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Con la mirada gacha se dirigió al salón en el que esperaban los compradores a recibir su compra. Había varios hombres y unas pocas mujeres, algunos dirigían sus miradas hacia el. Seguía llevando la ropa de antes así que la mayoría de esas miradas eran de lujuria o asco. Diviso esa mirada verde que tanto la había llamado la atención al fondo de la sala. Por desgracia esta también le miraba con excitación. Dios. Se aproximó hacia el alto hombre aún con la cabeza gacha, evitando así verle los ojos.

"Hola" Musitó. 

"Soy Harry Styles" Louis asintió. "Sígueme" Se acercaron al mostrador de la sala y allí una chica le paso una carpeta al rizado, a cambio este le ofreció un enorme fajo de billetes.

Cuando hubo pagado se dirigieron a la limusina y se subieron al asiento trasero de esta. Louis jugaba nerviosamente con sus manos sin mirar al apuesto chico que estaba a su lado. Quería que la tierra se lo tragara ¿era mucho pedir?

"Te explicaré las normas básicas" Asintió "Te quedarás en casa hasta que yo vuelva del trabajo, dormirás conmigo, me llamarás Señor, si alguien te toca sexualmente o no me avisas, no saldrás sin nadie acompañándote y mucho menos sin mi permiso y si incumples alguna de estas normas serás castigado. Estas solo son las básicas. ¿Entendido?"

"Sí" Murmuró.

"¿Sí...?"

"Sí, Señor" Que incómodo.

"Bien" Unos segundos de silencio "¿Quieres saber algo de mi?"

"Vale, Señor"

"Me llamo Harry Edward Styles Cox, tengo 28 años, soy millonario, la mayoría de mi herencia viene por parte de mi padre, pero ahora trabajo y consigo mi propio dinero, ¿Algo más?"

"¿T-tienes novio o novia...?"

"Si lo tuviera no te habría comprado". Louis se sintió estúpido por aquella pregunta. "Y soy gay". Giró la cabeza para mirar al menor. "Otra norma; mírame a los ojos cuando te hablo" Louis alzó su mirada encontrándose con esas perlas verdes, aún más hermosas de lo que las recordaba. Que injusto. "Suelo tener fiestas en casinos por negocios, me tendrás que acompañar, siempre se me pega todo el mundo intentando coquetear. Tu me servirás, eres... bonito

Inconscientemente las mejillas del castaño se tiñeron de rojo a lo que Harry solo pudo sonreír ladinamente. ¿Debería sentirse alagado? Lo dijo con tanta indiferencia que le sentó hasta mal, pero sus mejillas no hacían caso. Pasaron unos minutos y el menor calló en los brazos de Morfeo apoyado en la ventanilla.

"Ya hemos llegado" Se desató el cinturón "Mañana te llevaré a comprar ropa" Giró la cabeza y vio que Louis no le estaba escuchando, pues estaba dormido. Se inclinó hacia su asiento y le desató el cinturón de seguridad, le cogió en brazos y llevó al cuarto que ahora compartían.

Una vez en la habitación le acostó en la cama y se encaminó al armario. Se deshizo de sus prendas quedándose con el pijama. Giró la cabeza para ver al cuerpo dormido entre sus sabanas. Agarró una camiseta cualquiera y destapó el cuerpo del castaño. Quitó como pudo la camiseta del pequeño cuerpo y coloco la suya propia, su intención era ponerle unos boxers también, pero al ver con atención las panties que este llevaba puestas decidió dejárselas puestas, tampoco quería pasarse. Se acurrucó a su lado y apagó la luz.

Estaba tumbado boca arriba pensando en que hacer con ese renacuajo, pues su intención no era comprar nada allí, solo quería entretenerse, pero al ver como todos los viejos lo querían para el le entraron los... ¿Celos? Unos brazos interrumpieron sus pensamientos. Louis tenía su cabeza apoyada en el pecho del rizado y sus brazos rodeándole. Harry sonrió al ver la tierna escena y calló dormido un poco incómodo por la cercanía con el "desconocido".



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Anónimo

Subastado/ Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora