó por saltar de de su cañón, pero cayó en el camino de fuegodel Spartan y fue azotado por una explosión de potente fuego. Se precipitócontra la base de su abandonado cañón, con un humeante agujero a través desu pecho.El Jefe Maestro giró la capturada arma y tomó en objetivo a los restantescañones. Él abrumó a los objetivos con una infernal ola de destructiva energía,entonces, satisfecho de que los emplazamientos estaban silenciados, se fuesobre la tropas enemigas de tierra.Acababa justo de quemar a un par de Jackals del terreno cuando Cortanaanunció que una nave Covenant se aproximaba. El Jefe Maestro fue forzado acambiar su fuego hacia la nave alienígena y hacia las tropas que esta quedepositaba sobre el terreno.El Spartan condujo el fuego del cañón Sombra a través de los alienígenas,diezmándolos, y convirtiendo lo que quedaba de ellos en papilla. Él seguía enello cuando un Marine gritó, ―¡Miren! ¡Hay más de ellos!‖ y una docena defiguras flotaron bajando a través del ascensor de gravedad. Un par de losrecién llegados eran enormes, y llevaban una armadura metálica color azul, asícomo también unos grandes escudos.El Jefe Maestro ya se había enfrentado a tales creaturas antes, no mucho antesde que Reach cayera. Los Hunter Covenant eran enemigos duros, peligrosos –prácticamente tanques caminantes. Ellos eran lentos y aparentemente torpes,pero los cañones montados en sus brazos eran equivalentes a las armaspesadas que cargaban los Banshees, y eran capaces de saltar en movimientocon asombrosa rapidez. Sus escudos de metal podían soportar una tremendacantidad de daño. Peor, ellos nunca se detenían hasta que el enemigo yacíamuerto a sus pies... o hasta que ellos estuvieran muertos.Los Helljumpers abrieron fuego, granadas explotaron, y el par de Huntersrugió desafiante. Uno de ellos levantó su brazo derecho y disparó su arma –uncañón de barra de combustible. Uno de los ODST's gritó y calló –su carnederretida. Los lanzacohetes de los Marines dispararon en el aire, peroresbalaron en el haz del ascensor de gravedad, y detonaron inofensivamente.Los Hunters bajaron del ascensor de gravedad y caminaron hacia el borde delpozo. Detrás de ellos, un enjambre de Jackals y Elites formaron una falange ysalpicaron las posiciones humanas con fuego de plasma.El Sargento Parker gritó, ―¡Denles, Helljumpers!‖ y los ODST's vertieronfuego sobre los masivos alienígenas imparables. Las balas rebotaron sobre susarmaduras y terminaron chillando sobre las rocas.El Spartan giró en derredor y escuchó un tono de advertencia mientras el armade uno de los Hunters se descargaba. Energía incandescente se estrelló contraél. El cañón se sacudió bajo la fuerza del entrante fuego mientras el JefeMaestro apretó su mandíbula y se forzó así mismo a traer la retícula deobjetivos sobre el blanco. Su escudo desangró energía, y comenzó unestridente grito de alarma.En el instante en que el despliegue de objetivos pulso en rojo, él oprimió losdisparadores gemelos y desencadenó una avalancha de luz purpurablanquecina. El Hunter no tuvo tiempo de traer su escudo para protegerse, yexplosiones de plasma quemaron a través de las múltiples capas de suarmadura, saliendo a través de su columna.El Spartan escuchó un grito que sonaba como a angustia mientras el segundoalienígena vio que su hermano caía. El Hunter se precipitó y disparo su cañónde barra de combustible hacia el capturado emplazamiento del Spartan. Elcañón Sombra tomó un impacto directo y volcó sobre sí, arrojando hacia elpiso al Jefe Maestro.El piso vibró mientras el enfurecido alienígena cargó pendiente arriba, justohacia el caído Spartan. El Jefe rodó hacia su derecha y se vino en un bajoagazape. El alienígena estaba cerca ahora, dentro de los cinco metros. Unahilera de espinas afiladas como navajas surgían de la espalda del Hunter, consus escudos agotados, el Jefe Maestro sabía que esas espinas lo podían cortaren dos.Se apoyó en una rodilla y aprestó su rifle de asalto. Balas rebotabaninofensivamente desde la armadura del alienígena. En el último segundo,evadió hacia la izquierda y se deslizó pendiente abajo. El Hunter no habíaprevisto el movimiento, y las afiladas espinas pasaron sobre la cabeza delSpartan, librándolo por meras pulgadas.El Jefe rodó sobre su vientre –y vio su oportunidad. Un parche naranja de pielera visible a lo largo de la curveada espina del Hunter. Él vació el cartucho desu MA5B sobre el desprotegido objetivo, y espesa sangre naranja brotó de ungrupo de heridas de bala. El Hunter dio un bajo lamento agudo, y colapsó enun charco de su propia sangre.El Jefe Maestro se levantó en una rodilla, introdujo un nuevo cartucho dentrode su rifle de asalto, y registró el área por enemigos. ―Todo despejado,‖ élllamó.Los restantes ODST's llamaron en ‗todo despejado' también. Eso abría elcamino hacia el ascensor y Cortana se apresuró a tomar la oportunidad. Ellaactivó el sistema de comunicación de la armadura. "Cortana a Eco 149.Estamos en el ascensor de gravedad y estamos listos para los refuerzos.""Entendido, Cortana... Eco 149 en camino. Despejen la zona de aterrizaje."―¿Qué pasa?‖ el sargento Parker le demandó a sus tropas, varios de los cualesbuscaban ansiosamente el rápido acercamiento de las luces del Pelican.―¿Ninguno ha visto antes una nave de descarga del UNSC? Mantengan susojos sobre las rocas, que es de donde los malditos bastardos llegan.‖El Spartan esperó a que Eco 149 descargara a los nuevos Marines,señalizándoles que avanzaran, y uniéndose a los sobrevivientes Helljumperssobre el camino del ascensor. ―Parece que lo hemos hecho,‖ dijo un Soldado,justo antes de que una mano invisible lo envolviera y lo alejara de lasuperficie.El sargento Parker miró hacia arriba hacia el vientre de la nave y dijo. ―¿Nosomos los afortunados? Entonces se levantó como suspendido de una cuerda.―Una ves que estemos dentro de la nave, podré rastrear la Interface deComando Neural del Capitán Keyes,‖ dijo Cortana. La ICN nos guiará haciaél. El Capitán Keyes probablemente estará en, o cerca del calabozo de lanave.‖―Me alegró de oírlo,‖ respondió el Jefe Maestro secamente, y sintió que el haztiró de él hacia arriba. Alguien gritó ―¡Yeehaw!‖ y se desvanecieron en elvientre de la nave. El Covenant no se había dado cuenta todavía –pero losMarines habían aterrizado.Ninguno de los humanos entendió, y mucho menos tenían la capacidad depredecir el tiempo del Mundo Anillo. Así que cuando grandes gotas de cálidalluvia cayeron sobre la mesa, esto vino como una absoluta sorpresa. LosHelljumpers se quejaron mientras el agua fluía por sus rostros, empapando susuniformes, y comenzando a formar una piscina sobre la zona de aterrizaje.Sin embargo, Mackay vio las cosas de diferente manera. A ella le gustó lomojado, no sólo porque se sintiera bien sobre su piel, sino porque el maltiempo le ofrecería al equipo de inserción una mejor cobertura.―¡Muy bien, escuchen gente!‖ vociferó el Sargento Lister. ―Conocen eltaladro, vamos a agitarlo, a sonarlo, y a hacerlo rodar.‖No había muchas luces, sólo las suficientes para que la gente pudiera moverseen derredor sin chocar el uno contra el otro, pero el hecho de que Silva habíaestado en tales misiones, significaba que él podría visualizar lo que sus ojos nopodían ver.Las tropas cargaban un entero equipo de combate, lo que significaba que susmochilas estaban llenas de armas, municiones, granadas, bengalas, radios, ypaquetes médicos –todos los cuales harían ruido a menos que tuvieran elaseguramiento adecuado. Ruido significaba traer un mundo de problemassobre sus cabezas durante una operación. Eso era por lo cual Lister pasaba através de las filas forzando a cada Marine a saltar de arriba abajo. Cualquiercosa que hiciera clic, rechinara, o sonara, fue identificada, cubierta, o de otramanera, sujeta en su lugar.Una vez que todas las tropas hubieran pasado inspección, los Helljumpersabordarían la nave de descarga que los esperaba por un corto vuelo hacia elpunto en donde el Pillar of Autumn se había estrellado. El Covenant habíacolocado guardias dentro y en los alrededores del caído Crucero, así queMackay y los Marines tendrían que retomar la nave lo suficiente para cubrir laextensa lista de compras que Silva le había dado.De acuerdo con Wellsley, Napoleón I una vez había dicho, ―Lo que hace tandifícil la tarea del General, es el alimentar a tantos hombres y animales.‖ Silvano tenía ningún animal para alimentar, pero si tenía una bandada de Pelicanos,y la esencia del problema era el mismo. Con la excepción de los ODST's,quienes cargaban suministros extra en sus vainas HEV's, el resto del personalNaval y de Marines, habían salido apresuradamente del Autumn con muypocos suministros en su camino. Obteniendo todo lo que se pudiera, yhaciéndolo antes de que el Covenant lanzara un completo ataque sobre la BaseAlfa, sería la clave para sobrevivir. Más tarde, asumiendo que abría undespués, el Oficial de Infantería tendría que encontrar una maldita forma desacar a su gente del Mundo Anillo.Los pensamientos de Silva fueron interrumpidos por Eco 149 que se hacíasobre la mesa, destellando con la nariz alzada, y aterrizando en lo que habíasido designado como almohadilla 3.El asalto sobre el Verdad y Reconciliación había ido bien hasta el momento, loque significaba que el Segundo Teniente Dalu, quién había sido asignado aseguir al equipo de rescate, recolectando todo lo que podía, había tenido unabuena tarde. Cada vez que Eco 149 descargaba un pelotón de tropas, ella trajoconsigo armas y equipamiento enemigo; Rifles de plasma, pistolas de plasma,aguijoneadores, paquetes de poder, herramientas, equipo de comunicación, heincluso, algunos paquetes de comida. Dalu amó todo ello.Silva hizo una sonriente mueca de aprobación mientras el Teniente les hacíaseñas a un grupo de Técnicos Navales bajo el vientre del Pelican para querecibieran la entrega de un cañón Sombra que él y su equipo habían levantadodirectamente debajo de las colectivas narices del Covenant. Esa era la terceraarma adquirida desde el comienzo de la operación, y pronto tomaría su lugardentro de la colina acrecentando el sistema de defensa aéreo.El Sargento Lister gritó, ―¡Atenn-ción!‖ hizo un saludo, y recibió a la TenienteMackay. Ella devolvió el saludo y dijo, ―En descanso.‖Silva caminó dentro de la lluvia y la sintió sobre su rostro. Giró para mirar alas filas de rostros negros, cafés, y blancos. Todo lo que él veía eran Marines.―La mayoría, si no es que todos, están familiarizados con mi oficina a bordodel Pillar of Autumn. En la prisa por abandonar parece que dejé una botellallena de escocés en el cajón inferior de la parte izquierda de mi escritorio. Siuno o más de ustedes serían tan amables de recuperar esa botella, no sólo lesestaría muy agradecido, sino que les mostraría mi gratitud compartiéndola conél o con el grupo de personas que consigan traérmela.‖Hubo un rugido de aprobación. Lister les gritó, ―¡Silenció! Cabo, tome notadel nombre.‖ El cabo al cual se dirigió no tenía idea de que nombre se suponíaque debía tomar, pero supo que no importaba.Silva sabía que los Helljumpers habían sido informados, y entendió elverdadero propósito de su misión, por lo qué trajo sus observaciones al final.―Buena suerte ahí afuera... los veré en un par de días.‖ Excepto que él no losvería, no a todos. Los buenos Oficiales Comandantes tenían que amar a sushombres, y tenían que estar dispuestos a enviarlos hacia su muerte si eranecesario. Ese era el aspecto del comando que él más odiaba.La formación se dispersó. Los Marines entraron en la parte trasera de losPelican que aguardaban por ellos, y las naves de descarga prontodesaparecieron en la negrura de la noche.Silva permaneció sobre la almohadilla hasta que el sonido de los motores delas naves desapareció. Entonces, consciente del hecho de que cada guerradebía de ganarse en el equivalente del papel antes de que pudiera ser ganadasobre el terreno, se volvió y se dirigió hacia la baja estructura que albergaba supuesto de comando. La noche aún era joven, y había mucho trabajo por hacer.El ascensor de gravedad depositó al equipo de rescate a tres pies sobre lacubierta. Ellos colgaron suspendidos por un momento, entonces cayeron.Parker hizo una serie de señales de mano, y los ODST's se movieron dentrode la bahía del ascensor.El equivalente del Covenant a cajas de equipo –cajas rectangulares hechas delresplandeciente metal color púrpura que los alienígenas favorecían– seencontraban apiladas alrededor del gran compartimento. Un par de acorazadosCovenant –sus tanques, llamados Espectros por lo humanos– se encontrabanalineados a lo largo del lado derecho de la bahía.El Jefe Maestro avanzó hacia una de las grandes puertas de metal que seencontraban espaciadas a lo largo del perímetro del compartimento.Parker dio la señal de ‗todo claro' y los Marines se relajaron un poco. ―No hayCovenants aquí,‖ susurró uno de ellos. ―¿En donde diablos están?‖La puerta fue activada por proximidad, y conforme él se acercaba al portal,esta se abrió y mostró a un sorprendido Elite. Sin pausa alguna, el Spartantacleó al alienígena y azotó la cabeza de este contra la bruñida cubierta. Consuerte, él había acabado al Elite sin hacer demasiado ruido.Otra serie de puertas resplandecieron al abrirse del otro lado de la bahía, de lascuales brotaron tropas Covenant.Otro Marine se volteó hacia el Cabo que había hablado. ―¿No hayCovenants?‖ él gruñó, burlándose de su compañero. ―Tenías que abrir la boca¿verdad?‖Dentro de la nave Covenant, reinó el caos. El Jefe Maestro cargó haciaadelante, y el equipo de rescate lo siguió abriéndose camino a través de unlaberinto de corredores interconectados, los cuales eventualmente emergierondentro de una gran bahía de lanzaderas. Una nave de descarga Covenant pasóa través de un campo de fuerza azul brillante mientras todo el infierno sedesató. Fuego llegó desde una plataforma de arriba. Un Marine tomó una seriede agujas en el pecho y fue rasgado a la mitad por la subsecuente explosión.Un Grunt cayó desde arriba y aterrizó sobre los hombros de un Cabo, elMarine lo alcanzó, hizo un agarre sobre el equipo de respiración delalienígena, y tiró de el. El Grunt comenzó a jadear, cayó hacia la cubierta, yterminó como un pescado. Alguien le disparó.Numerosas escotillas se abrían dentro de la bahía y tropas Covenantadicionales fluían desde todas direcciones. Parker se paró y les hizo señas asus hombres de que avanzaran. ―¡Es hora de la fiesta!‖ él vociferó.Se movió y abrió fuego, y pronto el resto se le unió. En cuestión de segundos,se había desencadenado lo que parecía una docena de enfrentamientosarmados. Heridos y muertos –humanos y Covenants por igual– plagaban lacubierta.El Jefe Maestro fue cuidadoso de mantener su espalda contra un Marine, unpilar, o contra un mamparo. Su armadura MJOLNIR, y el escudo recargableque llevaba, le provenían de una ventaja que ninguno de los Marines poseía,así que concentró más su atención sobre los Elites, dejando que otrosmanejaran a los Jackals y a los Grunts.Cortana, mientras tanto, trabajaba duramente sobre el sistema nerviosoelectrónico de la nave en un intento por encontrar el mejor camino de salida dela trampa. ―Necesitamos una manera de salir de esta bahía, ahora,‖ dijo el JefeMaestro, ―O no quedará nadie para completar está misión.‖Se eludió detrás de una caja, vaciando su cargador sobre un Grunt que traíauna granada de plasma, entonces pausó para recargar.Un Hunter dio un horrible rugido mientras cargaba hacia la refriega. ElSpartan se volvió y miró al Sargento Parker dispararle al masivo alienígena.Su rifle de asalto escupió un trío de balas –las últimas tres rondas en el arma.Él arrojó el arma vacía y retrocedió en un intento de comprar algo de tiempopara sí mismo. Su mano fue derecho tras su pistola.El Hunter se precipitó hacia adelante y las filosas espinas de la bestia rayarona través de la armadura balística del Marine. Él cayó sobre la cubierta.El Jefe Maestro maldijo bajo su aliento, deslizó un fresco cartucho en su lugar,metió una ronda en la recamara, y tomó en mira al Hunter. El alienígena sevenía rápido, muy rápido, y el Spartan supo que no iba a conseguir un disparomortal a tiempo.El Hunter se aproximó pasando el cuerpo del Sargento Parker. Las afiladasespinas del alienígena surgieron a la vista, y este rugió de nuevo mientras elSpartan lo salpicaba a tiros, sabiendo que el gesto era inútil, pero dispuesto adejar el lado expuesto del enemigo a sus compañeros.Sin advertencia alguna, el Hunter se erigió, rugió, y cayó hacia la cubierta. ElJefe Maestro se desconcertó, y brevemente comprobó su arma. ¿Pudo haberobtenido un tiro afortunado?Escuchó una tos, y vio al Sargento Parker luchando por levantarse, con unahumeante pistola M6D en su mano. Sangre fluía de las heridas en su costado.Se balanceó sobre sus pies, pero encontró la fuerza para escupir sobre elcadáver del Hunter.El Jefe tomó una posición de cobertura cerca del herido Sargento, dándole unavigorosa asentida de cabeza. ―No está mal para un Marine. Gracias.‖El Sargento recogió el caído rifle de asalto, introdujo un nuevo cargadordentro de este, y sonrió una mueca. ―Cuando quieras wacho.‖Su rastreador de movimiento mostró más contactos aproximándose, peromanteniendo su distancia. Su fallido asalto debía de haberlos dejadodesorganizados. Bien, él pensó. Necesitamos todo el tiempo que podamosobtener. ―Cortana,‖ él dijo, ―¿Cuánto más antes de que abras la puerta?‖―¡Lo tengo!‖ dijo Cortana. Y una de las pesadas puertas siseó al abrirse.―Todo el mundo tiene que pasar a través de la puerta. No puedo garantizar queno se cerrará cuando pasen.‖―Síganme,‖ él ladró, y condujo a los Marines sobrevivientes fuera de la bahíade lanzaderas dentro de un prácticamente seguro corredor.Los siguientes quince minutos fueron como una pesadilla en cámara lentamientras los rescatistas se abrían paso luchando a través de un laberinto decorredores, de una serie de estrechas rampas, y sobre el nivel superior de labahía de lanzaderas. Con la guía de Cortana, ellos volvieron pronto a sumirsedentro de los opresivos corredores de la nave.Mientras ellos procedían a través de las entrañas de la gran nave de guerra,Cortana finalmente les dio nuevas noticias: ―La señal del Capitán es fuerte.Tiene que estar cerca.‖El Jefe frunció el ceño. Esto estaba tomando demasiado tiempo. Por cadasegundo que pasaba, era menos probable que cualquiera de la partida derescate fuera capaz de salir con vida del Verdad y Reconciliación, y muchomenos con el Capitán Keyes. Los ODST's eran buenos combatientes, pero seestaban rezagando.Él se volvió hacia el Sargento Parker y dijo, ―Mantenga a sus hombres aquí.Volveré pronto –con el Capitán.‖Cortana comenzó a protestar, pero entonces asintió. ―Sólo no le digas a Silva,‖ella dijo.―No lo haré.‖El Jefe Maestro corrió de puerta en puerta hasta que una de ellas se abrió yreveló una rectangular cámara bordeada de celdas. Parecía que los campostraslúcidos funcionaban lugar de barrotes. Se introdujo y llamó el nombre delCapitán, pero no recibió ninguna respuesta. Una rápida comprobación loconfirmó, con la excepción de un Marine muerto, el centro de detenciónestaba vacío.Frustrado, pero asegurado por la insistencia de Cortana de que la señal de laICN seguía fuerte, el Spartan salió de la cámara, entró en el pasillo, yliteralmente continuó de puerta en puerta, buscando por la escotilla correcta.Una vez que la localizó, el Jefe Maestro casi deseó no haberlo hecho.El portal se deslizó, un Grunt gritó algo que el Jefe Maestro no pudocomprender, y un haz de plasma azotó pasando el casco del humano.El Jefe Maestro abrió fuego, mató al Grunt, y escuchó a un Marine gritardesde una de las celdas, ―¡Es bueno verle, Jefe!‖ y supo que estaba en el lugarcorrecto.Un haz de plasma apareció de ninguna parte, golpeó al Spartan en el pecho, ydesencadenó la audible alarma de la armadura. Él se eludió detrás de unacolumna de soporte, justo a tiempo para ver al haz de energía deslizarse através del lugar que acababa de dejar. Él examinó la cámara, buscando por suasaltante.Nada.Su rastreador de movimiento mostró un débil rastro, pero él no pudo visualizarla fuente.Sus ojos se estrecharon, y notó un ligero brillo en el aire, directamente delantede él. Disparó una ráfaga sostenida por el medio de lo que fuera que habíadivisado, y fue recompensado con un fuerte rugido. El Elite pareciómaterializarse desde la nada, hizo un agarre sobre sus propias entrañas, y enun gesto inútil, logró alcanzar al Jefe antes de morir.Él avanzó hacia los controles y, con la ayuda de Cortana, mató los campos defuerza. El Capitán Keyes salió de su celda, pausó para recoger unaguijoneador sobre el piso, y se reunió con los ojos del Jefe Maestro. ―Veniraquí fue una estupidez,‖ él dijo –su voz dura. El Jefe estuvo a punto deexplicar sus órdenes cuando la expresión de Keyes se suavizó, y el OficialComandante del Autumn sonrió. ―Gracias.‖El Spartan asintió. ―Cuando quiera, señor.‖―¿Puede encontrar un camino de salida?‖ inquirió dudosamente Keyes. ―Loscorredores de esta nave son como un laberinto.‖―No debería ser muy difícil,‖ contestó el Jefe Maestro. ―Todo lo que tenemosque hacer es seguir los cuerpos.‖El Teniente ―Cookie‖ Peterson aterrizó a Eco 136 a un completo click dedistancia del Pillar of Autumn, miró a través del empapado parabrisas, y vio aEco 206 asentarse aproximadamente a unos cincuenta metros de distancia.Había sido un vuelo sin incidentes, en parte gracias al agua, y al hecho de queel asalto sobre el Verdad y Reconciliación servía para distraer al Covenantacerca de lo que estaba sucediendo en otros lugares.Peterson sintió a la nave estremecerse mientras la rampa golpeó el terreno,esperó a que el Jefe de Tripulación dijera ―Despejado,‖ y disparó lospropulsores del Pelican. La nave era extremadamente vulnerable mientras seencontraba sobre el terreno –y él estaba ansioso por regresar a la relativamenteseguridad de la Base Alfa. Entonces, asumiendo que los Helljumpers habíanhecho el trabajo, él y su tripulación volverían para transporta de regreso a lossobrevivientes y a su botín.Mackay miró a Eco 136 tambalearse mientras una ráfaga de viento golpeaba alPelican de lado, vio a la nave ganar velocidad, y comenzar a ascender. Eco206 despegó unos momentos después y en cuestión de segundos, ambas navesse habían marchado.Su gente sabía lo que estaba haciendo, así que en vez de consternarse a símisma, Mackay decidió esperar y ver como los líderes de pelotón ordenabanlas cosas. La Oficial sintió los habituales momentos de miedo, de inseguridad,con respecto a su capacidad para completar la misión, pero tuvo la comodidadde algo que un Instructor una vez le había dicho.―Toma un vistazo en derredor,‖ el Instructor le había aconsejado. ―Pregúntatea ti misma si hay alguna otra persona mejor calificada que tú para hacer eltrabajo. No en la galaxia entera, pero sí ahí, en ese justo momento. Si larespuesta es ‗sí,' le pides a esa persona que acepte el comando, y haces todo loque puedas par apoyarlo. Si la respuesta es ‗no,' que sería el noventa y nueveporciento de las veces, entonces toma tu mejor elección. Eso es todo lo quecualquiera de nosotros puede hacer.‖Había sido un buen consejo, del tipo de los que hacen la diferencia, y mientraseste no borró los miedos de Mackay, ciertamente sirvió para aliviarlos.El Sargento Maestro Lister y la Segunda Teniente Oros parecieronmaterializarse fuera de la oscuridad. Oros tenía una pequeña cara deduendecilla, la cual desmentía su innata dureza. Si algo le pasaba a Mackay,Oros tomaría el control, y si ella caía, Lister se encargaría. El batallón yahabía sido privado de oficiales antes de que la ****** golpeara a sus puertas,y con el Teniente Dalu jugando como Oficial de reemplazo, Mackay era unaLíder de Pelotón corta de una completa carga. Eso era por lo cual Lister habíasido llamado para llenar el hueco.―Pelotones Uno y Dos listos para moverse,‖ reportó Oros alegremente.―¡Vamos por ellos!‖―Usted sólo quiere incursionar en la comisaría de la nave,‖ dijo Mackay,refiriéndose a la Líder de Pelotón bien conocida por su afición al chocolate.―No, señora,‖ respondió inocentemente Oros, ―El Teniente vive sólo paraservir a la humanidad, al Cuerpo de Marines, y al Comandante de laCompañía.‖Incluso el rostro de facciones de piedra de Lister tuvo que reírse de eso, yMackay sintió que su espíritu se alegraba también. ―Muy bien, Teniente Oros,la raza humana estaría agradecida si usted pone a dos de sus mejores gentes ala cabeza y lidera este conjunto hacia la nave. Estaré a sus seis con el SargentoLister y el Segundo Pelotón a pie de arrastre. ¿Está de acuerdo con eso?‖Ambos Líderes de pelotón asintieron y se fundieron dentro de la noche.Mackay buscó por el final de la cola del Primer Pelotón, resbalando en línea, ydejó que su mente vagara por delante. En alguna parte, cerca de un kilometroadelante, el Pillar of Autumn yacía tumbado sobre el terreno. El Covenantretenía la nave por el momento, pero Mackay estaba determinada arecuperarla.Era tiempo de salir del Verdad y reconciliación. Mientras las tropas Covenantcorrían de acá para allá, los recientemente liberados Marines se armaron asímismos con armas alienígenas, y se vincularon con el resto del equipo derescate. Keyes y Cortana convocaron un rápido concilio de guerra. ―Mientrasel Covenant nos mantenía encerrados aquí, los escuché hablar acerca delMundo Anillo,‖ dijo Keyes, ―Y acerca de sus capacidades destructivas.‖―Un momento, señor,‖ interrumpió Cortana. ―Estoy accesando a la red decombate del Covenant.‖ Ella pausó, y sus vastamente poderosos protocolos deintrusión piratearon a través de los sistemas Covenant.Segundos después, ella terminó su observación sobre el flujo de datosalienígena. ―Si mi interpretación de los datos es correcta, ellos creen que Haloes alguna especie de arma, una que posee un poder vastamente inimaginable.‖Keyes asintió reflexivamente. ―Los alienígenas que me interrogaron semantenían diciendo que ‗quien fuera que controlara Halo, controlaba eldestino del universo.'‖―Ahora veo,‖ agregó Cortana cuidadosamente. ―Intercepte un número demensajes acerca de un equipo de búsqueda Covenant explorando por un cuartode control. Pensé que buscaban el puente de la nave que dañé durante labatalla sobre el Anillo –pero ellos deben estar buscando el cuarto de control deHalo.‖―Esas son malas noticias,‖ Keyes respondió gravemente. ―Si Halo es un arma,y si el Covenant se apodera de ella, la usarán en nuestra contra. ¿Quién sabeque clase de poder podría darles?‖―Jefe, Cortana, tengo una nueva misión para ustedes. Necesitamos ganarle alCovenant a la sala de control de halo.‖―Sin ofender, señor,‖ contestó el Jefe Maestro, ―Pero tal vez sería mejorterminar esta misión antes de tomar otra.‖Keyes le sonrió una cansada mueca. ―Buen punto, Jefe. ¡Marines!¡Muévanse!‖―Debemos de regresar a la bahía de lanzaderas y llamar por evacuación,‖ dijoCortana. ―A menos de que quisiera regresar caminando a casa.‖―No, gracias,‖ dijo Keyes. ―Soy un Marino –preferimos nadar.‖El viaje fuera del área de detención y de regreso hacia la bahía de lanzaderasestuvo peludo, pero no tanto como el viaje de inserción. No pasó mucho antesde que todos se dieran cuanta de que en realidad podían seguir el rastro decadáveres hasta la bahía de lanzaderas. Lamentablemente, algunos de losmuertos llevaban el verde Marine, lo cual sirvió para recordarle al Jefecuantos humanos habían sido asesinados por el Covenant desde que la guerrahabía comenzado, hace veinticinco años. De alguna forma, de alguna manera,el Covenant tendría que pagar.La condición táctica se volvió más arriesgada por la condición del Capitán. Élno se quejaba, pero el Spartan pudo decir que Keyes estaba adolorido y débilpor el interrogatorio del Covenant. Fue todo una lucha para él el mantenerse ala par con los demás.El Jefe Maestro señalizó al equipo para que se detuviera. Keyes estaba sinaliento –favoreciendo al Jefe con una ácida mirada, pero parecía agradecidopor el respiro.Dos minutos después, el Jefe estaba a punto de señalizar al equipo queavanzara cuando un trío de Grunts saltaron a la vista. Rondas de agujasrebotaron sobre el mamparo con un ángulo derecho hacia él.Sus escudos tomaron la mayor parte del ataque, y él regresó el fuego, así comoel resto del grupo. Keyes apartó a uno de los Grunts con una aluvión de losvidriosas agujas explosivas. El resto fueron terminados bajo el fuegocombinado de los rifles de plasma y el fuego de asalto del Jefe Maestro.―Hay que movernos,‖ advirtió el Spartan. Tomó la cabeza y avanzó corredorabajo, agazapado y listo para los problemas. Había avanzado apenas unosveinte metros dentro del pasaje cuando vio más movimiento Covenant –dosJackals y un Elite.El enemigo se acercaba cada vez más, con mayor determinación. Él se cargó alos dos Jackals con su última granada de fragmentación, luego se clavó al Elitecon el fuego de su rifle de asalto. Keyes dirigió a los Marines a disparar alflanco del alienígena, y este finalmente se derrumbó.―Necesitamos irnos, señor,‖ el Jefe le advirtió a Keyes. ―Y con todo respeto,nos estamos moviendo demasiado lento.‖Keyes asintió, y como un grupo, se movieron juntos a través de los torcidospasajes, furtivamente abandonados. Finalmente, después de numerosas vueltasy revueltas, alcanzaron la bahía de lanzaderas. El Spartan pensó que estabavacía al principio, hasta que notó que había lo que parecían ser unas dos varasde luz flotando en el aire.Fresco de su encuentro con el Elite furtivo que había estado estacionado en elcalabozo, el Jefe Maestro sabía que era mejor no arriesgarse. Alcanzó supistola -enlazándose a la mira, y tomó puntería cuidadosamente. Apretó elgatillo varias veces y desparramó medio clip de munición en el área justo a laderecha de la cuchilla de energía. Un guerrero Covenant vino a la vista y sederrumbó de la plataforma.Un Marine gritó, ―¡Cuidado!‖ y ―¡Cubran al Capitán!‖ mientras la segundacuchilla rebanaba el aire en formas geométricas y parecía avanzar por si sola.El Spartan puso tres rápidas rondas sobre el segundo alienígena. Golpeó sugenerador de camuflaje furtivo, y el Elite fue revelado. Al instante, fuegofluyó desde todas direcciones y el guerrero fue derribado.Hubo una ráfaga de estática mientras Cortana activaba los sistemas decomunicación del MJOLNIR. "Cortana a ECO 419... Tenemos al capitán ynecesitamos extracción inmediata, pero ya."La respuesta fue casi instantánea. ―¡Negativo, Cortana! Tengo una bandadade Banshees sobre mí... y no puedo agitarlos. Será mejor que encuentren supropio transporte.""Enterado, Foehammer. Cortana fuera." El radió dio un ‗clic' mientrasCortana cambió del sistema de radio de la armadura a los parlantes externos.―El soporte aéreo está cortado, Capitán. ―Necesitamos aguantar hasta queFoehammer pueda moverse para recogernos.‖Un Marine escuchó el intercambio y, ya traumatizado por el pasado comoprisionero del Covenant, comenzó a perderse. ―¡Estamos atrapados! ¡Todosvamos a morir!‖―Sostenga su estomago, Soldado,‖ Gruñó Keyes. ―Cortana, si tú y el Jefepueden conseguirnos una de esas naves de descarga Covenant, yo puedopilotarla y sacarnos de aquí.‖―Si, Capitán,‖ contestó la IA. ―Hay una nave Covenant atracada debajo.‖El Jefe Maestro vio el indicador NAV aparecer sobre su HUD. Siguió laflecha a través de una escotilla, a través de una serie de corredores, y de nuevohacia la bahía de lanzaderas.Lamentablemente, el área estaba bien defendida, y otro tiroteo se desató. Lasituación era cada vez peor. El Jefe introdujo su último clip de municióndentro de su MA5B y disparó en cortas ráfagas controladas. Grunts y Jackalsse dispersaban y devolvían el fuego.El contador de munición caía rápidamente. Un par de Grunts cayeron bajo lalluvia de fuego del Spartan. En segundos, el contador de munición marcó 00 –vacío.Él arrojó el rifle y cogió su pistola, y continuó disparándole a las fuerzasalienígenas que ya habían comenzado a reagruparse al otro extremo de labahía. ―Si nos vamos,‖ él llamó, ―Nos tenemos que ir ahora.‖La nave parecía una gigantesca U. la nave estaba montada en un campo degravedad, y se sacudió cuando una ráfaga de aire del exterior la golpeó.Mientras ellos se aproximaban, Keyes dijo, ―¡Todo el mundo monte! ¡Vamosa abordar!‖ Y condujo a los Marines a través de la abierta escotilla.El Spartan esperó hasta que todos hubieran abordado –justo a tiempo, ya quesólo le quedaba una sola ronda en la pistola.Cortana dijo, ―Deme un minuto para hacer interface con los controles de lanave.‖Keyes sacudió su cabeza. ―No hay necesidad. Sacaré este pájaro por mímismo.‖―¡Capitán!‖ llamó uno de los marines. ―¡Hunters!‖El Jefe Maestro le echó una mirada al puerto de visión más cercano y vio queel Soldado estaba en lo correcto. Otro par de los masivos alienígenas habíaarribado a la plataforma de aterrizaje he iban por la nave. Sus espinas rectas, yacomodando sus cañones de barra de combustible, listos para disparar.―¡Sujétense!‖ dijo Keyes mientras soltó los agarres de gravedad de la nave, laprecipitó sobre el borde de la plataforma, y empujó una de las palancas haciaadelante. Los cascos gemelos se fueron contra una columna, azotó a ambosHunters con un golpe, y se retiró.Incluso un leve golpe con una nave que pesaba unos miles de kilos probó seruna cosa en verdad seria. El casco de la nave aplastó la armadura pectoral delos Hunters, matándolos al instante. Uno de los cadáveres logró de algunamanera fijarse a uno de los arcos gemelos, pero cayó mientras la nave librabael casco del Verdad y reconciliación.El Jefe Maestro alineó su espalda contra la pared de metal. La bahía de tropasCovenant era sombría, incomoda, y tenuemente iluminada –peroendemoniadamente había conseguido escapar de uno de sus Cruceros.Se sujetó así mismo mientras Keyes puso a la nave alienígena dentro de unapretado giro, y aceleró dentro de la oscuridad de la noche. Forzó sus hombrosa relajarse y cerró sus ojos. El capitán había sido rescatado, y el Covenant sehabían puesto sobre aviso: los humanos estaban determinados a ser algo másque una molestia –ellos estaban por ser un gran dolor en el trasero.El amanecer acababa justo de comenzar cuando Zuka ‗Zamamee y Yayappasaron a través del recientemente reforzado perímetro que rodeaba elascensor de gravedad, y fueron obligados a esperar mientras una tripulación deGrunts obreros retiraban una carga de muertos Covenant fuera e laalmohadilla salpicada de sangre. Antes de que ellos pudieran pisar sobre lasuperficie pegajosa y retirarse dentro de la nave.Aunque el oficial Comandante del Verdad y reconciliación creía que todos loshumanos sobrevivientes había dejado la nave, no había manera de asegurarsede eso más que comprobando compartimento por compartimento. Lossensores de a bordo de la nave se leían ‗despejados,' pero este ataque habíademostrado más allá de la duda que los seres humanos habían aprendido comoengañar los sistemas de detección Covenant.El visitante pudo sentir la tensión mientras equipos de cara sombría de Elites,Jackals y Grunts, formaban en la nave una búsqueda cubierta por cubierta.A medida que el par hacia su camino a través de los corredores en el ascensorque se encargaría de llevarlos hasta la cubierta de comando, ‗Zamamee fuegolpeado por la medida de los daños que vio. Si, había largos tramos depasillo que estaban completamente intactos, pero de vez en cuando pasaban através de la sección de un corredor donde los mamparos estaban sembrados debalas, las cubiertas quemadas por el fuego de plasma, y escotillas mediodestrozadas por una fuerte batalla.‗Zamamee comenzó a preguntarse mientras un carro de gravedad cargado conunos muertos Jackals pasaba, goteando sangre sobre la cubierta detrás.Finalmente, hicieron su camino hacia el apropiado ascensor, y salieron haciala cubierta de comando. El Elite esperaba el mismo nivel seguridad de laúltima vez cuando se dirigió hacia el Profeta y hacia el Consejo de Maestros;sin duda de que sería introducido dentro de la cámara de espera por otratiempo interminable.Nada pudo haber sido más certero que eso. Tan pronto como ‗Zamamee yYayap libraron la seguridad, fueron introducidos dentro del compartimentodonde el Consejo de Maestros se había convocado durante su última visita.No había señal del Profeta, o ninguno de los superiores inmediatos de‗Zamamee –pero el trabajador de Soha ‗Rolamee estaba ahí, junto con unpersonal de Elites menores. No había que confundir la atmósfera de crisismientras los reportes que fluían, eran evaluados, y usados para crear unavariedad de planes de acción. ‗Rolamee vio a ‗Zamamee y levantó su mano enseñal de saludo.―Bienvenido, por favor, siéntese.‖‗Zamamee cumplió. Sin embargo, no ocurrió que el Elite le ofreciera la mismacortesía a Yayap, que permaneció de pie. El diminutivo Grunt se meneaba deadelante hacia atrás, incómodo.―A si que,‖ inquirió ‗Rolamee, ―¿Cuán mucho ha escuchado acerca de laultima... incursión?‖―No mucho,‖ ‗Zamamee fue forzado a admitir. ―Los humanos abordaron lanave vía el ascensor de gravedad. Esa es la medida de mi conocimiento.‖―Eso es correcto en la medida que va,‖ agregó ‗Rolamee. ―Hay más. Elsistema de grabación de seguridad de la nave registró un poco de la acción.‖El Elite tocó un botón e imágenes en movimiento saltaron a la vista en el airecercano. ‗Zamamee se encontró a sí mismo mirando a dos Grunts y un Jackalde pie en un corredor. Repentinamente, sin advertencia, el mismo humano queél había encontrado en el Pillar of Autumn –el grande con la inusual armadura–apareció rodeando la esquina, divisó a las tropas Covenant, y abrió fuegocontra ellas.Los Grunts cayeron rápidamente, pero el Jackal se anotó un golpe, y‗Zamamee vio plasma estrellarse contra el frente de la armadura del humano.Sin embargo, en lugar de caer como se suponía que debiera, la aparición ledisparó al Jackal en la cabeza, pasando sobre los Grunts muertos, ydirigiéndose hacia la cámara. La imagen se congeló mientras ‗Rolamee tocabaotro control. ‗Zamamee sintió casi una increíble opresión en su pecho.¿Tendría el valor para volver encarar al humano? Él no estaba seguro –y esolo asustó.―A sí que,‖ dijo ‗Rolamee, ―Ahí está, el mero humano acerca del cual ustednos advirtió. Un peligroso individuo que es en gran parte responsable por seisanotaciones de bajas infligidas durante esta corrida por sí sólo, sin mencionarla pérdida del valioso prisionero, y seis Sombras que el enemigo logró robar.‖―¿Y lo humanos?‖ inquirió ‗Zamamee. ―¿Cuántos de ellos fueron nuestrosguerreros capaces de matar?‖―El conteo de cuerpos es incompleto,‖ respondió el otro Elite, ―Pero elpreliminar total es de treinta y seis.‖‗Zamamee fue golpeado por el resultado. El número debió de haber sido alrevés. Hubiera sido al revés, de no haber sido por el alienígena en la armaduraespecial.―Se le complace el saber que su solicitud inicial ha sido aprobada,‖ continuó‗Rolamee. ―Tenemos reportes preliminares de otros grupos en donde lamayoría de estos inusuales humanos fueron asesinados durante el último granencuentro. Este se cree que es el último de tu tipo. Tome todos los recursosque necesite, encuentre al humano, y mátelo. ¿Tiene alguna pregunta?‖―No, Excelencia,‖ dijo ‗Zamamee mientras se marchaba. ―En lo absoluto.‖

Halo: The FloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora