El descontrol de Jin | 2/3
Inhalar despacio por cuatro segundos, retener el aire otros cuatro segundos, exhalar despacio por otros cuatro segundos, un ejercicio de respiración para calmar el pulso cardíaco muy efectivo. Vuelve a abrir los ojos, recupera la postura para sentarse y mira sus manos de nuevo, ya no están las feas y dolorosas garras, han desaparecido.
Se pone de pie y se queda quieto algunos segundos, sabe que el coraje que siente no está completamente saciado, ya no era como antes que podía controlarlo y suprimirlo como si nada, ahora no tiene de otra más que tenerlo a raya teniendo una actitud calmada, Jin como siempre pensó todas las posibles situaciones en futuro y llegó rápido a la conclusión que solo debía estar tranquilo y calmado, siente su cuerpo caliente todavía, así que piensa que es una buena idea visitar a su esposa a la paletería Nigua-Chu y tomarse un helado para relajarse.
—Un helado, sí, un helado me calmará totalmente, solo debo estar tranquilo y sereno, tranquilo y sereno, no quiero volver a tener este descontrol, no quiero sentir que mis emociones se descontrolan de nuevo, no quiero... —Es lo que Jin se dice para él en voz baja en el trayecto rumbo a la paletería Nigua-Chu.
A paso calmado y respirando constantemente, tratando de mantener su pulso en un ritmo estable, pensar en Hana, su hijo, en escenas que le encantan de sus películas de súper héroes favoritas, todo eso lo ayudan a mantener la calma. El clima como es de costumbre en Cabo Han está soleado, podría echarle la culpa al sol de su temperatura elevada en caso de que Hana o Jin Junior quisieran abrazarlo.
—¡Paaa! ¡Ma miyaaa! ¡Es Pa, es Pa! ¡¿Ya a pomer a casa?! ¡¿Ya?! —grita el pequeño Jin Junior emocionado y dando pequeños saltos desde el interior del pequeño local de helados y paletas, al notar acercarse a su padre a través de una pequeña abertura entre los congeladores.
—Si, es Pa mi cielo. No, todavía no es hora de ir a comer a casa. ¿Estás bien? Ya me enteré de lo que pasó con la familia Riquelme Wong, viniste por tu helado favorito, ¿cierto? —dice Hana a Jin mientras saca de los congeladores del negocio la paleta helada favorita de él, ofreciéndosela con una sonrisa.
Jin no suelta palabra cuando toma su helado favorito, solo piensa en lo afortunado que es de tener a Hana como su esposa, siete años de conocerse y siente que lo conoce más de lo que él se conoce. Ella sabe que Jin está algo afectado y que no dijera nada no le importó, sabe que está en un momento muy fuerte para él. Hana en su local no pudo ver mucho del barullo de hace algunos minutos, pero si escuchó todo, además de saber que Jin había trabajado intensa y extraordinariamente estos dos días para encontrar una solución para los Riquelme Wong.
En lo que Hana con su delantal con pequeñas frutas en él se distrae cargando al pequeño Jin Junior para calmarlo (que viste un curioso traje tipo overol con una camisa color rojo y sigue emocionado que su padre esté en el local tan temprano), Jin quita la envoltura para llevar a su boca el refrescante postre helado, pero al dar el mordisco (él tenía la costumbre de morder las paletas heladas) sus dientes solo se topan con el pequeño palito de madera que se supone sostiene el helado, sorprendido nota como ésta se derritió en su mano antes de llegar a su boca.
Todo el líquido pegajoso empapó su brazo que chorrea de un color verdoso-rojizo, por suerte él siempre carga con una pequeña toalla roja en la parte trasera de su pantalón (que comúnmente usa para para estornudar en público o en la oficina para secarse el sudor de la frente o las manos para no ensuciar ningún documento), sacándola para limpiarse rápida y vigorosamente el pegajoso y dulce líquido que se desparramó por todo su antebrazo, desde la mano hasta el codo.
—¡Oh! Sí que te hacía falta, amor; nunca había visto que te lo terminaras tan pronto, ¿quieres otra? —dice extrañada Hana al observar cómo Jin solamente tenía el pequeño palo de madera en su boca mientras terminaba de limpiar su brazo.
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La tragedia de Jin
FantasyEsta es la historia de Jin-woo Perea, un joven de 21 años, mitad asiático y mitad americano. Quien tenía una vida modesta y feliz, esposa, un hijo y una amorosa familia, pero tuvo la mala suerte de ser elegido por el destino para ser la reencarnació...