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Fantasías con el chico malo

Fantasías con el chico malo

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Apenas pisé mi recamara lo primero que hice fue deshacerme de mi ropa, y suspiré apenas observé aquella bonita blusa color crema totalmente arruinada, estaba llena de sangre y olía a licor.
Levanté la blusa en alto, siendo iluminada por la lámpara de la habitación y observé detenidamente las manchas rojas, que rápidamente me recordaron al tatuado.

Me sentí completamente ridícula al recordar con una sonrisa lo cerca que estuvo de besarme, sus ojos azules, sus hoyuelos, y ese temperamento del demonio que me hizo sacar lo peor de mi…

«Deja de pensar en el chiflado de los tatuajes.»

Rodé los ojos al cielo y arrojé la blusa al cesto de ropa sucia, aunque sabía que ya no tenía salvación.
La sangre no saldría de la blusa a menos de que la dejara remojando en jabón, y no tenía fuerzas para hacer algo así, por lo que recordarla con cariño era lo mejor que podía hacer.

Me puse la pijama y me arrojé a la cama luego de apagar las luces.
Pensé en darme una ducha pero no tenía fuerzas para ello, así que solo me quedé allí, pasando mi primera noche en la universidad, sola en una recamara que debía compartir.
Pensé en Brooke y en que seguramente estaría con su novio, un novio a quien Tyler parecía odiar, Tyler...

Cerré los ojos, y me dejé llevar por el sueño, mis pensamientos fluyeron perezosamente, imaginando aquel chico lleno de tatuajes, pensando en su acento, voz grave, en su ceño fruncido, su mal humor, su forma borde y grosera de ser, su actitud altanera, pero sobre todo en sus hoyuelos, aquella risa ronca, su sonrisa... Sus labios...

Abrí los ojos de golpe y me avergoncé por el ritmo de mis pensamientos.

«Tienes novio, Emma. ¿Lo olvidas?»

«¿Y? Las chicas con novio también miran a otros hombres, no por eso le voy a ser infiel a mi novio.»

Suspiré y fijé mi vista en algún punto en la oscuridad.

Sabía a la perfección que solo me sentía deslumbraba por la apariencia sexy de Tyler, esa apariencia de chico malo que por alguna razón siempre atraía a las mujeres.
Los tatuajes, los músculos, el cabello despeinado, la actitud ruda, la ropa oscura... Y en el caso de Tyler, era todo aquel combo incluyendo también unos alucinantes ojos azules, hoyuelos, y unos labios rosados, que te invitaban a pecar.

Jamás pensé que los chicos así de verdad existieran, siempre creí que esos chicos malos eran invento de Hollywood para mantener a las chicas como yo ilusionadas con algún actor de moda, para vender más libros o entradas al cine, no para meterse en mi cabeza y quitarme el sueño por la noche.

¿Y qué sí pensaba que Tyler era atractivo?
¿Y qué sí no dejaba de pensar en sus labios?

Era como fantasear con cualquier actor famoso, por más que soñara con él, jamás sucedería nada.
Primero porque yo tenía un novio al cual quería, y no lo engañaría con un chico que apenas conocía.
Segundo porque Tyler era un rompecorazones, un simple beso y ya sería parte de su larga lista de chicas ilusas y con el corazón roto.
Y tercero porque el tatuado no se interesaría en mí ni porque fuese la última chica sobre la faz de la tierra.

SWAP.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora