Perdido

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Su respiración pesada, sus latidos desenfrenados y su mirada preocupada y enojada que recorría por millonésima vez la estancia donde dejó por última vez al castaño. Alzó su cuchillo ensangrentado en alto y la clavó fuerte y duramente en el pobre animal moribundo que tuvo la desgracia de toparse con un asesino en condiciones de ira, el peor momento y en el lugar menos indicado. No había rastro de su Omega, un jarrón roto esparcido por el suelo fue lo único y primero que vió al entrar por la puerta.

Se lo han llevado, pensó.

No está...

Inmediatamente soltó al animal y salió de la casa tan apurado a cuando entró, dirigiéndose de nuevo al antro que tantos problemas le han causado. Debió alejarse con Andy cuando pudo, ahora ya era tarde, no obstante lo encontraría sin descansar y los haría pagar a todos, con sed de sangre. Regresó en los mismos pasos del establecimiento y no tardó en encontrarse a los primeros implicados acercándosele dispuesto a echar al asesino molesto, sin embargo fue el primer golpe del pelirrojo que desencadenó la masacre cuando su hoja afilada atravesó y rasgó cada centímetro de carne del abdomen a la primera víctima. Los gritos y murmullos de chicas no se hicieron esperar y huyeron del asesino esperando no ser la próxima en enfrentarse al furioso Charles Lee Ray.

Varios hombres dieron su señal de alerta y con armas de gran calibre apuntaban hacia la amenaza, Charles se respaldó en uno de los sillones mientras balas impactaban contra éste. Todo el bar estaba destrozado, lo único que se oían eran los disparos constantes, los gritos de súplicas y sufrimiento y las maldiciones de ambos bandos, el asesino fue eliminando uno a uno y fue acercándose a la guinda del pastel; en su despacho, el líder de la mafia causante de la desaparición de su amado, que como animal acorralado huía del Alfa y tiraba todo a su paso para supuestamente frenar al furioso asesino, sin embargo eso a Charles no le paraba en lo absoluto.

Cuando consiguió alcanzarlo ya harto de sus juegos, agarró de un extremo de su elegante traje y lo tiró al suelo con gran fuerza, -recordando que son 150 quilos de hombre- posicionándose frente al mayor y con una mirada que éste juraría no haber visto nunca.

–¡¿Donde está?!– Espetó el pelirrojo, procurando no arrancarle el pescuezo en ese mismo instante.

Le veía tan patético, siempre con sus aires de superioridad y un tipo intocable. ¿Ahora qué?

–Cálmate Charles amigo, no sé de que me hablas. Además, has matado a los míos y no puedo dejar esto así ¿sabes?– Alzó sus manos en supuesta inocencia y esto cabreó aún más al Alfa.

–¿¡Tengo cara de idiota!? Conozco a todos los de aquí y faltan dos gilipollas, tus fieles perritos falderos. Ya me puedes decir que habéis hecho con Andy porque os juro que... – Su cuchillo en mano se alzaba en su contra y el mayor, temeroso, no le quedaba de otra que pararle los pies como fuese.

–Vale, vale ¡para! ¡Te lo diré!– Con aquellas palabras Charles detuvo su afilada arma a escasos centímetros del grandullón.

–Como me digas una sola mentira y la descubra, volveré a por ti estés dónde estés.– Suspiró cansado y desesperado, cada segundo era primordial para la seguridad de su Omega.

–Mierda siempre has sido un molesto ¿eh? –Charles alzó de nuevo su cuchillo y le hizo saber al instante que no andaba para bromas.– ¡Vale, joder! Yo solo quería el dinero que no me has devuelto, así que de casualidad apareció una Omega que parecía muy importante, decía tener mucho dinero y si cooperaba  con ella me daría una gran suma de billetes. Claro que yo acepté, dijo algo como que quería venganza contra ti, parecía conocerte. En fin, que me hizo mandar a dos de mis hombres a secuestrar a ese crío.

Chucky quedó pensativo por varios segundos, esperando algún relato más de aquel hombre, pero se quedó callado rezando a todos los Dioses posibles que no muriera atravesado por aquel lunático pelirrojo.

No Strings (Chucky X Andy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora