Capítulo 5 (2/2) | La nueva vida de Jin

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La nueva vida de Jin | 2/2


La oficina de la empresa Yudong se encontraba en un gran edificio de varias plantas de altitud, cualquier persona tenía que entrar, subir a un elevador junto con muchas otras personas y llegar hasta el piso cuatro, todo el piso pertenecía a la empresa Yudong; toda el área estaba llena de pequeños cubículos, algunas oficinas elegantes pertenecían a los jefes y gerentes, dos pequeños baños y dos almacenes de documentos correspondían la extensión del lugar.

Todos los días Jin tomaba su lugar dentro del área de auxiliares contables y empezaba a trabajar, una pequeña tableta electrónica, un lápiz, un cuaderno y una calculadora eran sus herramientas desde hace tres años.

A diferencia del mercado, que tiene un ambiente amable y relajado, la oficina tenía un ambiente oscuro, de presión y desesperación, tampoco ayudaba que varios de sus compañeros eran unos completos imbéciles que siempre hacían comentarios hirientes sobre las características físicas de los demás compañeros, un grupo de seis personas eran los peores, tenían catalogados a todos, siempre hacían burlas poniendo apodos hirientes, ya tenían al flaco, al gordo, al dientón, al calvo, al afeminado, al alcohólico, al virgen, entre otras cosas, y Jin no se salvó, su apodo común era "apesto-Jin".

El caso de "bullying" de esas seis personas era curioso, ya que siempre tenían un nuevo apodo semanal para cada uno, por lo que no siempre los llamaban de esa forma, por ejemplo a Jin, que se burlaban de que expelía un aroma a pescado, por obviamente que trabajaba en la pescadería, además de que no quería que nadie se enterara sobre todo sus jefes que tenía otro trabajo, por eso podrían despedirlo y no lo quería, por ello todo este tiempo ha aguantado los apodos como: "drenaje de acuario", "calamar en escabeche", "curtido de pupusa", "carcasa de langosta", "perfume de pescado", "licenciado guano", entre otros.

A todas las víctimas de ese grupo, no los llamaban por su nombre, los llamaban por su apodo en cualquier momento del día, incluso frente a los jefes quienes al parecer no les importaba la relación entre empleados. Las víctimas, como Jin, no tenían de otras que ser tolerantes, ninguno quería comenzar una riña y perder su trabajo.

Jin desde ya hace algunos meses ha perdido su tolerancia, aquella ira y enojo repentino volvía a manifestarse a tal grado de querer moler a golpes a sus compañeros, pero siempre reprimió esas emociones corriendo a los almacenes de documentos o al baño para gritar con todas sus fuerzas en silencio, algo que funcionaba, pero Jin sabía que solo lo deterioraba y no quería volver a sentir aquellos ataques de ira.

No le quedaba más que patalear, cerrar sus puños con fuerza e importancia a tal grado de hacerse sangrar las palmas de las manos por la fuerza que ejercía con sus uñas en sus palmas, imaginarse que puede desahogarse en su mente, entre otras cosas con tal de mantener la calma y solamente seguir trabajando.

Una vez se enojó a tal grado que entró al almacén de documentos y golpeó con todas sus fuerzas un anaquel deformándolo completamente, otro día pateó una caja de documentos y tuvo que pasar toda la semana reorganizando esos documentos. Jin desde sus días en internet había comprendido que era una de esas personas que no toleraba cualquier tipo de "bullying". Lo hacían perder la cabeza y era lo último que quería que pasara.

Afortunadamente para Jin, así como había compañeros que odiaba y no toleraba y que casi lo hacían perder los estribos, la presencia de una sola persona le daba ánimos para seguir trabajando en ese lugar. La persona que lo capacitó en su primer día y con quien vio que tenía los mismos gustos en muchas cosas, su mejor amigo desde hace tres años, Jorge Flores.

Jorge era un hombre de aproximadamente unos treinta y cinco años, tiene una familia que viven en un gran apartamento a unos minutos del edificio de la oficina, en la zona de división de distritos, por lo que siempre ha estado acostumbrado a vivir en las dos zonas de la ciudad. Como su nombre lo indica Jorge es de esas personas como la familia de su esposa Hana, de "raza pura" pero de lado de la cultura americana, piel color canela, ojos grandes, labios gruesos, cabello color entre castaño y rubio, una formal y elegante barba y bigote, características que todo ciudadano de su país sabe que tienen las personas mestizas o las de pura raza americana.

Jorge es una persona siempre sonriente que cuida de Jin como si de la relación de maestro y alumno se tratase, por esa misma razón y de que Jorge fue su instructor cuando recién llegó a la empresa que Jin siempre lo llama "senpai", una expresión de origen del antiguo idioma japonés que arraigaron en Neyin-Blayang para referirse con cariño y respeto a los compañeros de cualquier ámbito con más experiencia o conocimiento. Jorge a veces le molesta que Jin le diga así, pero lo deja ser.

El turno de Jin en la oficina culmina a la 7:00 de la tarde y todos los días acompaña a Jorge y sus amigos, que básicamente también son un poco amigos de Jin, a tomar una bebida en la zona de comercio a unos metros del edificio de la oficina.

Esa parte de la ciudad de Cabo Han es la que tiene la mejor tecnología de la ciudad, nomás por el simple hecho de tener máquinas expendedoras de cualquier tipo, desde comida chatarra, golosinas, comida caliente y bebidas. Esas máquinas solo reciben pago por tarjeta la cual les ofrece su trabajo por ende solo pueden pagar con ella, nada de efectivo.

Todos los días el grupo de compañeros de trabajo se reúne en unas pequeñas bancas y comparten unas bebidas calientes como café o té; o bebidas heladas como refrescos o jugos, o si es fin de semana no se limitan en pedir una cerveza o licor de cualquier tipo; también hay máquinas expendedoras de alcohol, pero para evitar percances esas máquinas tienen un sistema de detección que rastrean la identidad del cliente presente frente a la maquina con un sistema de base de datos comparando si los clientes frente a la pequeña cámara que tienen esas máquinas son los mismos que están en la base de datos respecto a sus tarjetas de débito o crédito que usan, así pueden detectar menores de edad, algo complicado pero funcional y concurrido para la época.

A pesar de todo Jin se da el tiempo para congeniar y socializar con el grupo de Jorge y es muy querido por ellos, bebe siempre una única bebida con calma mientras platican para después disculparse y despedirse. Después de varios años con esa rutina jamás ninguno le ha preguntado porque siempre nomás los acompaña con una bebida y se va, simplemente agradecen que Jin los acompañen y se despiden de él para verse de nuevo mañana.

Entre las 8:00 y 9:00 de la noche Jin vuelve a tomar el transporte público para ir ya sea a casa o a la pescadería, era común que alguno de sus hermanos le dejara algún pendiente en la mañana o que recibiera una llamada en la oficina de sus padres o vecinos para aclarar o ayudarlos con cualquier cosa en la noche. Después para regresar a casa con su familia entre las 8:00 y 9:30 de la noche, y cenar algo ligero.

Era común que Hana tuviera a Jin Junior dormido, pero a veces esperaba despierto a que llegara su padre, después de cenar, Jin y Hana y a veces junto con Jin Junior, veían películas hasta quedarse dormidos, hay veces que ven la misma película por varios días en partes, pues ambos acaban agotados, siempre se duermen en medio de la pequeña sala para despertarse en la madrugada, ya sea Jin o Hana para despertarse para ir a la cama y dormir tranquilamente unas horas más.

Todos los días eran un mismo ciclo para Jin: despertar, tomar un ligero desayuno, ir y saludar a todos en el mercado, abrir la pescadería, trabajar en cuentas con divisa de cacao o pesos YW, despedirse de su hermana o madre y salir de la pescadería, visitar el puesto de su esposa, tomar un helado de cereza-limón, ir a casa con su esposa e hijo, comer, prepararse para salir a la oficina, tomar el autobús público, dormir unos minutos en el trayecto, llegar a la oficina y checar entrada, que se burlen de él una nueva manera, trabajar en cuentas de nuevo pero ahora con divisa diferente, terminar sus pendientes y checar salida, ir con Jorge a tomar algo a la plaza de máquinas expendedoras, tomar de nuevo el autobús público, dormir otros minutos, ir algunas veces a la pescadería a cerrar, regresar a casa, cenar, pasar un tiempo con su esposa e hijo, quedarse dormido haciendo algo y repetir.

En eso se había convertido la nueva vida de Jin durante estos tres años. Siempre estaba cansando, le molestaba a veces tener que presentarse en la oficina, pero tenía que hacerlo por su familia, su esfuerzo valdría la pena cuando su hijo crezca y sea una persona de bien. Por ahora, debía resistir y solamente disfrutar de los pocos momentos al día en los que era feliz, como cuando toma su paleta helada favorita, cuando come y cena junto con su hijo, cuando pasa el rato con Jorge, cuando él y Hana ven sus películas favoritas, aunque sean diez minutos.

Todo eso para Jin valía cada gota de sudor y cada calambre de cansancio.

La tragedia de JinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora