Sección 4: 343 Gluity Spark Capitulo 8

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D+58:36:31 (Reloj de misión del Espartan-117)/Pélican Echo 419, Aproximándose hacia el embarque de armas Covenant.

Los motores de Echo 419 rugían mientras el Pélican descendía a través de laoscuridad y la lluvia dentro del pantano. El follaje de los alrededores eraazotado hacia delante y hacia atrás en respuesta a la turbulencia repentina, elagua, debajo del vientre del transporte de metal fue completamentepresionado, y el hedor de la descomposición de la vegetación inundó elcompartimiento de carga del Pélican; al mismo tiempo en que la rampa sesalpicaba de agua, viéndose bajo un aspecto maligno.Foehammer estaba en los controles y era su voz la que provenía de la radio.―la última transmisión de la nave del capitán fue en esta área. Cuando localiceal capitán Keyes, llame por la radio y los recogeré‖El jefe maestro dio un paso hacia delante de la rampa e inmediatamente seencontró así mismo, viendo su pantorrilla hundiéndose en la profunda aguaaceitosa. ―Asegúrate de traerme una toalla‖ mencionó el jefe.La piloto rió, colocó más combustible a los motores y la nave salió por si soladel pantano. En las tres horas desde que ella había recogido al espartansaliendo de la cima de la pirámide, el jefe tuvo una comida rápida, y un par dehoras de sueño. Ahora que Foehammer dejó a su pasajero en el estiércol,estaba agradecida de ser una piloto. Para entonces los motores del Pélicantrabajaron muy duro.Keyes flotó en un vacío. Una bruma blanca nubló su visión, sin embargo élpodía ocasionalmente distinguir imágenes en rápidas ráfagas comorelámpagos, una pesadilla que se conformaba de deformes cuerpos ytentáculos retorciéndose. Destelló una luz débil de algo altamente brillante,alguna especie de metal grabado. En la distancia, él podía oír un zumbidocontinuo y desagradable. Tenía una rara calidad musical, como el cantogregoriano retardado a una fracción de su velocidad normal.Se dio cuenta que las imágenes provenían de sus propios ojos. El recuerdoregresó y una memoria inundó su propio cuerpo. El forcejeó, y el horroraumentó cuando él podía apenas sentir sus propios brazos. Parecían mássuaves de alguna manera, como si estuvieran llenados de un líquidoesponjoso, denso.Él no podía moverse. Sus pulmones le punzaban, y el esfuerzo por respirardolía.El extraño canto de zumbido de repente se escuchó como si fuera un zumbidode insecto, resonando extremadamente a través de su conciencia. Había algo...distante, definitivamente algo, algo acerca del sonido.Inesperadamente, una nueva imagen destellaba a través de su mente, comoimágenes en una pantalla de video.El sol se ubicaba sobre el Pacífico, y un trío de gaviotas volaban en círculo porencima. Él olía el aire salado, y sentía la arena arenosa entre sus dedos del pie.Sentía una sensación repugnante, un sentimiento de violación indescriptible, yla imagen confortante desaparecía. Él intentó recordar lo que él veía, pero lamemoria se descoloró como humo. Todo lo que él podía sentir ahora era elsentido de pérdida. ¿Algo había sido tomado de él...pero qué?El insistente zumbido regresó, como un doloroso ruido. Podía sentirindicaciones de advertencia –hambrientos de información- moviéndose através de su mente confusa como un gusano enfermo. Un conjunto de nuevasimágenes lo saturaron.... la primera vez que mató a otro ser humano, durante los disturbios enCharybdis IX. Él olió sangre, y sus manos se sacudían mientras que sosteníauna pistola. Pudo sentir el calor del cargador del arma.... ... el orgullo que sintió después de graduarse en la academia, luego un huboun contratiempo, como si una película pésima fuera rebobinada hacia atrás,luego una punción en su estómago. Temía que no pudiera cumplir losestándares de la academia...|. ... el olor repugnante de lilas y de lirios cuando él los colocaba sobre elataúd de su padre....Keyes continuó flotando, cautivado por el desfile de las mezclas de memoriasque empezaron en él, cada uno aparecía tan rápido como el último. Vagó através de la niebla, sin notarlo, ciertamente no tuvo ninguna clase depreocupación, las ráfagas de memoria terminaban, desapareciendocompletamente tan pronto como era posible.La extraña presencia retrocedió desde su conciencia, pero no del todo. Elpodía sentir que estaba siendo probado, aún así lo ignoró. El siguientetorbellino de memorias pasaron...luego otro...y otro...El jefe corroboró en su sensor de movimiento, no encontró nada que lepreocupara, y permitió que el pantano se cerrara a su alrededor. ―haz amigosen tu entorno‖. Eso es lo que le había dicho el Maestre Méndez hace algunosaños, y el consejo le había servido bien. Escuchando el constante golpeteo dela lluvia, sintiendo el aire húmedo caliente entrando por vía de susrespiraderos provenientes en su casco, y viendo las formas naturales delpantano, el espartan sabía lo que encajaba y lo que no. Conociendo lo quepodría significar la diferencia entre la vida y la muerte.Satisfecho de que el ambiente se adaptaba a su alrededor, y esperanzado deobtener una mejor ventaja, ascendió hacia una leve cima. Inmediatamentevalió la pena.El Pélican había entrado a menos de sesenta metros del punto donde Echo 419lo había dejado, pero era el espeso follaje circundante lo que Foehammer leimpedía observar el lugar del accidente desde el aire.El jefe se movió adentro para inspeccionar los restos. Juzgando por lasapariencias y el hecho de que no había muchos cuerpos tirados alrededor, lanave se había estrellado durante el despegue, que en el aterrizaje. La teoría fueconfirmada cuando descubrió que estaban vestidos para su trabajo, todas lasbajas portaban la insignia Naval.Eso sugirió que la nave de descenso aterrizó con éxito, descargó a todos suspasajeros marines, y estaba en el proceso de levantar el vuelo, cuando unafalla mecánica o el fuego enemigo había derribado el Pélican.Satisfecho de que tenía una comprensión básica de lo qué había ocurrido, eljefe estaba a punto de irse cuando se dio cuenta de que había una escopeta aun lado de uno de los cuerpos, decido de que podría ser de ayuda, y la deslizósobre su hombro derecho.Siguió un rastro de botas grabadas en el suelo, lejos del Pélican y hacia elresplandor de las luces portables, la misma clase de luces empleadas que élhabía visto alrededor del área del Truth and Reconciliation. Los alienígenaseran ciertamente industriosos, especialmente cuando venían a robar todo loque no estuviera clavado al suelo.Como si confirmar su teoría con respecto a la actividad Covenant en el área,no fuera mucho antes de que el espartan venia por un lado y se encontró unsegundo resto, esta vez una nave de descarga Covenant, arqueada hacia abajoen la suciedad del pantano. A un lado de un enjambre de insectos polilla(Mariposas nocturnas) y el chirrido distante de los pájaros del pantano, en ellugar no había signos de vida.Los contenedores de cargamento fueron dispersados por todos los alrededoresen el lugar del accidente, lo que planteó una pregunta interesante. ¿Cuándo lanariz del transporte quedó adentro, los alienígenas intentaron entregar algo, lasarmas quizá, o eliminaban el material? No había manera de estar seguro.Cualquiera que fuera el caso, hubo una probabilidad fuerte de que había sidoKeyes siendo atraído hacia las luces, y así lo hizo, siguió hacia el lugar delchoque, y continuó desde allí.Con eso en mente, él se movió mas allá sobre un árbol frondoso que secolocaba, su raíz era como una araña, siguió un rastro que ascendía sobre uncamino, y pulverizando a un Jackal solitario. Sin titubear, el jefe colocó el riflede asalto a su hombro y derribó al alienígena con una ráfaga.Él se agachó, esperando el inevitable contraataque que nunca se llevó a cabo.Curioso. Dado a las luces, el lugar del accidente, y la dispersión de losmódulos del cargamento, él esperaba correr dentro de más oposición.Mucho másAsí que, ¿Dónde estaban? No tenia sentido. Solo era un misterio más paraagregar a su fuente, cada vez mayor.La lluvia golpeaba contra la superficie de su armadura, y el agua del pantanosalpicaba alrededor de sus botas mientras que el jefe maestro empujó a sumanera algo de follaje y estuvo repentinamente bajo fuego. Por un brevemomento parecía que su última pregunta había sido contestada, todavía habíafuerzas del Covenant en el área, pero de pronto la oposición demostraba serpoco más que un par de Jackals desgraciados, quien, oyendo el sonido delarma de fuego, habían venido a investigar. Inusualmente vinieron de abajo, seagachaban detrás de sus escudos portables de energía, así que era imposibleanotar un tiro directamente frente a ellos.El cambió de posición, encontró un mejor ángulo, y disparó. Un Jackal cayó,pero el otro rodó, y que hizo casi imposible de golpearlo. El espartan mantuvosu fuego, esperó a que el alíen se detuviera, y lo cortó.Trabajó a su manera encima del lado de una cuesta escarpada, y el jefeobservó una Grunt turret (Shade) situada en la cima del borde de la cresta.Comandar ambas laderas, o tenía que posicionarse en los controles. Él sedetuvo brevemente en la cima de la cresta y consideraba sus opciones. Podíasaltar dentro de la Grunt turret, y regar pernos de plasma por debajo delbarranco, y permitir que todo mundo supiera que había llegado, o resbalar bajola ladera, e intentar infiltrarse en el área cuidadosamente.El jefe se colocó en la segunda opción, comenzó a bajar la ladera enfrente deel, pronto fue envuelto en niebla y la vegetación húmeda. No obstanteasombrosamente, algunos puntos rojos aparecieron en el sensor demovimiento del espartan. Luego que el enemigo estaba alrededor, y expuestoa sus seis, el jefe maestro decidió buscarlos. El cambió la MA5B y mejor sacóla escopeta adecuada para el trabajo de primer plano. El surtió el dispositivo,quitó el seguro y se movió hacia delante.La variedad de inmensas hojas acariciaban sus hombros, las enredaderas searrancaron por el cañón de la escopeta, eran una especie de plantas trepadoras,y el humo espeso medio putrefacto del suelo de la selva se pronunció bajo lasbotas del jefe mientras adelante se hacia paso a su manera.Quizás un Grunt oyó un leve crujir, pensó si abrir fuego, y todavía estaba enproceso de pensarlo, cuando el cabezazo de la escopeta descendió sobre sucabeza. ¡Hubo un golpe sólido! cuando el alíen caía abajo, seguido por dosmas, como si mas de los respiraderos de metano fueran a investigar de prisa.Satisfecho con su progreso hasta ahora, el espartan se detuvo para escuchar.Era la apacible delicadeza de la lluvia caer, acogiendo las hojas, y el sonidoconstante de su propia respiración, pero nada más.Confiando de inmediato que el perímetro estaba despejado, el jefe maestro sedio vuelta y le atrajo su atención el complejo Furerunner que se asomabaafuera a su derecha. Diferente a las otras elegantes instalaciones, éste tomóuna posición en cuclillas y avanzó vagamente de una forma arácnida.Se arrastró hacia abajo en el área plana, inmediatamente enfrente del lugar.Observó que la entrada parecía una A, salvo que la parte de arriba no estabacompleta, y estaba achatada por un par de poderosos reflectores.¿Es esto lo que Keyes había estado buscando? Algo capturó sus ojos, estimóun par de doce cartuchos de escopeta, y un descuidado envoltorio de una barrade proteína (ración de alimento) tirada cerca de la entradaDebería estar cerca.Una vez que atravesó la puerta aparecieron una media docena de cuerpos delCovenant, muertos en una piscina de sangre. Sobrevino la seria falta deoposición otra vez, el jefe maestro apenas se arrodilló más allá del perímetroestablecido por la sangre, y miró con fijeza en los cuerpos.¿Los marines los habían acribillado? No, según la naturaleza de sus heridasparecían como si los alienígenas hubieran sido rociados con fuego de plasma.¿Fuego amistoso, quizás? ¿Los humanos se armaron con las armas delCovenant? Quizá, pero ni una ni otra explicación parecía realmente caber.Perplejo, se situó, tomó una larga mirada lenta del alrededor, y se impulsóhacia lo más recóndito del complejo. En contraste con las afueras del pantano,donde la constante gota, gota, gota, de la lluvia servia para proporcionar unflujo constante de sonido, era casi totalmente silencioso como si esto abrazaralos gruesos muros. El sonido repentino de la maquinaria lo alertó, e hizo girarla escopeta.Convocado por un cierto mecanismo desconocido, un elevador emergió a laderecha delante de él. Ahora esta listo para partir, el jefe maestro subióabordo. La plataforma lo llevó hacia abajo y un grupo de puntos rojosaparecieron cubriendo su sensor de movimiento, y el espartan sabía que estabaa punto de tener compañía. Hubo un chirrido del metal torturándose pues elelevador venía deteniéndose, tan deprisa como el lo esperaba, los puntos rojospermanecieron inmóviles.Habían oído el elevador muchas veces antes, el jefe razonó, y pensó dondeestaban localizados el grupo de sus ―amigos‖. Lo que sugirió que el Covenant,era bastante estúpido.De hecho esa parte era su favorita, la clase de muerte.Cuidadosamente evitó el poco de ruido que podría hacer él, completó uncircuito de la oscura habitación, descubrió que los puntos pertenecían a losGrunts y Jackals, todos estaban amontonados alrededor de una escotilla.El jefe reprimió una mueca, cambió la escopeta y desenganchó su rifle deasalto.Su castigo por no estar protegiendo el elevador consistió en una granada,seguida por cuarenta y nueve rondas de fuego automático, y una serie deráfagas cortas para deshacerse de ellos.La escotilla se abrió por encima de una gran habitación de cuatro o cinco pies.El jefe maestro se encontró así mismo sobre una plataforma junto con un parde Jackals confiados. Inmediatamente los mató, escuchó la reacción desde elpiso de abajo, y se trasladó hacia la derecha. Una ojeada rápida reveló a ungrupo de siete u ocho miembros del Covenant alrededor, como si estuvieranesperando instrucciones.El dejó caer una M9HE-DP prestando atención en el centro, tomó un pasohacia atrás para evadir los fragmentos y no ser golpeado, cuando se escuchóun fuerte WHAM! En el momento en que la granada detonó.Hubo gritos, seguido por el fuego salvaje. El espartan esperó a que el volumende fuego cesara y se movió hacia adelante otra vez. Una serie de cortas ráfagascontroladas eran suficientes para silenciar al último de los soldados delCovenant.Él saltó abajo de la plataforma para comprobar sus alrededores.Todavía buscaba pistas en cuanto a donde Keyes pudo haber ido, el jefemaestro ejecutó un barrido rápido de la habitación. No sin antes de recogeralgunas granadas de plasma, rodeó un contenedor de cargamento, yaparecieron unos cuerpos.Dos marines, ambos fueron asesinados por el fuego de plasma, y sus armashabían desaparecido.Él maldijo bajo su respiración. Sugiriendo del hecho de que ambas placas deidentificación hubieran sido tomadas por Keyes y su equipo hubiera avanzadodifícilmente dentro de las líneas del Covenant, cuando perecieron, reclamaronvíctimas, y presionaron hacia adelante.Estaba seguro de que el rastro era correcto. El espartan cruzó una pequeñadepresión que dividía la habitación en dos, y fue forzado a caminar sobre ellay alrededor de los cadáveres dispersos del Covenant, mientras se acercaba auna escotilla. Una vez abierta, tomó un camino a través de una serie decuartos, todos vacíos, pero teñidos con sangre Covenant.Finalmente, él comenzaba a preguntarse si daba vuelta atrás, entró en uncuarto y se encontró así mismo cara a cara con un marine enloquecido demiedo. Sus ojos se movían de un lado a otro, como si buscara algo ocultodentro de las sombras, y su boca estaba retorcida en un gesto horrible. Nohabía señales del arma de asalto del soldado, pero tenía una pistola, la cualabrió fuego desde una sombra en la esquina. ―Atrás‖ ―atrás‖ ¡No me vas aconvertir en una de esas cosas!El jefe maestro levantó una mano, la palma hacia arriba. ―Baje el arma,Marine... estamos en el mismo bando.‖Pero el marine no entendía nada de eso, y presionó su espalda contra la solidezdel muro. ―Aléjense de mi‖ ―No me toquen, monstruos‖ ―Moriré primero‖.La pistola se descargó. El espartan sintió el impacto del trozo de 12.7mmimpactando detrás de sus talones, y decidió que ya era suficiente.Antes de que el marine tuviera tiempo para reaccionar, el jefe le arrebató laM6D fuera de sus manos. ―Tomaré esto,‖ él refunfuñó. El marine saltó a suspies, pero el jefe plantó sus pies y con suavidad mantuvo firmemente alsoldado de nuevo al piso.―Ahora‖, él dijo, ―¿Donde está el capitán Keyes, y el resto de su unidad?‖El cabo dio vuelta con fiereza, sus facciones se contorsionaron, y salía salivade sus labios. ―¡Busca tu propio escondite!, el gritó. ¡¡Los monstruos están portodas partes!! ¡Dios, todavía los oigo! ¡¡¡Déjenme en paz!!!‖.―¿Qué monstruos?‖ el espartan preguntó con sutileza. ―¿El Covenant?‖.―¡¡¡No!!! ¡No son el Covenant!‖.Eso era todo lo que el espartan podía obtener del enloquecido marine. ―Lasuperficie está detrás de ese camino,‖ el jefe maestro mencionó, apuntando enla dirección a la puerta.‖ ―Sugiero que recargue esta arma, para no perdermunición, y regrese a la entrada de la superestructura‖. ―Una vez que consigallegar al lugar, espere la ayuda‖. ―Habrá polvo mas tarde‖. ―¿Me hacomprendido?‖.El cabo aceptó el arma, pero continuó balbuceando. Un momento después else acurrucó en forma de una bola fetal (posición fetal), lloró, y luego hubosilencio. El hombre nunca podría hacerlo solo allá afuera.Una cosa estaba clara de las divagaciones del marine. Asumiendo que Keyes ysus tropas todavía estaban vivos, ellos estaban en un montón de problemas.Eso dejó al jefe con poca opción; tuvo que salvaguardar el mayor número devidas primero. El joven soldado apenas pudo lograrlo, pero tendría que esperarla ayuda hasta que el jefe maestro completara su misión.Lentamente, renuente, dio vuelta para investigar el resto del cuarto. Los restosde una rampa gravemente rota que se prendía en una pequeña llamarada defuego, hacia la calzada en el nivel de arriba. Él sintió el calor a su alrededormientras caminaba sobre un Elite muerto, cómodamente tomó el hecho de queel cuerpo había sido rociado con balas, De allí, el jefe procedió hacia una seriede puertas y misteriosos cuartos vacíos, hasta que él llegó a la parte superiorde una rampa donde había un marine muerto en una piscina inundada desangre que le hizo detenerse brevemente.Él había aprendido hace tiempo en confiar en sus instintos, ahora lo estabanfastidiando. Sintió que algo estaba mal. Estaba tranquilo, solamente un sonidohueco florecía para perturbar el silencio perfecto de alguna manera. ¿Estabacerca de algo, podría sentirlo, pero qué?El jefe descendió la rampa. Llegó al punto llano de la parte inferior, y vio laescotilla a su izquierda. Su arma estaba lista, se acercó cautelosamente a labarrera de metal.La puerta detectó su presencia, se abrió deslizándose, y se dejó caer un marinemuerto en sus brazos.El espartan sintió que su pulso aceleró, giró levemente para atrapar el cuerpoantes de que se precipitara en el suelo. Mantuvo la MA5B con una mano ycubrió más allá del cuarto como mejor podía, buscando un blanco. Nada.Él caminó hacia adelante, después hizo girar su talón y señaló el arma detrásdel camino donde él vino.Maldición, sintió como si alguien lo miraba por detrás de su cabeza. Como sialguien lo observara. Se movió hacia atrás en el cuarto, y la puerta se cerró.Bajó el cuerpo a tierra, después caminó lejos. La punta de sus botas se toparoncon proyectiles vacíos que rodaron a lo lejos. Es cuando se dio cuenta de quehabía millares de ellos, que casi alfombraban el piso.Notó el casco de un marine, y se flexionó para recogerlo. Un nombre habíasido escrito en una plantilla fijada al casco, en la parte de atrás. JENKINS.Una Vid Cam (la pequeña cámara de video portátil) estaba sujeta, la claseusada por el típico equipo de combate, así que ellos podrían criticar la misióncuando volvieran a la base, datos de alimentación para los morbosos eninteligencia, y ocasionalmente como esto, proveen a los investigadores coninformación al respecto de las circunstancias que rodeaban sus muertes.El espartan removió el chip de memoria de la cámara, introdujo el dispositivoen uno de los receptáculos de su propio casco, y observó la lectura de lapelícula vía ventana en su HUD.La película era calidad estándar, lo cual significaba que era bastanteespantosa. La visión nocturna estaba activa, así que todo era verdoso,puntuado por bengalas blancas cuando la cámara apuntaba sobre una luz.Retrocedió la película y la aceleró, en ese momentoLa imagen brincaba y se movía, las intermitentes de estática marcaban elmonitoreado. Era simple rutina, empezando en el momento en que la navetocó suelo, seguido del viaje a través del pantano, y su llegada enfrente de laestructura en forma de A.El jefe avanzó la película, y el vídeo llegó a ser más siniestro después de eso,comenzando con el Elite asesinado, y la incomodidad creció aún más,mientras que el equipo abrió finalmente la puerta y entraron. No solo lapuerta, sino la misma puerta en la cual el jefe maestro había entrado minutosantes, solo para toparse con un marine muerto cayendo en sus brazos.Fue tentado para destruir el video, regresar por el camino a través de laescotilla, y se arruinaría la misión, pero se forzó para continuar mirando; comouno de los marines dijo algo sobre ―... un mal presentimiento.‖ Vino dentrouna transmisión de radio gravemente acortada, unos susurros raros fueronescuchados, una escotilla se abrió a lo lejos, y centenares de bolas carnosasrodaron, bailando, y saltando dentro del cuarto.Eso fue cuando comenzó el griterío, el jefe maestro oyó a Keyes decir que―estaban rodeados,‖ y vio en la película que algo golpeó a Jenkins por detrás,y el video empezó oscurecerse.Por primera vez desde que se despidió de la IA en el Centro de Control,deseaba que Cortana estuviera junto a el. Primero, porque ella podría entenderlo que pasaba en ese infierno, también ya venia confiando en su compañía,repentinamente se sentía muy solo.Sin embargo, incluso durante un aspecto dentro de la mente del espartan,buscó comodidad, por otra parte había ordenado a su cuerpo moverse haciaatrás en dirección a la escotilla, y esperaba oír el sonido del indicador mientrasque ésta se abría. Pero no se abrió, el jefe maestro sabía que estaba enproblemas. Sintió una punción en su estomago.Mientras que permanecía allí, aferrado por un sentido cada vez mayor depavor, vio un flash blanco desde la esquina de su ojo. Él dio vuelta parahacerle frente, cuando vio uno, después cinco, veinte, cincuenta de esas cosascarnudas dentro del cuarto, haciendo piruetas con sus tentáculos, y danzandohacia el. Su sensor de movimiento repentinamente dibujó un punto enmovimiento, posteriormente un segundo punto.El espartan abrió fuego a las criaturas de fea mirada. Aquellas criaturas cualcerca estaban, estallaban como globos llenos de aire, pero ahí eran más,mucho más, lo rodearon a través del piso y en las paredes. El espartan semostró serio, los depredadores de obscena mirada se lanzaron hacia adelante,y la batalla fue ajustada.En el exterior estaba oscuro. Y solamente una misión había sido programadapara esa noche en particular, y se tenía que regresar a la pequeña colinaarbitraria a las 02:36. Lo que significaba que el personal Naval asignados alCentro de Control no tenían mucho que hacer, y estaban ocupados jugandouna ronda de cartas, cuando los altavoces montados en la pared emitieronestática, y una voz desesperada fue escuchada. "Aquí Charlie 2-1-7, repito217, cualquiera del personal de las fuerzas UNSC... ¿Alguien me copia?Cambio."La técnica en Comunicaciones de Primera Clase Mary Murphy echó unvistazo a los otros dos miembros, observó su reloj y frunció el ceño. ―¿Algunode ustedes ha tenido contacto previo con Charlie 217?‖Los técnicos se miraron entre sí y negaron con sus cabezas. ―Comprobaré conWellsley,‖ Cho dijo, él regresó hacia un grupo de monitores de plataforma.Murphy inclinó la cabeza hacia el micrófono enfrente de sus labios: ―Esta esla UNSC Alpha Base de Combate, cambio‖¡"Gracias a dios! " La voz dijo fervientemente. "Nos dimos un golpe despuésde despejar el Autumn, descansamos e hicimos algunas reparaciones. Tengoun herido abordo y solicito autorización inmediata para aterrizar."Wellsley, que había estado ocupado combatiendo en la simulación de batallaMaratón, se materializó en la pantalla de Cho. Como de costumbre, la imagenque él eligió representar era la de un hombre de mirada rígida con el pelobastante largo, una nariz prominente, y una capa de cuello alto. ―¿Sí?‖―Tenemos un Pélican, señalado como Charlie 217, pidiendo un aterrizaje deemergencia. Ninguno de nosotros ha tratado con él antes.‖La IA tomó una fracción de segundo para comprobar la infinidad de datosalmacenados dentro de su considerable memoria e hizo un movimiento bruscocon la cabeza. ―Había una unidad señalada como Charlie 217 a bordo delAutumn. No había escuchado al 217 desde que abandonamos la nave, y nohemos recibimos información, por el contrario.‖―Yo asumo que la nave fue perdida. Solicita al piloto que proporcione sunombre, rango, y número de serie.‖Murphy escuchó y cabeceó. ―Lo siento, Charlie, pero necesitamos ciertainformación antes de poder darle autorización para entrar. Proporcione porfavor el nombre, el rango y el número de serie. Cambio.‖La voz volvió y se escuchaba frustrada cada vez más. "Éste es primer tenienteRick Hale, número de serie 876-544-321. Denme una oportunidad, necesitoautorización ahora. Cambio. "Wellsley cabeceó. ―Los datos coinciden... pero ¿Cómo Hale sabía que inclusoexistía la Alpha Base?‖―Él podría haber recogido nuestro tráfico de radio,‖ Cho sugirió.―Quizá,‖ la IA coincidió, ―pero vamos asegurarnos. Recomiendo poner la baseen alerta, notificar al comandante, y enviar la fuerza de reacción al panel tres.Necesitarás el equipo de impacto, el equipo médico de emergencia, y algunagente de Intel, todos en cubierta. Hale debe ser revisado y cuestionado antesde que se le permita mezclarse con el personal de la base.‖El tercer técnico, el oficial de tercera clase llamado Pauley, presionó el botónde la alarma, e hizo las llamadas necesarias.―Entendido,‖ Murphy dijo en su micrófono. ―Le despejarán el panel tres,repito, el panel numero tres, que será iluminado en dos minutos a partir deahora.‖―Un equipo médico se reunirá junto a la nave. Ponga a salvo todas las armas ycorte la energía al momento cuando usted aterrice. Cambio.‖―No hay problema," Hale contestó agradecido. Luego, un momento después,"Veo sus luces. Estamos entrando. Cambio."El piloto apagó su micrófono y miró a su copiloto. Bañado con un resplandorverde producido por el panel de instrumentos de la nave, el Elite se mirabamás alienígena.―Así que,‖ el humano preguntó, ―¿Cómo lo hice?‖.―Extremadamente bien,‖ el oficial de operaciones especiales Zuka 'Zamameedijo desde atrás del hombro del piloto. ―Gracias.‖Y con eso 'Zamamee dejó caer lo que parecía un círculo de luz verde (comolos que aparecen sujetando al inquisidor en su juicio H2) sobre la cabeza deHale, tiró las manijas en direcciones opuestas, y enterró el filamento en lagarganta del piloto. Los ojos del humano se salieron de sus órbitas, sus manosse endurecieron y se estiraron, y sus pies golpearon contra los pedales decontrol.El Elite quien ocupó la posición del copiloto había tomado el control delPélican, y dio gracias a las horas de práctica, pudo volar la nave de descensoextremadamente bien.'Zamamee esperó hasta que el retroceso estuviera detenido, liberó el filamento,y olió algo asqueroso. Fue cuando el Elite se dio cuenta que Hale se habíasalpicado él mismo de sangre.Le mostró a un Grunt un gesto de repugnancia, y volvió al compartimiento decarga del Pélican. Estaba abarrotado con Elites pesadamente armados,entrenados para la infiltración. Llevaban generadores de camuflaje, junto consus armas. Su trabajo era tomar tantos paneles de aterrizaje como sea posible,y resguardarlos hasta que seis naves de descarga Covenant descargaranGrunts, Jackals, y más Elites que pudieran aterrizar en la colina.Las tropas vieron al oficial aparecer y lo miraron expectantes.―Procedan,‖ dijo 'Zamamee. ―Ustedes saben qué a hacer. Activen losgeneradores de camuflaje, comprueben sus armas, y recuerden este momento.Porque esta lucha, esta victoria, será tejida en el poema de la batalla dentro desu familia, y cantado por las generaciones que vendrán.‖―Los profetas han bendecido esta misión, ustedes tienen bendiciones, y quieroque cada soldado conozca que aquellos que trascendieron lo físico seránbienvenidos en el paraíso. Buena suerte.‖Unas luces desenfocadas aparecieron en las afueras de la oscuridad, la nave dedescenso perdió altitud, y los guerreros murmuraron sus bendiciones finales.Como la mayoría de las IAs, Wellsley tenía una tendencia pronunciada a pasarmás tiempo pensando de lo que le faltaba, y suficiente de lo que había hecho,los sensores estaban muy al principio de su lista. La triste verdad, era quemientras que McKay y su compañía habían recuperado abundantessuministros del Autumn, no hubo tiempo de sustraer de la nave el materialelectrónico, que podría haber tomado la IA en tiempo real, imaginando todo eltiempo, el espacio aéreo circundante.Lo que significaba que estaba totalmente confiado en los datos remotosproporcionados por los sensores de tierra que las patrullas habían plantadoaquí y allá alrededor de la pequeña colina con un perímetro de diezkilómetros.Todas las alimentaciones (de información) habían estado despejadas duranteel contacto de radio inicial con Charlie 217, pero ahora, el Pélican maniobrópara aterrizar, el paquete en el sector seis empezó a entregar datos. Afirmó queseis señales fuertes de calor acababan de pasar sobre su mente, lo que sea quelas producían eran bastante fuertes, y que ellos estaban entrando a unavelocidad aproximada de 350 kph.Wellsley reaccionó con el tipo de velocidad que solo una computadora escapaz, pero la respuesta era demasiado tarde para evitar que Charlie 217 seposara sobre el suelo. Incluso mientras que la IA hizo una serie derecomendaciones fuertemente redactadas a los superiores humanos, el Pélicanpatinaba y hacia contacto con la superficie del panel tres, treinta Elites casiinvisibles retumbaron bajo la rampa, y cada hombre y mujer de la Alpha Basepronto se encontraban luchando por sus vidas.Un nivel abajo, un cuarto estaba bloqueado con otros tres Grunts, Yayap oyó ala distancia la resonancia de una alarma, y pensó saber por qué. 'Zamameehabía estado en lo correcto: El humano quien vestía la armadura extraña, y fueel que creía ser el responsable por más de un millar de victimas del Covenant,estaba frecuentemente en este lugar. Yayap lo sabía, porque él había visto alsoldado hace mas de seis unidades antes, accionó el transmisor oculto dentrode su aparato respiratorio, y de tal modo que fijó la incursión en marcha.Eso eran buenas noticias. Las malas noticias eran que la mina de 'Zamameepudo haberse colocado muy bien en una cantera izquierda de la base, duranteel periodo de tiempo de la intervención. Si es así y la misión era categorizadacomo un fracaso, el Grunt tenía una pequeña duda en cuanto a quién recibiríala culpa. Pero no había nada que Yayap podía hacer sino sujetar con susmanos las barras crudamente soldadas, escuchó los sonidos de la batalla a ladistancia, y la esperar lo mejor.A este punto, ―lo mejor‖ sería probablemente una muerte rápida, sin dolor.Todos los miembros del equipo de impacto, la mitad de los médicos, y de untercer equipo de reacción ya estaban muertos para el momento en que McKayestaba levantándose de su barraca, poniéndose de prisa sus ropas, y tomar susarmas personales. Ella siguió a la muchedumbre hasta la zona de aterrizajepara encontrar que una batalla montada estaba en curso.Rayos de energía salían desde ninguna parte, granadas de plasma sematerializaban en el aire, y las gargantas fueron degolladas por cuchillosinvisibles. El grupo de aterrizaje había sido retenido, pero apenas, yamenazando con romper y atravesar los paneles vecinos.Silva estaba allí, desnudo de la cintura para arriba, gritando órdenes mientrasque él disparaba ráfagas cortas de un arma de asalto. ¡―Inunden el panel trescon combustible! Pero manténgalo dentro del área de contención. ¡HáganloAhora!‖.Era una extraña orden, y los civiles podrían estar frustrados, pero los soldadosreaccionaron con obediencia incondicional y con un interés naval corrieronhacia la estación de reaprovisionamiento de combustible del panel tres. Élremovió el sello de seguridad, y mantuvo sujetado el inyector.El aire parecía brillar en el área inundada de fuego, fuera del área a la derechadel marine, y Silva disparó un clip lleno a lo qué parecía ver, aire vacío. UnElite de comando gritó, al parecer hacia la luz estroboscopia (del instrumentoque permite ver como lentos o inmóviles objetos que se mueven de formarápida y periódica, mediante su observación intermitente.) y apagando sugenerador de camuflaje, tomó un golpe directo, y lo dobló en la cintura.Sin temor, e inconsciente de su cercana llamada con la muerte, se dio vueltadando un apretón de manos y envió una corriente constante del líquido haciafuera sobre la superficie del panel tres. Una tripulación del Covenant se vioforzada a crear una barrera alrededor del área inmediatamente, durante los díasdespués que la colina había sido tomada. El propósito de la barrera eracontener el derrame de combustible, y funcionó, hasta que el carburante dealto octanaje, entró silenciosamente alrededor del Pélican y humedeció todo ellugar.―¡Regresen!‖ Silva gritó, y rodó una granada de fragmentación debajo delvientre de Charlie 217. ¡Hubo una explosión seguida por un fuerte ¡whump! elcombustible subió al grado que cortó la manguera!.El efecto general fue regresar a esos Elites quienes permanecían en el panel,dentro de la antorcha brillante, ardiendo en llamaradas y flamas bailando. Losmarines respondieron de manera inmediata y abrieron fuego, poniendo a loscomandos abajo, y después fueron forzados a dar vuelta, esforzándose paraluchar contra el fuego. Charlie 217 a éste punto, estaba completamentecomplicado y se estremeció, uno de sus tanques de combustible estalló.Pero había otros Pélicans a proteger, mientras que algunos habían levantado elvuelo, otros permanecieron sobre sus paneles.Silva regresó hacia McKay. ―Muéstrame,‖ dijo el mayor, al mismo tiempo queWellsley le hablaba en su oído. ―Esto era solo un pequeño calentamiento, estejuego no estaba previsto. La verdadera fuerza de asalto está a solo cincominutos. Seis naves de descarga Covenant, si Wellsley está en lo correcto;ellos no podrán aterrizar aquí, no podrán bajar en ningún lugar de las afuerasde la colina. Me encargaré de los paneles, tu toma la colina.‖McKay inclinó la cabeza, dijo: ―Si, señor‖, vio al Sargento Lister y lo saludó.Ella traía a un escuadrón arrastrando. La comandante tenía una escuadra desus marines dentro de la ciudad. ―Reúna el resto de mi compañía, dígales quenos dirigiremos hacia arriba y destruiremos los paneles de aterrizaje, y cuadolo consigamos, nos ocuparemos del ataque desde la colina. Démosles a losbastardos una calurosa recepción.‖Lister echó un vistazo hacia las bramas de fuego, y mostrando una sonrisa nointencionada hacia McKay. ―¡Sí, señora!‖ dijo el y se alejó trotando.En alguna parte, fuera hacia lo largo del borde de forma irregular de lapequeña colina, los emplazamientos comandados de Grunts turrets abrieronfuego. Pulsos de energía azul brillante, profundizaron circundantes en laoscuridad, encontraron la primera nave, y cortaron la noche en rebanadas.'Zamamee y una fila de cinco Elites de comando ya habían despejado el panel,cuando los humanos inundaron el panel 3 con combustible. De hecho, eloficial Elite no estaba incluso en la superficie de la instalación Furerunnerdurante ese infierno suceso, y sus comandos estaban ya listos en un nivelabajo, trasladándose desde un cuarto a otro cuarto, matando a cada humanoque podían encontrar. No había habido señales del soldado enemigo, que lamayoría esperaba, pero era temprano todavía, y él podría estar alrededor, en lasiguiente esquina.Murphy había tomado la seguridad de los cañones automáticos de MLA50mm, y cedió el control a Wellsley, cuando ella sintió algo rozar su hombro.La oficial empezó a voltear, vio salpicar sangre, y se dio cuenta que proveníade ella. Un Elite produjo una profunda risa áspera mientras que Cho y Pauleyconocieron destinos similares. La sala de mando fue neutralizada.Pero Wellsley atestiguó los asesinatos vía cámara montada sobre el monitor devideo principal, las luces los mataron, y notificó a Silva. En cuestión deminutos, seis equipos de fuego de tres personas, todos equipados con gafassensibles al calor con visión nocturna, estaban demasiados ocupados haciendosu trabajo, bajo el laberinto a través del complejo. Los generadores decamuflaje del Covenant no bloquearon el calor, actualmente ellos losgeneraban, y que pusieron a ambos lados en un equilibrio.Mientras tanto, gracias a la iniciativa personal de un oficial muerto, Wellsleytenían una sorpresa de 50mm esperando a las naves de descarga Covenantentrantes. Aunque es eficaz contra los Banshees, las Grunt turret carecierondel poder necesario para golpear a una nave de descarga en el cielo, algo queel Covenant había notado claramente dentro de su avance.Pero, un Elite no podría soportar cincuenta rondas de munición perforante deblindaje de 7.62mm, el enemigo se transporta vulnerablemente hacia unproyectil de 50mm de alto explosivo que repentinamente arruinaron a ráfagassu camino. No sólo eso, eran las 50 computadoras que estaban controladas, locual fue dicho por Wellsley ―controlado‖, lo que significaba que cada rondairía exactamente a donde se suponía.El control había sido ejecutado demasiado tarde para que la IA derribe laprimera nave de descarga, pero el segundo estaba en la posición correcta,donde él quiso que estuviera. Estalló mientras que una docena de rondas HEque fueron a dar dentro del fuselaje. Irónico, los compartimientos quemantenían a la mayoría de las tropas preservando sus vidas, así que pudieronmorir cuando la aeronave golpeara al pie de la pequeña colina.Pero había solamente dos de las armas, uno al oeste, y el otro al este, lo quesignificó que los transportes supervivientes estaban a salvo a través del campode fuego de la MLA al este, antes de que la IA pudiera abrir fuego sobre ellos.No obstante, la destrucción de esa sola nave había reducido la fuerza de asaltopor una sexta parte, lo cual anotó Wellsley como un resultado aceptable.La muerte producida por la máquina apuñaló la cima de la colina, mientras lasnaves de descarga Covenant hicieron uso de sus cañones de plasma paracastigar la zona de aterrizaje. Un equipo de fuego fue atrapado fuera en loabierto del terreno y cortaron en trozos incluso a una barrera de fuego conlanzacohetes en sus hombros, azotados desde arriba por los transportesentrantes. Hubo golpes, algunos de las cuales infligidas victimas, peroningunas de las aeronaves enemigas fueron destruidas.Luego, cerniéndose como insectos escabrosos, las naves de descarga en formade U giraron bajo el anillo, y desembarcaron a las tropas hacia fuera, por susranuras laterales, dispersándolas como las semillas malvadas a través de lacima de la colina. Mckay hizo un pensamiento matemático. Cinco de lostransportes, con aproximadamente treinta tropas cada uno, igualaba una fuerzade asalto de ciento cincuenta tropas.―¡Golpéenlos!‖ Lister gritó. ―¡Maten a los malditos hijos de perra antes de quepuedan aterrizar!‖.La respuesta fue un firme crack! crack! crack! La compañía defrancotiradores abrió fuego, Elites, Grunts, y Jackals parecieron caer muertosa tierra.Pero había muchos a la izquierda, y McKay se puso ofensiva contra el asaltoentrante.Las luces se habían apagado por razones en las cual el Grunt podría solamenteconjeturar, un factor que agregó al miedo que sentía. Incapaz de hacercualquier otra cosa, Yayap escuchó los sonidos sordos de la batalla, y sepreguntaba de cual bando provenía. A el no le gustaba ser un prisionero perocomenzaba a preguntarse si había sido mejor no haber estado con loshumanos. Durante algún tiempo por lo menos, hasta que...Un rayo de luz apareció, resbaló hacia abajo de la pared opuesta, cruzó el piso,y se posicionó frente a su celda ¿―Yayap está usted allí adentro‖? Ahora habíaotras luces, y el Grunt observó el aire brillar delante de él. ¡Era 'Zamamee!asombró mucho a Yayap, el Elite había mantenido su palabra y realmentehabía venido buscándolo. Realizando la respiración de lo que el aparato habíahecho difícilmente, para que los otros le dijeran aparte de su clase, el Gruntempujó su rostro contra las barras.―Sí, excelencia, estoy aquí.‖―Bien,‖ dijo el Elite. ―Ahora retroceda para que podamos fundir la puerta‖.Todos los Grunts en la celda se retiraron a la parte posterior del cuartomientras que uno de los comandos ató una carga a la cerradura de la puerta, sealejó hacia atrás, e hizo uso de un control remoto para accionarlo.¡Se hizo unpequeño flash de luz, seguido por un ―bang‖ sordo! el explosivo fue detonado.Las bisagras crujieron, Yayap empujó la puerta fuera de su camino.―Ahora,‖ 'Zamamee dijo con impaciencia, ―llévenos hacia el humano. Hemosestado avanzando por la mayor parte del complejo, pero no lo hemosencontrado todavía.‖Así que, Yayap pensó, "La única razón por la cual vino a buscarme, eraencontrar al humano. Debería haberlo sabido". ―Por supuesto, excelencia,‖ elGrunt contestó, sorprendido por su propia tranquilidad. ―Los alienígenascapturaron a algunos de nuestros Banshees. Asignaron al humano paracustodiarlos.‖ Dijo Yayap.Yayap esperó a que 'Zamamee desafiara la afirmación, preguntando cómo losabía, pero el Elite tomó su palabra. ―Muy bien,‖ contestó 'Zamamee.―¿Donde están las aeronaves resguardadas?‖.―Arriba, en la colina,‖ Yayap contestó verazmente, ―al oeste de los paneles deaterrizaje.‖―Nosotros lideraremos el camino,‖ el Elite dijo considerablemente,―Solamente permanezca cerca. Sería muy fácil perderse.‖―Sí, excelencia,‖ el Grunt contestó, ―lo que usted diga.‖Incapaz de aterrizar o de acercarse a los paneles según lo previstooriginalmente, El Maestro de Campo (Field Master) 'Putumee había sidoforzado para dejar caer a su equipo del asalto en el área, girando arriba delcomplejo Furerunner. Lo que significó que sus tropas tendrían que avanzar através del campo abierto, con muy poca cobertura, y sin la ventaja de lasarmas pesadas para despejar el camino.Sin embargo, el astuto oficial de campo tenía un truco bajo la manga. Luegoque liberaran las naves de descarga Covenant, él les ordenó permanecer sobrela ZA, e inhabilitar constantemente la zona encabezada por sus tropas deavance. ¿No era para lo que habían sido diseñados los transportes, y lospilotos no tuvieron el gusto, pero qué? 'Putumee, vio a todos los aviadorespoco más que chóferes glorificados, no estaba especialmente interesado encómo se sentían.Las naves de descarga en forma de "U" fueron abajo a la deriva hacia lasfortificaciones humanas, cañones de plasma que ahondaban la tierra abajo,mientras que los proyectiles de los cohetes se azotaron hacia arriba, estallandoinofensivamente contra sus flancos.El oficial de campo, avanzó junto con la segunda fila de tropas, agitó a susJackals hacia adelante para forzar a los humanos a salir de sus hoyos, y seretiró hacia su siguiente línea de defensa. 'Putumee se detuvo brevemente allado de uno de los hoyos vacíos y miró en el. ¿Algo sobre la excavación loincomodó, pero qué?. Entonces, tuvo la idea. El agujero rectangular estabademasiado ordenado, incluso, pudo haber sido cavado durante la ultima mediaunidad. ¿Qué otras preparaciones tenían hechos los alienígenas?, el oficial sepreguntó.La respuesta vino desde un latido del corazón. McKay dijo, ―¡Fuego!‖ y elartillero del Scorpión obedeció la orden. El tanque sacudió los pies del oficialmientras que el proyectil salía del arma principal y el casco comenzó a vibrarmientras que la ametralladora abría fuego. La explosión, cerca de seiscientosmetros bajo el rango, borró una fila entera de Grunts. El otro MBT, uno dedos, los cuales Silva había ordenado a su batallón traer a la súper estructura,abrió fuego dos segundos más tarde. Esa ronda asesinó a un Elite, dos Jackals,y a un Hunter.Los marines saludaron y McKay sonrió. Aunque era dudoso que el Covenantintentara poner tropas sobre la colina, el Mayor era un hombre cuidadoso,porqué ordenó a los Helljumpers cavar hoyos sobre la instalación, y crearbunkers para los tanques.Ahora, disparando con sus cañones casi paralelos a hacia el suelo, los tanquesMBTs estaban en curso de voltear el área enfrente de ellos, formando unpaisaje de luna, lo cual cada proyectil lanzó una media tonelada de suciedad alaire, y esculpió cráteres fuera de la meseta.Sin que McKay lo supiera, o a cualquier otro humano, para esa materia, eltercer proyectil dio un estruendo bajo el rango, golpeó al Maestro de Campo'Putumee por la mitad. El asalto continuó, pero ahora más lentamente, losElites de bajo rango asumieron el comando, e intentaron reunir a sus tropas.Sin embargo persiguiendo su propia sumisión, 'Zamamee había estadosupervisando la red de comando, y sabía que el asalto se había atrasado. Erasolamente cuestión de tiempo antes de que las naves de descarga Covenantdebieran de volar en picada hacia adentro, recoger a los que podríanarrastrarse, caminar, y a los que estuvieran en condiciones para luchar, yalejarse hacia climas más seguros.Eso significa que debería apresurarse, buscando una manera de desplazarse através de las líneas humanas, pero la sesión fantasmal con el profetacontinuaba fastidiándolo. Su mejor oportunidad, no solamente su únicaoportunidad, era de encontrar al humano y matarlo. ¿Podría mantener sucabeza, y todos serían perdonados, y quién se enteraría? Muchos Elites habíansido asesinados, así que pudiera ser una promoción en perspectiva.Así tranquilizado, avanzó hacia adelante...Los comandos estaban sobre el primer nivel para ese entonces, aproximándosehacia una puerta al exterior, cuando uno de los tres marines que esperaban, viouna línea de puntos verdes que comenzaban a pasar de la alcoba en la cual élse ocultaba, y abrieron fuego.Había un pandemónium (Lugar en que hay mucho ruido y confusión.) repletode humanos corriendo a través de un clip después de otro clip de munición, losGrunts fueron masacrados bajo sus pies, los Elites abrieron fuego en cadadirección, y pronto comenzaron a caer.'Zamamee sintió su rifle de plasma completar un ciclo y sobrecalentarse eintentó enfriarla, sabía que estaba a punto de morir, cuando una granada deplasma se adentró entre los humanos y se adhirió sobre el brazo de un soldadohumano. ―¡¡¡No!!!‖ gritó el soldado humano, pero era ya demasiado tarde, y laexplosión masacró a todo el equipo de fuego.Yayap, se había apropiado de una granada y una pistola de uno de loscomandos muertos, tiró sobré el arnés de combate de Zamamee. . ―¡Este es elcamino, Excelencia. .... Sígame!‖El Elite lo hizo. El Grunt llevó al oficial hacia fuera a través de una puerta,bajó una calzada, y sobre una plataforma donde habían diez Bansheescolocados en una fila ordenada. No había guardias. 'Zamamee miró alrededor.―¿Donde está ?‖Yayap se encogió. ―No tengo idea, excelencia.‖'Zamamee sentía una mezcla de cólera, de miedo, y de desesperación cuandouna nave de descenso humana pasó sobre su cabeza y desapareció abajohaciéndose girar. El gran esfuerzo había sido un fracaso.―Así que,‖ dijo ásperamente, ―Usted me mintió. ¿Porqué?‖―Porque usted sabe volar una de estas cosas,‖ el Grunt contestó simplemente,―y yo no‖.Los ojos del Elite parecieron brillar intensamente como si estuvieranencendidos por dentro. ―Debería dispararle y dejar su cuerpo aquí para que loshumanos lo lancen al acantilado.‖ Contestó 'Zamamee.―Usted puede intentarlo,‖ Yayap dijo, apuntando su pistola de plasma a lacabeza de su superior, ―pero yo no le aconsejaría eso.‖ Tomó todo el corajeque un Grunt podría reunir, para apuntar su arma hacia un Elite y su manotembló en respuesta al miedo que él sintió. Pero no mucho, no lo suficientepara que un perno de energía podría perderse, y 'Zamamee lo sabia.El Elite cabeceó. Momentos más tarde, un Banshee pesadamente cargadoosciló hacia tierra, se deslizó hacia el límite de la colina, y comenzóinmediatamente a perder altitud. El artillero humano en una Grunt turretvislumbró al banshee, y envió tres rápidas ráfagas de plasma después, hacia laembarcación de asalto, pero el Banshee estaba pronto fuera de rango.La batalla por alpha base había terminado.El espartan abrió fuego, dentro de lo que parecía como una onda de marea dehorribles tentáculos, que se movían lejos por detrás, y después de eso semantenía en movimiento. Estaba vulnerable, particularmente detrás de suespalda, pero la armadura lo ayudaría, especialmente desde que los monstruostuvieron el gusto de saltarle a la gente.Lo qué sucedió después no estaba claro, pero podrían hacer que los marinesgritaran, y que los pusieran fuera de acción en un relativamente corto períodode tiempo. La munición sería una preocupación, sabía que, luego de dispararviolentamente, él mismo se esforzó para apuntar, intentando hacer estallartantas de esas cosas como él podía.Vinieron hacia él en dos, tres, y cuatro, volaron en carnudos pedacitosmientras que las balas los rasgaron apartándolos y parecían derretirse a lolejos. El problema era que había centenares de los pequeños cabrones, tal vezmiles, que hicieron difícil continuar su avance, mientras que lo inundaronhacia su dirección.Podía emplear algunas estrategias, pensar, eran las cosas las cuales el jefepodría hacer incluso para ayudar a los extraños y hacer una diferencia.Lo primero era ir corriendo, disparando por igual, retrocediendo la formación,forzándose para llegar de un extremo del cuarto al otro. Eran numerosos ydeterminados, pero particularmente brillantes.Lo segundo fue observar las áreas desbloqueadas, las concentraciones de lascriaturas donde una granada bien lanzada podría destruir centenares de todosellos de una vez.Y el tercero fue cambiar de un arma a otra, entre el arma de asalto y laescopeta, de tal modo manteniendo un índice de fuego constante, sólo sedetuvo brevemente para recargar cuando había un período de calmamomentáneo en la batalla.Estas estrategias llegaron a ser repentinamente aún más críticas, mientras quealgo nuevo saltó de la oscuridad. Una masa de carne putrefacta y de miembrososcilantes azotaron en su cabeza. Durante los primeros momentos del ataqueel jefe se preguntaba si un cadáver había caído de alguna forma sobre el, peropronto aprendió la verdad, más de las criaturas horriblemente deformesaparecieron y se lanzaron ellas mismas hacia adelante. No sólo corrían, perosaltaron muy alto en el aire, esperaban aplastarlo bajo su peso.Las criaturas eran aproximadamente humanoides, figuras jorobadas queparecían estar descompuestas parcialmente. Sus miembros parecían estarestirados al punto de romperse. Los racimos de tentáculos resaltaron de losagujeros andrajosos en la piel.Eran susceptibles a las balas, de cualquier forma, algo por lo cual el jefeestaba agradecido, aunque tomara a menudo quince o veinte rondas, paradeshacerse de uno de ellos para siempre. Extrañamente, aún los vivos parecíancomo muertos, reflexionando que el Jefe Maestro empezaba a creer que eran.Eso explicaría porqué algunos de los feos hijos de perra tenían una similarsemejanza hacia los Elites del Covenant, parecería qué un Elite habría sidoasesinado, enterrado el cuerpo, y excavado dos semanas más tarde.Finalmente, después de qué pareciera como una eternidad, dos de los Elitesresucitados se movieron hacia adentro a través de la escotilla, y dondepuntualmente fueron puestos en el suelo. Lo que proveyó al jefe con unaoportunidad para escapar.Había más de los monstruos de dos piernas a la derecha sobre su culo, aunque,a lo lejos con un revoltijo cayéndole, saltando enjambres de criaturasesféricas, y esto era necesario para fregar la porción entera de ellos con fuegoautomático antes de que lo pudiera soltar y deslizarse a través de una puerta.El espartan se encontró así mismo en la galería superior de un cuarto grande,bien iluminado. Estaba abarrotado con las criaturas bípedas deformes, peroninguno parecía estar consciente de él. Él se intentó mantenerse de esamanera, inadvertido, y se deslizó silenciosamente a lo largo de la paredderecha hacia una escotilla.Un viaje corto llevó al jefe a un espacio similar, donde observó lo que parecíauna batalla plena y que estaba en curso entre las tropas del Covenant y losnuevos hostiles.El espartan consideró brevemente dedicarse a los blancos, allí no habíaciertamente ninguna escasez de ellos. Él mantuvo su fuego en cambiocontinuo, y persistía detrás de un módulo de cargamento caído. Después deuna batalla infernal, los combatientes se habían aniquilado el uno a otro, locual dejó libre su izquierda para cruzar el puente, que conducía al extremo alfinal del mismo, regresando a la parte posterior de la calzada, y la salida vía lapuerta lateral.Otra de las criaturas jorobadas se dejó caer desde arriba y lo cerró de golpe enel. El espartan se tambaleó hacia atrás inclinándose, y el monstruo se lanzódetrás sobre su hombro. Crujió en la pared y dejó un rastro gris-verdemoteado, un fluido viscoso mientras que escurría por el piso.El jefe maestro dio vuelta para continuar, cuando su sensor de movimientoparpadeó iluminando en rojo un contacto a la derecha detrás de él. Él giró yfue sorprendido para ver el desplome de la criatura, muy dañado por lucharhacia los pies del jefe. Su brazo izquierdo colgó inútilmente y el hueso frágilresaltó de su carne pálida, gangrenosa.El brazo derecho de la cosa era todavía funcional, sin embargo. Una columnaque torcía de la rotura de los tentáculos derechos de la muñeca y él pudo oírlos huesos en el interior rompiéndose, cuando eran forzados aproximadamentea un lado en su mano derecha.El tentáculo golpeó hacia fuera, rajó como un azote y lanzó al jefe maestro alpiso. Sus escudos estaban casi totalmente agotados de un solo golpe.Él rodó, se agachó y abrió fuego. Las rondas perforantes de blindaje de7.62mm cortaron casi al monstruo por la mitad. Él pateó al hostil caído, pusodos rondas de bala en su pecho. Esta vez, la maldita cosa debe permanecermuerta, él pensó.Él se movió más lejos a lo largo del vestíbulo. Se encontró dos cuerpos demarines muertos, probando que por lo menos alguien de la segunda escuadrahabía llegado lejos, que abrió la posibilidad de que más habían escapadotambién.El jefe maestro comprobó, descubrió que todavía usaban sus chapas deidentificación, y las tomó. Él se arrastró a través de las anchas galerías y de lospasillos estrechos, pasó por la maquinaria humeante y se adentró en laoscuridad, como una tenebrosa bóveda. Su sensor de movimiento destelló unaadvertencia carmesí, él estaba en una central hostil.Otro de los hostiles bípedos deformes andaba vacilando, y él reconoció laforma de la cabeza de la criatura, el largo hocico angular de un Elite y le hizofrente. Mantuvo su fuego donde la cabeza estaba localizada.El cráneo del alienígena fue cortado a un ángulo repugnante, como si loshuesos de su cuello hubieran sido ablandados o licuados. La espalda de lacriatura colgó flácidamente sin vida, como un miembro que necesitóamputación.Era como si algo hubiera reescrito al Elite, formado de nuevo al revés. Elespartan sintió una desacostumbrada emoción: un chingo de miedo. Unaimagen de impotencia, de confusión de una amenaza que se asoma, incapaz,destellos atravesaron su mente, se agregó una instantánea de su cryo-sueño,abordo del Pillar of Autumn.De ninguna manera que me esté pasando esto a mi, el pensó. Imposible.La bestia se confundió, y se perdió de vista.Él tomó un profundo respiro, exhaló, después descargó una ráfaga desde suposición y cargó hacia el centro del cuarto. Él atacó a las bestias que andabantitubeando al lado y aplastó un puñado de las pequeñas criaturas esféricas bajosus botas. Su escopeta resonó y la sangre verde espesa, salpicó el piso. Élalcanzó su objetivo: una plataforma de alzamiento grande, idéntica a la que élse había transportado abajo en este maldito agujero del infierno. Él consiguióllegar al panel de activación, y esperó encontrar el botón ascendiente.Uno de los hostiles saltó muy alto en el aire y aterrizó al lado de él.El jefe dejo caer una rodilla, empujó el barril de la escopeta dentro del vientrede la criatura y disparó. Al final la bestia fue proyectada a su desenlace, ycayó de regreso dentro de un coágulo pequeño sobre las criaturas hostilesesféricas.Él fue hacia el fondo del panel de activación, y asestó en los controles.La plataforma del elevador cayó como una roca, cayendo abajo y tanrápidamente que sus oídos se hicieron estallar.¿Dónde demonios estaba Cortana cuando la necesitas? Siempre diciéndole"ve a través de esa puerta," "cruza ese puente," o "sube a esa pirámide."Molestándolo ocasionalmente, pero tranquilizándolo también.El sótano, si es eso lo que era, tenía todo el encanto de una cripta. Tomó unpasillo en otro espacio grande donde tuvo que luchar a su manera a través delpiso, hacia una puerta, como túnel-corredor más allá. Es cuando el espartanestuvo cara a cara con algo que él no había visto antes y nunca habríapreferido ver otra vez: uno de los combatientes, bestia bípeda, éste un humanohorriblemente mutado. Aunque la criatura estaba deformada, por lo que seaque lo había arrasado su cuerpo, el jefe lo reconoció no obstante.Era el cabo Manuel Mendoza, el soldado que el sargento Johnson gustabagritarle, y uno de los marines que habían estado con Keyes cuando éldesapareció en esta pesadilla.Aunque contraído por lo qué le habían hecho a él, la cara del cabo todavíaconservó un rastro de ―humanidad‖, y esto hizo que causara que al jefemaestro removiera su dedo del disparador de la escopeta, e intentó hacercontacto.―Mendoza, venga, salgamos de éste infierno. Sé que le hicieron algo pero losmédicos pueden curarlo.‖ Mencionó el jefe maestro.El marine reaccionó, ahora poseído por fuerza sobrehumana, atacó al jefe contal fuerza que golpeó al suelo casi a los pies del jefe, y se accionó la alarmadel traje. Mendoza o algo, la cosa que sido una vez Mendoza, agitó untentáculo y se azotó hacia fuera otra vez. El espartan se tambaleó hacia atrás,tiró del disparador, y fue forzado posteriormente a tirar de él otra vez,mientras que el calibre 12 desgarró una tajada de carne la cuál había sido partede Mendoza.Los resultados eran espectaculares y repugnantes. Cuando el horrible cuerpovolvía en si, el jefe vio que una de las pequeñas criaturas esféricas, habíatomado un lugar dentro de la cavidad del pecho del soldado, y parecía haberampliado sus tentáculos en otras partes de lo que había sido el cuerpo deMendoza. Una tercera ráfaga de escopeta sirvió para destruirlo también.¿Era así cómo estas cosas trabajaban? Las pequeñas cosas redondas infectarona sus anfitriones, y transformaron a la víctima en una cierta clase de forma decombate. Él consideraba la posibilidad que ésta era una cierta clase de nuevabio-arma del Covenant, y lo descartó. La primera de estas formas de combateque él había visto, habían sido de Elites.Lo que sea que estas malditas cosas eran, es que eran letales hacia loshumanos y Covenant por igual. Rápidamente cargo cartuchos a su escopeta,después avanzó. El espartan se moviólo más rápido que pudo, hacia un caminode muerte. Entró a otro cuarto, trepó hacia arriba en una galería, disparó a unaforma Elite sobre sus botas, y se agachó para entrar a una puerta.El área al otro lado era más que un desafío. El jefe estuvo en la segundaplanta, pero un ejército de los monstruos se apropiaron del piso de abajo, yaquí es donde él necesitaba ir.La altura concedió las ventajas. Algunas granadas bien situadas, seguidas poruna rampa desde un pasillo, y sesenta segundos de acción de alojamientocercano eran lo suficiente para verlo atravesar. No obstante, era un tremendoalivio pasar a través de un espacio totalmente infestado, y dentro de uncompartimiento donde se encontró un nuevo acontecimiento y tendría quearreglárselas.Además de apoyarse de sus propios ataques, las criaturas habían adquirido delos humanos y del Covenant, las armas de sus víctimas, y consecuentementeestas formas de combate eran aún más peligrosas. Las formas del combate noeran los enemigos más inteligentes que él había encontrado, pero no eranautómatas superficiales, tampoco podrían operar máquinas y armas de fuego.Las balas silbaron desde las paredes de metal, fuego de plasma dispersándosea través del aire, y una granada detonada por el jefe maestro quien despejó elárea, descubrió un lugar donde algunos marines habían permanecido en suúltima trinchera, encima, sobre un contenedor de cargamento. Se detuvobrevemente para rescatar sus chapas de identificación, buscó algo demunición, y siguió su camino.¿Algo o alguien lo estaba fastidiando, pero que era eso? ¿Algo que él habíaolvidado?Todo vino a él de una vez : Él había olvidado casi su propio nombre.Capitán Jacobo Keyes, Número de servicio 01928-19912-JK.El canto del zumbido que había estado al acecho, al límite de su conocimiento,zumbó más fuerte, y él sintió una cierta clase de presión, un sentido de cólera.¿Por qué él estaba enojado?No, algo más estaba enojado... ¿porque él había recordado su propio nombre?Capitán Jacobo Keyes, Número de servicio 01928-19912-JK.¿Dónde estaba él? ¿Cómo consiguió llegar hasta aquí? Él luchó para encontrarsu memoria.Él recordó partes de eso ahora. Había un cuarto alienígena oscuro, hordas deun cierto enemigo aterrorizante, disparos, entonces sintió una puñalada dedolor....Ellos debieron haberlo capturado. Eso era. Esto pudo ser algún truco nuevodel enemigo. Él no les había dado nada. Él luchó para recordar quién era elenemigo.Él repitió el pensamiento en su cabeza: Capitán Jacobo Keyes, Número deservicio 01928-19912-JK.La presión del zumbido se incrementó. Él resistió, aunque estaba inseguroporqué, algo sobre el zumbido lo asustó. El sentido de invasión se profundizó.¿Esto es un truco del Covenant? Keyes se preguntaba. Intentó gritar, ―Nofuncionará. Nunca los llevaré a la tierra,‖ pero no pudo hacer funcionar suboca, no pudo sentir su propio cuerpo.Como el pensamiento de su planeta hogar repitió haciendo eco, a través de laconciencia de Keyes, el tono y el contenido del zumbido cambió, como siestuviera satisfecho. El, Capitán Jacobo Keyes, Número de servicio 01928-19912-JK. Estaba sobresaltado cuando nuevas imágenes aparecieron cruzandosu mente de un lado al otro.Él lo plasmó, demasiado tarde, algo que examinó a fondo a través de sumente, como un ladrón de sepulturas que saqueaba una tumba. Él nunca sehabía sentido tan impotente, tan asustado....Su miedo desapareció en una inundación de emoción, mientras que él sentía elcalor de la primera mujer que él había besado ....Intentó gritar mientras que la memoria fue arrancada y desechada.Capitán Jacobo Keyes, Número de servicio 01928-19912-JK.Cada uno de los fragmentos de su pasado se visualizaron y fueron aspirados alvacío, podía sentir al invasor envolverlo como a un océano maligno. Pero, laspiezas de restos flotantes que permanecieron después de que una nave habíasido derribada, permanecían piezas al azar de él mismo, una clase de balsaprovisional que él podría aferrarse momentáneamente.La imagen de una mujer sonriente, un globo que se torcía en espiral a travésdel aire, de una calle abarrotada, un hombre con la mitad de su cara que seperdía a lo lejos, boletos para un espectáculo que él no podía recordar, delsonido apacible de las campanas de viento, y del olor del pan recién horneado.Pero el mar era demasiado violento, las olas se estrellaban abajo en la balsa, yla rompió. El oleaje levantó a Keyes hacia arriba, otras lo empujaron haciaabajo, y hacia señas al final de la oscuridad. Pero por otra parte, el océanoestaba a punto de consumirlo, Keyes se dio cuenta que la cosa de la criaturaque violó su mente no pudo consumirlo: el portador de la ola delTransportador CNI.Él lo alcanzó como un hombre ahogándose, agarró la cuerda de salvamentocon toda su fuerza, y se rehusó a dejarlo ir. Aquí, profundamente dentro de sutumba húmeda, era un hilo que lo llevó atrás a lo que él había sido.Capitán Jacobo Keyes, Número de servicio 01928-19912-JK.El jefe maestro disparó sus últimas rondas de escopeta dentro del derrumbadoarmazón de una forma de combate. Todavía se movió y permaneció de pie.Después de zigzaguear a través de las confusas cámaras subterráneas y lospasillos por lo que parecían horas, finalmente encontró un elevador que lollevaría a la superficie. Cuidadosamente oprimió el panel de activación,preocupado por un momento de que este elevador también caería en lo másprofundo de la instalación, y sintió el elevador tambalearse en un rápidoascenso.Cuando el elevador ascendió, la voz preocupante de Foehammer chasqueódesde su sistema de comunicación."Este es Echo 419. ¿Jefe eres tú? Perdí tu señal cuando desapareciste dentrode la estructura. ¿Qué está pasando allá abajo? Recibo movimiento por todoel lugar"―Si te lo dijera no me lo creerías,‖ el jefe maestro respondió, su voz sonódesoladora, ―y créeme: no querrás saberlo. Es aconsejable decir: que elCapitán Keyes está perdido, y más probablemente está KIA (Muerto enAcción). Cambio.‖―Entendido‖ La piloto contestó. ―Siento mucho escuchar eso, Cambio.‖El elevador se detuvo de golpe, el espartan caminó hacia afuera, y se encontróa si mismo rodeado por Marines. No las formas deformes de combate, lascuales él anteriormente había luchado por una eternidad, pero normales, sereshumanos sin cambios. ―Gusto en verlo, jefe,‖ un cabo dijo.El jefe cortó al soldado. ―No hay tiempo para eso, marine. Informe.‖El joven marine tragó saliva, después comenzó a hablar. ―Después de queperdimos contacto nos dirigimos hacia el punto RV (Punto de reunión? ), yesas cosas, nos emboscaron. Señor: le aconsejo que salgamos de éste infierno,CUANTO ANTES.‖―Ese es la orden que estaba pensando, cabo‖ contestó el jefe. ―Vámonos‖Era una caminata corta sobre la rampa y dentro de la lluvia. Extraño, y muchopara su sorpresa, se sentía bien entrar al apestoso pantano. De hecho muy bien.

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