Confesiones

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El celo pasó y gracias a los supresores lo pudo llevar bastante mejor, omitiendo un pequeño problema inesperado; no sabía ni como ni porqué pero haber encontrado a su predestinado provocó en su cuerpo una reacción diferente a la habitual y por ello, no evitó que se tocara y se acariciara pensando en aquel chico de ojos azules. Se sorprendió a sí mismo de las cosas nuevas que estaba experimentando, nunca le habían enseñado lo que sucedía con el cuerpo de los Omegas, siempre había sido un tema tabú prohibido en los colegios, se suponía que eran las madres quienes se ocupaban de hablar de ello a sus cachorros, pero estaba claro lo que sucedió y era evidente que no sería su padre quien lo hiciese.

Tras dos días en su estadía en casa y en los que por suerte su padre no estaba, «seguramente se fue a saciar sus deseos con alguna Omega» regresó a su escuela. Al entrar todos le miraban con atención, sabían que recién pasó su celo y algunos Alfas se lamentaban de no haber estado ahí para ese chico. Ignoró todas esas miradas intensas y fue a su taquilla en donde encontró en una de las ranuras del cierre una carta dedicada a él. Abrió la taquilla con su llave y agarró la carta antes de que cayese a causa de la obertura, miró ambos lados y la abrió, empezando a leer el contenido de ésta:

«¿Hey, qué tal?"

Últimamente has estado algo distante, te he estado echando de menos y quisiera poder hablar de una cosa contigo.
Lo he estado pensando mucho y lo he decidido, sabes que soy muy reservado y me cuesta expresarme... allá voy.

Andy, quiero y deseo cortejarte, espero que me aceptes porque no te arrepentirás. Nos conocemos muy bien y creo que soy un buen candidato para ti. Puedo protegerte y cuidarte.
Tu de momento mejor amigo,

J.W»

Andy abrió levemente los labios y se llevó una mano a su boca, lo cierto es que nunca notó ningún tipo de sentimiento en él hacía su persona, tampoco es que se haya fijado porque aquel chico solo lo consideraba su mejor amigo, no lo veía como algo más. ¿Qué le diría? Inmediatamente pensó en Charles y se incomodó, quería pensar que todos los Alfas que querían cortejarlo no tuviese su preferencia, pero es que Charles lo era. Nunca imaginó que su mejor amigo fuese a hacerlo.

Dejó la carta dentro del sobre y la dejó al fondo de la taquilla mientras agarraba sus libros y cuadernos de lo que daría ese día y cerró de nuevo su taquilla bajo llave. Estaba nervioso por no saber que le diría una vez lo tuviera delante, si darle una oportunidad de intentarlo o dejarlo tal y como están las cosas. Ese chico no era un mal Alfa, es más, siempre le defendía de otros que intentaban llevarse a Andy y quizás, hacerle todas las cosas malas que pudiera imaginar.

Suspiró levemente y decidió que sería el tiempo quien decidiese el destino de aquellos dos.

Salió dirección a su primera clase del día, tratando de sobrellevar todas las miradas que siempre iban dirigidas hacía él en un intento de conseguir lo que querían, algunos se acercaron y le empezaron a perseguir por los pasillos y otros lo ignoraban. El castaño maldeció y corrió lejos de unos tres chicos que iban tras él, hasta las escaleras más próximas que le llevarían a su clase de Arte, y las subió tan rápido como pudo, llegando arriba y a tan solo dos pasos que retomó para seguir huyendo, una persona chocó contra él provocando que se cayese de espaldas. Era la persona que menos quería ver y a la vez la que más.

–¡Andy! ¿Que ocurre? ¿Todo bien?– Dijo preocupado y se agachó su mejor amigo para ayudarlo a levantarse.– Lo lamento.

–Gracias Jake... La verdad es que-.– Habló, pero unas voces le interrumpieron, eran los mismos que le perseguían subiendo las escaleras para llegar hasta él.

No Strings (Chucky X Andy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora