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Solo quedaban dos chicos por delante. Pronto iba a ser su turno. Tendría que pasear por la pasarela mientras cientos de hombres le comían con la mirada y, solo los más privilegiados de la primera fila podrían tocar la mercancía. Maldecía a su familia en sus adentros.

Solo quedaba un chico por delante. La fila avanzaba y con ello sus ganas de desaparecer aumentaban. Le habían vestido con una camiseta verde pastel que se aferraba a sus curvas y unas panties que asomaban por debajo de esta. Sentía asco de si mismo. Rezandole a un Dios inexistente que le salvara.

Era el siguiente. Mierda. 

"A continuación, ¡Louis Tomlinson!" Gritó el chico del megáfono. Las cortinas se abrieron y su caminata comenzó "Es un chico de 18 años recién cumpliditos, al menos para la policía" Una palmada en el trasero. "Virgen de adelante y de atrás" Otra palmada "Precioso e inocente, ¡Cualquiera pagaría una fortuna por semejante belleza!" Un silbido "Un culo de infarto y un cutis de muerte" Louis sintió una mirada con mucho peso, feroz e implacable, distinta a las otras. La buscaba pero no encontraba a la causante de sus escalofríos. "Señores, señores ¡Dejen de tocar ese grandioso trasero y siéntense! La subasta va a comenzar" No sabía que daba más asco si el presentador o los viejos putrefactos de la sala.

Ya quedaba menos, al llegar a casa del asqueroso que le iba a comprar, quizá y solo quizá tendría la oportunidad de quitarse la vida. ¿Qué había hecho él para acabar así?

"Empecemos con 1.000 ¿Alguien da 1.000?" Una cantidad impresionante de manos se levantaron.

"1.500" Dijo uno.

"3.500" Otro.

"7.000" Otro más.

"10.000" Un viejo.

"50.000" Hostia puta. Un viejo de unos 52 años era quien había dicho semejante cantidad de dinero. Este tenía canas por todas partes y unas arrugas que se formaban cuando sonreía de esa manera tan malévola. Que asco.

"70.000" Otro viejo bastante parecido.

"72.000" El canoso anterior.

"75.000" Más viejos.

"¿Alguien da más? ¡Vamos! Me lo quitan de las manos"

"¡100.000!" Gritó una voz del fondo. Una voz ronca y grabe. Era la dueña de esa pesada mirada que sintió antes. Una mirada con unos ojos verdes profundos y las cejas fruncidas que acompañaban a ese castaño pelo rizado.

Toda la sala se quedó estupefacta.

"¡110.000!" El viejo canoso de antes que se encontraba justamente al lado del rizado. 

Puede que fuera tonto, pero Louis prefería mil veces irse con el apuesto rizado que con un viejo canoso. Era tonto porque probablemente el ojiverde podría ser mil veces más..., pero si tenía que ser de alguien que por lo menos este fuera apuesto.

"¡150.000!" ¿Es que estaba loco? ¿Tanto dinero tenía que podía gastar semejante cantidad?

"¡Comprado por el señor Styles!" Por fin finalizó, al menos no se iba con un viejo cualquiera. "Podrá recoger su compra en cuanto este lista, disfrútela" El subastador alzó una ceja a lo que el rizado solo rodo los ojos.

Bajó de la pasarela y recogió sus escasas cosas.

En estas subastas normalmente la empresa de subastas se llevaba un 40 % de cada compra y el resto iba para la familia, sí, su propia familia lo había vendido, pues su padre tenía una gran deuda. Iban a haber vendido a su hermana pequeña primero, pero en cuanto esta se enteró huyó de casa sin avisarle. Como se puede ver su "familia" era una desestructurada, aún así prefería estar con ellos que ser propiedad de alguien. Tenía claro que intentaría escapar o matarse, no era material de mercancía.



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Anónimo

Subastado/ Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora