Prólogo

50 11 1
                                    

Desde los quince años había comenzado a leer historias románticas, en las cuales me sumergía sólo para darle un poco de emoción a mi vida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Desde los quince años había comenzado a leer historias románticas, en las cuales me sumergía sólo para darle un poco de emoción a mi vida.
Me imaginaba siendo la protagonista de uno de esos libros en los que la chica vivía una historia de amor/odio con un chico, y al final terminaban superando todas las adversidades para estar juntos por el resto de sus vidas.

Una pérdida de tiempo según mis padres, claro está.

Mi madre siempre me reprochaba por el tipo de lectura que elegía, siempre aparecía detrás de mí negando con la cabeza y con las manos apoyadas en las caderas, observándome con desaprobación.
Según ella, yo debía escoger mejor mis libros, y leer clásicos era muchísimo mejor que curiosear entre páginas online para lectores anónimos.

Pero ya me sabía de memoria historias como Cumbres Borrascosas, y Orgullo y Prejuicio.
Y no me interesaba en absoluto leer las revistas o libros de medicina de mi padre. Sus tipos de lectura jamás me resultaron ni siquiera un poco atractivos.

Lo mío siempre fue el romance, las historias de amor que me hicieran llorar, reír y suspirar. Que me erizaran los vellos de la piel, y me aceleraran el pulso, que me hicieran sentir que vivía aquellos sentimientos a flor de piel como sí yo fuese parte del libro.

Eso era lo que me apasionaba.

Aunque me llamaran cursi, y me acusaran de ridícula e inmadura.
No me importaba.
Yo siempre fui más que feliz entre las páginas de mis libros de romance-cliché, o con la vista fija en mi laptop luego de haber descargado decenas de libros digitales, cuando el dinero no me alcanzaba para más libros en papel.

Al pasar el tiempo y para mí sorpresa, dejé de perderme en mis libros románticos luego de empezar la universidad, al principio no entendía el por qué, no le veía sentido a mi falta de interés en leer. No dejé de leer ni siquiera cuando me hice novia de Ethan y comencé a vivir mi propia “historia de amor”, pero por alguna extraña razón – Que no me era del todo desconocida – ya no necesitaba libros de amor para sentirme viva.
Al fin, luego de vivir años escondida entre libros, comencé a sentir que estaba viviendo y creando mi propia historia.
Pero no todo puede ser bueno y feliz, pues al salir de mi zona de confort y enfrentarme a la realidad, descubrí y sentí cosas que jamás imaginé vivir.

Nunca pensé que el dolor de una traición podría doler tanto, y destrozarme de tal manera.
Pero lo peor es que el dolor sigue ahí, las mentiras no se borran, y la traición no se olvida.

No es tan fácil como lo hacen ver en los libros, no basta con pasar la página...

No es tan fácil como lo hacen ver en los libros, no basta con pasar la página

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
SWAP.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora